El Mundo

19 enero, 2021

Los pueblos anticoloniales de Amílcar Cabral

El 20 de enero de 1973 fue asesinado, a manos de servicios de inteligencia portugueses, el líder revolucionario africano y figura fundamental de la independencia de dos países: Cabo Verde y Guinea-Bissau.

Santiago Mayor

@SantiMayor

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Amílcar Lopes da Costa Cabral nació el 12 de septiembre de 1924 en Bafatá, actual territorio de Guinea-Bissau que entonces era colonia portuguesa. Su padre y su madre eran del archipiélago de Cabo Verde que junto con el territorio continental formaban la Guinea Portuguesa. Fue por eso que, de pequeño, se crió en el territorio insular.

Debido a su buen desempeño escolar, el Imperio Portugués le otorgó una beca para estudiar en el Instituto Superior de Agronomía en Lisboa, a donde llegó en 1945.

Durante su estadía europea frecuentó la Casa de Estudiantes del Imperio, creada para quienes llegaban de las colonias a formarse en las instituciones educativas portuguesas. A la postre ese fue una usina de ideas revolucionarias y anticoloniales por donde pasaron otros dirigentes africanos. Entre ellos Agostinho Neto, primer presidente de la Angola independiente, y Marcelino dos Santos, ministro de Planificación del primer gobierno soberano de Mozambique y luego presidente de la Asamblea popular hasta 1994.

Si bien Amílcar participó de algunos incipientes movimientos que se oponían a la dictadura salazarista en Portugal, su compromiso político se profundizó al regresar a su país.

De los estudios agrarios a la lucha anticolonial

Recibido de ingeniero agrónomo en 1952, Amílcar volvió a Guinea y comenzó a trabajar como director adjunto de Servicios Agrícolas y Forestales de la colonia. Un año después dirigió un pequeño equipo que llevó a cabo un censo rural por encomienda del gobierno portugués.

Según uno de sus biógrafos, Patrick Chabal, “la oportunidad de recorrer toda Guinea y de hablar con los aldeanos fue una experiencia crucial para Cabral, quien, habiendo sido educado en Cabo Verde y Portugal, poseía, hasta entonces, poco conocimiento real de África”.

Influenciado por los procesos de descolonización y el Partido Comunista Portugués (PCP), en 1956 participó de la fundación del Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC) y fue nombrado secretario general.

Fidel Castro y Amílcar Cabral

La influencia del PCP llevó al PAIGC a privilegiar en un comienzo la lucha urbana. Sin embargo, tras la “Masacre de Pidjiguiti” en 1959, donde 50 obreros estibadores fueron asesinados en Bissau, se replegaron al interior del país. En las zonas rurales que tan bien conocía Amílcar, dieron comienzo a la lucha armada.

Paradójicamente, la estrategia de guerra del Paigc hizo uso de los contactos y conocimientos acumulados por su máximo dirigente a comienzos de los años 1950, como agrónomo al servicio del Estado colonial, y no como guerrillero en su contra.

Un intelectual que comprendió su tiempo

Pero Amílcar Cabral no fue solo “un hombre de acción”, sino que fue un importante pensador marxista. Desde su rol de agrónomo abogó por la unión de la intelectualidad (la pequeña burguesía) y las clases trabajadoras.

En la segunda mitad de la década de 1950 escribió varios textos donde ya marcaba algunos criterios para el desarrollo de Guinea. En un artículo publicado en la revista Agros del Instituto Superior de Agronomía, señaló que debería fomentarse tanto el “acceso de los guieneses a la educación técnica agrícola en particular y a la educación en general” para así lograr “con base en las tradiciones locales, una estructura agraria compatible con el desarrollo progresivo de las poblaciones”.

Desde entonces, atravesado por los debates de la época, Amílcar se dio a la tarea de elaborar su particular concepto de “pueblo”, entendido como identidad nacional, pero también como factor de transformación y desarrollo económico. Con los años, clarificó que se trataba de “pueblos” para hacer referencia a la diversidad étnica de su país pero pensada como una unidad antagonista del colonialismo.

«El pueblo está compuesto por personas que quieren expulsar de nuestro país a los colonialistas portugueses. El pueblo son ellos; los demás, aunque hayan nacido entre nosotros, no lo son”, definió.

Preocupado constantemente por la formación de la militancia revolucionaria advirtió en 1966, en Cuba, que “la deficiencia ideológica (…) dentro de los movimientos de liberación nacional -debido a la ignorancia de la realidad histórica que pretenden transformar- constituye una de las mayores debilidades de la lucha contra el imperialismo”. «La liberación nacional es el fenómeno que consiste en que un conjunto socioeconómico concreto niegue la negación de su proceso histórico (…) es la reconquista de su personalidad histórica y su retorno a la historia, previa destrucción de la dominación imperialista”, completó.

Influenciado fuertemente por la Revolución Cubana, Cabral era además un convencido internacionalista. En 1971 aseguró que “un hombre que muere en Guinea defiende indirectamente Angola y Mozambique”. El PAIGC a su vez se solidarizaba con Palestina, Vietnam y los países de América Latina.

Patria o muerte

Para 1973 el PAIGC controlaba gran parte del territorio de Guinea-Bissau y Cabo Verde, por lo que el 8 de enero Cabral declaró la independencia unilateral del país. El imperialismo portugués, a través de sus agentes de inteligencia, lo asesinó 12 días después.

Sin embargo el proceso ya era irreversible y para noviembre Lisboa reconoció la independencia de Guinea-Bissau. Revolución de los claveles mediante (1974) que acabó con la dictadura en la metrópoli, en 1975 se logró también la independencia formal de Cabo Verde.

Si bien los dos países planificaban unificarse, un golpe de Estado en territorio continental en 1980 dio por tierra con ese proyecto por lo que se mantuvieron soberanos por separado.

A pesar de eso, Amílcar Cabral es un héroe nacional en ambos. El Aeropuerto Internacional de Cabo Verde lleva su nombre y las máximas condecoraciones de los dos Estados también: Medalla Amílcar Cabral (Guinea-Bissau) y la Orden Amílcar Cabral (Cabo Verde).

Aunque no llegó a ver la independencia efectiva de su país, logró pasar a la historia como una de las principales figuras políticas y teóricas de la descolonización africana y del marxismo.

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