20 enero, 2021
Primeras campeonas del fútbol profesional
Boca se consagró campeón del primer torneo profesional femenino. Le ganaron 7 a 0 a su rival de toda la vida en la cancha de Vélez y se consagraron invictas, ganando todos los partidos y sumando 33 goles a favor y ninguno en contra. Ambas finalistas tendrán revancha en la próxima Copa Libertadores que arranca el 5 de marzo en nuestro país.


Hernán Aisenberg
El 19 de enero de 2021 quedará en la historia del fútbol argentino, porque en el Estadio de Vélez Sarsfield en la Ciudad de Buenos Aires se jugó la primera final profesional de fútbol femenino. Sin público por la pandemia, pero televizado por canal de cable, pudo verse en todo el país. Esto muestra un crecimiento de esta disciplina gracias a la lucha incansable de jugadoras, entrenadoras, dirigentas e hinchas feministas y futboleras.
Así como en 1931 los libros de historia dirán que Boca es el primer campeón de la era profesional del fútbol masculino, ahora tendrán que agregar que también es la primera campeona de la era profesional, 90 años después.
Sin dudas fueron unas justas ganadoras, ya que venían a la cabeza de la tabla e invictas al momento en que la cuarentena sanitaria suspendió toda actividad deportiva. Pero también porque Boca fue uno de los pocos clubes que decidió profesionalizar a todo su plantel y no solo a ocho, como exige el reglamento de mínima.
Llegaron a la final ganando todos los partidos del grupo, venciendo 8 a 0 a Platense en cuartos de final y al durísimo equipo de San Lorenzo de Almagro de Maca Sánchez por 2 a 0 en la semi. Invictas y con el cero en el arco propio, las Xeneizes fueron las mejores del torneo y tuvieron a la mejor en Lorena Benítez, la joven de 22 años que representa el futuro del fútbol femenino argentino.
River también llegó a la final con cierta comodidad, ganando todos sus partidos del grupo y goleando a 5 a 0 Independiente en cuartos, pero en la semifinal se cruzó con el otro rival de fuste que tiene el torneo, la UAI Urquiza. Un empate en 2 para luego ganarlo en la definición por penales y regalarnos al público una final superclásica para el primer torneo semiprofesional de la historia.
Las dirigidas por Meloni no sólo eran favoritas por el presente que tienen, sino también por el historial amateur en los superclásicos. Jugaron entre sí 24 partidos, de los cuales Boca ganó 14 y River solo 2 (el último en 2017), con 8 empates. Pero además son las máximas campeonas del amateurismo que, por suerte, -y por la lucha de tantas- va quedando atrás. De los 41 títulos oficiales, Boca ganó 23, aunque no levantaba la copa desde el torneo 2013/2014.
En el juego no hubo equivalencias. A los 15 minutos Boca ya ganaba dos a cero con goles de Clarisa Huber y una joya de Yamila Rodríguez, ambas fanáticas del xeneize desde siempre y con una historia larga en el club. Yami además tuvo que recuperar el puesto que había perdido luego de una fuerte lesión en la rodilla. “Las finales se juegan con el corazón y nosotras pusimos el corazón desde el primer minuto”, dijo Rodríguez en medio de la emoción al final del partido, quizá mandando un mensaje al plantel del fútbol masculino del club.
La presión de Boca fue agobiante para las millonarias, que no podían hacer pie. Cada vez que intentaban salir del asedio, alguna jugadora de Boca les cortaba el circuito y otra vez a correr detrás de la pelota. El primer tiempo terminó 5 a 0 con otro golazo de Lorena Benítez y otros dos de Fabiana Vallejos y Andrea Ojeda, que con ese primer gol igualaba en 9 tantos a Carolina Birizamberri, delantera del club de Nuñez, que hasta la final era la “pichichi” del torneo.
El segundo tiempo empezó igual, con River soñando con la hazaña y con Boca presionando en cada rincón de la cancha. A los 16 minutos las xeneizes ya habían hecho dos goles más y así cerraron la persiana, aunque podrían haber hecho varios más. Vallejos y Ojeda repitieron, y así esta última le arrebató el premio de goleadora a la uruguaya riverplatense. El cierre fue con mucha fiesta y carnaval, mucha emoción y llanto de algunas históricas como Yamila Rodríguez y, por supuesto, con cánticos clásicos de la tribuna xeneize, entre ellas canciones dedicadas a Diego Armando Maradona, que también fue recordado y homenajeado por las campeonas.
Si bien este es un título que se celebrará mucho a la vera del Riachuelo, también será recordado y celebrado por todas las mujeres que jugaron, juegan y jugarán a la pelota. Es el reconocimiento a su trabajo, a su esfuerzo y a su lucha por la igualdad de derechos.
Es cierto que falta un montón, especialmente en organización e infraestructura, que el fútbol femenino está muy lejos del masculino y que las diferencias aún son abismales. Sin embargo, los varones hace 90 años que entienden al fútbol como una salida laboral, como una profesión de tiempo completo. Luego de casi un siglo de persistente lucha, las mujeres también tienen esa posibilidad, y eso ya es motivo de celebración.
Ahora apenas una semana de descanso y a prepararse para el nuevo desafío. La Copa Libertadores postergada en 2020 comenzará el 5 de marzo y se disputará en nuestro país por primera vez. Contará con la presencia de las dos finalistas argentinas que buscarán la gloria en un torneo tan difícil.
Hasta el momento Boca y River, al igual que la UAI Urquiza, han alcanzado como máximo un tercer puesto, pero ningún equipo argentino ha podido levantar la Copa continental que se organiza desde 2009, y donde el poderío de los equipos brasileros es enorme, ya que ganaron 8 de las 11 copas disputadas. El desarrollo del fútbol femenino en Brasil tiene años de ventaja con respecto al resto del continente sudamericano y eso se demuestra en cada una de las competencias, pero las argentinas con este nuevo impulso se ilusionan con ganarlo por primera vez.
90 años tuvieron que esperar para que se les reconociera el derecho de ser futbolistas profesionales y hoy estamos hablando del sueño de ganar la Libertadores. El desarrollo de la disciplina no hubiera sido posible sin la militancia y la lucha feminista, sin el “Ni una menos”, sin la marea verde y el aborto legal. Por eso, más que un campeonato lo que festejan hoy todas aquellas futboleras de alma es que la única lucha que se pierde es la que se abandona.
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