16 enero, 2021
Patrice Lumumba y la revolución en el corazón de África
El 17 de enero de 1961 fue asesinado por el colonialismo belga uno de los principales líderes anticoloniales africanos y artífice de la independencia de la actual República Democrática del Congo.


Santiago Mayor
«Llegará el día en que la historia hablará. Pero no será la historia que se enseña en Bruselas, París, Washington o las Naciones Unidas. África escribirá su propia historia, en el norte y el sur, y será una historia de gloria y dignidad».
Carta de Patrice Lumumba desde la prisión Thysville a su esposa Pauline Opango
Patrice Émery Lumumba nació el 2 de julio de 1925 en Onalua, en ese entonces parte de la colonia africana conocida como Congo belga. Gracias a su educación en una escuela de misioneros católicos y luego en un secundario protestante sueco, logró ser uno de los pocos congoleses nativos que accedió a trabajos mejor remunerados dentro del régimen colonial.
Fue así que se desempeñó como administrativo en una empresa minera y periodista en diversos medios de Leopoldville (hoy Kinshasa), la capital del país.
En 1955 fundó la Asociación del Personal Indígena de la Colonia (APIC) una especie de sindicato avalado por Bélgica. En 1958, ya orientado definitivamente a la lucha por la independencia, impulsó el nacimiento del Movimiento Nacional Congolés (MNC).
Lumumba fue representante del MNC en la Conferencia Panafricana de Accra, Ghana, convocada por el presidente de ese país, Kwame Nkrumah. Allí conoció a distintos líderes independentistas del continente y al intelectual y revolucionario Frantz Fanon.
En 1960 fue arrestado por su militancia, sin embargo lo liberaron a los pocos días. Bélgica, en el marco del proceso de descolonización en todo el continente, había decidido “otorgar” la independencia al Congo a cambio de que herede la deuda colonial.
Las elecciones se organizaron en mayo de ese año y el MNC triunfó. Lumumba se convirtió así en primer ministro de un país que nació empobrecido por una deuda que no contrajo y marcado por fuertes tensiones internas.
“Ningún congolés olvidará que la independencia se ganó en la lucha, una lucha perseverante e inspirada (…), una lucha, en la que no nos intimidamos por la privación o el sufrimiento y no escatimamos fuerza o sangre”, sostuvo el flamante gobernante en su discurso de asunción el 30 de junio.
Además de los problemas económicos, Lumumba apuntaba a saldar las disputas tribales y regionales consolidando la unidad nacional sobre el antiguo territorio colonial. Ya en marzo de 1959, había advertido: «Estas divisiones, que las potencias coloniales han explotado para dominarnos, han jugado un papel importante y todavía están jugando un papel importante en el suicidio de África».
Fue un anticipo de lo que vendría. Apenas asumió debió afrontar la escisión de la región de Katanga, denunciada como una maniobra belga (ya que reconoció al gobierno regional) para defender intereses mineros.
El gobierno congolés pidió ayuda a la ONU que envió unos pocos cascos azules que no lograron controlar la situación. Ante la falta de respuesta de Occidente, Lumumba recurrió a la Unión Soviética. Ese fue el principio del fin.
El presidente de EE.UU., Dwight Eisenhower, envió al Congo al agente de la CIA Frank Carlucci (luego secretario de Defensa de Ronald Reagan), con la orden de liquidar a Lumumba. Así consta en un telegrama desclasificado del 26 de agosto enviado por el director de la CIA, Allen Dulles, a sus agentes en el país: «Hemos decidido que su eliminación es nuestro objetivo más importante y que, en las circunstancias actuales, merece alta prioridad en nuestra acción secreta».
Un golpe de Estado liderado por Joseph Désiré Mobutu (que luego sería dictador del país entre 1965 y 1997) obligó a Lumumba a escapar. Sin embargo la ONU le negó protección por lo que fue capturado y llevado a Thysville, en Katanga.
El 17 de enero de 1961, junto a otros dirigentes de su gobierno, lo asesinaron en presencia de agentes de inteligencia belgas y estadounidenses. Su cuerpo fue disuelto en ácido. Tenía 35 años.
En 2002 Bélgica reconoció su responsabilidad en el crimen y lo propio hizo EE.UU., aunque en 2014.
Paradójica y cínicamente Mobutu nombró a Lumumba “héroe nacional” en 1966. Es que desde su muerte su figura se fue acrecentando y quedó sellada para siempre a la historia del país.
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