Educación y Ciencia

18 enero, 2021

¿Clases presenciales sin vacunas?

Hasta hace unas semanas, en los medios solo se debatía hasta qué hora se debían abrir los bares o boliches y si se iba a restringir o no la circulación de personas durante la noche. Ahora se habla sobre la vuelta a clases presenciales, pese a que el aumento de casos diarios de coronavirus no permiten prever cómo estará la situación para el proyectado inicio del ciclo lectivo.

Alicia García tuñon

@AliGarciaTunon

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Los sectores anticuarentena y los medios insisten desde mediados del 2020 para que las clases presenciales se reanuden. Las cyber-escuelas, los parques y clubes como aulas, las clases en los patios al rayo del sol y la propuesta de burbujas en las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires fracasaron: prácticamente no hubo estudiantes en ninguno de los niveles educativos porteños. La mayoría de las familias decidieron no mandar a sus hijes a la escuela.

El último jueves, el ex presidente Mauricio Macri publicó en su cuenta de Facebook una carta que tituló “Abran las escuelas” en la que llama a la acción a los padres que están preocupados porque no se reanudaron las clases. La respuesta del Gobierno no tardó en llegar. El ministro de la cartera educativa nacional, Nicolás Trotta, lo trató de cínico. “Dejaron de distribuir computadoras y libros; prometió la construcción de 3000 jardines de infantes y sólo construyeron 107; prometieron 10.000 salas y construyeron 311”.

Quizás la palabra “cínico” no sea la que mejor describe a un presidente que sostenía que les pibes “caían” en la escuela pública, o que no sólo eliminó el Programa Conectar-Igualdad, sino que cerró las orquestas infanto-juveniles, dejó de distribuir libros entre les estudiantes, suspendió las paritarias docentes y discontinuó los cursos de formación sobre Educación Sexual Integral, Ciencias Sociales y Derechos Humanos. No obstante, el ministro Trotta declaró que las clases iban a arrancar con una presencialidad cuidada en todo el país, sin dejar muy en claro de qué forma se garantizarían esos cuidados.

El último viernes, el Ministerio de Educación de la Ciudad convocó a los sindicatos docentes en dos grupos para informarles formalmente lo que ya había anunciado en los medios, que las clases presenciales comienzarán el 17 de febrero. En la reunión no estuvo la ministra Soledad Acuña porque dio positivo a coronavirus.

La Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) presentó una nota en la que dirigentes sindicales plantearon que con el alto nivel de contagios y la falta de adecuación de las escuelas en las que no se hizo ninguna reforma ni se invirtió ni un solo peso desde el 16 de marzo de 2020, era imposible comenzar las clases el 17 de febrero.

Propusieron implementar un índice para la apertura de los edificios escolares y la presencialidad similar al utilizado por el CDC en Estados Unidos, que plantea una escala en base a tres puntos principales para entender el grado de circulación del virus: la cantidad de contagios diarios en un promedio de 14 días, el porcentaje de positividad y movimiento de la curva en ese mismo lapso.

Por otro lado, reclamaron que es necesario vacunar a todes les docentes y no docentes antes de comenzar las clases, así como la creación de nuevos cargos indispensables para las clases mixtas o duales, además de garantizar conectividad y computadoras para estudiantes y docentes. Además, probablemente se mantengan por un largo tiempo clases virtuales y presenciales con los cursos divididos en grupos, por lo que no es posible que el o la misma docente haga simultáneamente ambas cosas. Se necesitan más cargos docentes para garantizar la escolaridad sin que se profundicen las desigualdades ni se sobrecargue la tarea de les maestres y profesores.

En oposición al planteo de la Ciudad, también hizo declaraciones Adriana Puiggros, ex viceministra de educación y actual asesora presidencial. «En algún momento hay que volver: la presencialidad es el eje del proceso educativo. ¿Cuándo? Eso lo tiene que contestar las autoridades sanitarias. Creo que no hay que apresurarse, se está avanzando en la vacunación: es necesario esperar a que estén todos los docentes vacunados», analizó.

Además, Puiggrós desaconsejó caer en la intermitencia que se dio en algunos países de Europa: «No se debe empezar y suspender y retomar y suspender, porque esto provoca una enorme desorganización familiar y a los docentes también».

En la nota “La vuelta tiene vueltas: el riesgo del sentido común” publicada por Gustavo Galli el 15 de enero en Tiempo Argentino, el docente e investigador de UNAHur, Magíster en Educación: Pedagogías Críticas y Problemáticas Socioeducativas de la UBA, plantea varios puntos en los que polemiza con las opiniones que se vierten en los medios sin fundamentos ni argumentos sobre la vuelta a la presencialidad.

En el último punto resume lo que muches docentes piensan y creen que debe cuestionarse: “‘Con estos diez puntos demostrás que no querés volver’. NO. Yo quiero volver al aula YA. Pero no quiero volver a como dé lugar. Quiero políticas de cuidado. De les pibes, de les docentes, de las familias, de la comunidad. No quiero sombrillas. Quiero computadoras en las casas y conectividad. Quiero un plan, una planificación, no quiero deseos, slogans, ni progres ni de derecha. No quiero la nueva grieta ‘les docentes o les pibes’. Quiero a todes cuidades. Quiero escuelas con recursos en infraestructura. Quiero la vacuna. Quiero que quienes opinen, sepan, y que se termine el “panelismo” de tv. Quiero que se tengan en cuenta la didáctica, las culturas institucionales, los recursos tecnológicos, la diversidad climática y de modalidades del sistema, que se garantice la unidad del sistema en esa diversidad”.

La Ciudad aún no estableció fecha para vacunar a todo el personal que trabaja en las escuelas, así como tampoco terminó de vacunar al personal de salud. No tiene previsto cómo se van a movilizar miles de docentes, no docentes, estudiantes y familias sin que implique un mayor número de contagios. Menos aún adecuó las escuelas para evitar contagios. Por otro lado, recortó 370 millones de pesos del presupuesto destinado al Plan Sarmiento (que es que entrega computadoras a las escuelas) y se lo transfirió a las escuelas privadas.

Pero tal como lo plantea Gustavo Galli, les docentes queremos volver a trabajar en las escuelas con nuestres alumnes porque en muy pocos lugares somos tan felices como en un aula.

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