31 diciembre, 2020
Ni cárceles, ni hogueras
El aborto es ley en la Argentina: al calabozo no volvemos nunca más.

Nos tocó a nosotras. Nos toca a nosotras catalizar un proceso de años de luchas, de generaciones que siquiera recordamos, que viven en nosotras, en la memoria colectiva de todas las luchas que quedaron truncas por siglos de patriarcado en búsqueda de más derechos y nuevas libertades.
Y no es casual: impulsamos una ley que implica un tamaño compromiso. Son muchas las mujeres que dieron su vida por liberarnos de opresiones heteroclasistas, y son muchas las que perdieron su vida por liberarnos bajo un mismo adversario. Volvimos para aferrarnos a ese pacto. Más brujas, más precisas y más atentas que nunca.
Nos tocó vivir un derecho colectivo que lo exigimos, lo peleamos y lo festejamos en la calle, y lo vivimos juntas: en aquelarre.
Lo dijimos tantas veces, lo soñamos tantas noches, le pusimos el cuerpo al frío, al calor, a la lluvia, al sol y ahora es realidad. El aborto seguro y gratuito es legal en Argentina. Como afirmó la Campaña, logramos torcer el brazo de una historia que nos impuso la maternidad como mandato. Esta ley es el reconocimiento de que hay otras decisiones, otras realidades, otros deseos. Y que ninguna de nosotras ni nosotres va a morir ni va a ser juzgada o encarcelada por no querer un embarazo.
¿Y ahora por qué vamos a luchar? Para que sea realidad: para que no quede ningún rincón de nuestro país donde el aborto siga siendo una palabra prohibida. Y para que nuestra hoguera del siglo XXI, la cárcel, quede obsoleta de llevarse la libertad, en sentido estricto y literal de quienes deciden qué hacer con sus cuerpos.
Es preciso recordar la situación que vivió Belén. Tomó preponderancia en los medios, e hizo ruido en nuestras militancias, pero lamentablemente, está claro que Belén no es la única. Representa miles de mujeres estigmatizadas, cada una con su historia, sus vivencias, sus dolencias, compartiendo la cara más medieval del Estado en formas de dar respuestas
No nos olvidamos de quienes están hoy viviendo esta fecha histórica desde el encierro. Un informe realizado de conjunto entre la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Natalia Saralegui y otras organizaciones da cuenta de esto. La recopilación de un corpus de notas de prensa arroja una caracterización de las situaciones de criminalización, entre 2012 y 2020. A partir de esto, se identificaron 26 casos de criminalización de abortos y 47 casos de criminalización de otros eventos obstétricos, distribuidos en 22 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La criminalización del aborto toma distintos formatos y por supuesto que la falta sistemática de información referida a este puntos indica la voluntad política de invisibilizar las vidas reales de las mujeres y cuerpos gestantes. No sorprende que la mayoría de las mujeres presas por abortar sean además mujeres pobres, porque la selectividad penal siempre refleja cómo la justicia actúa más sobre unos estratos sociales que sobre otros. Tampoco sorprende que la justicia sea patriarcal y que se condene a la “mala madre” que no quiso o no supo maternar, que no supo evitar un aborto espontáneo en el baño de su casa, que no quiso llegar a término con un embarazo producto de una violación.
La justicia está pensada, escrita y hecha por hombres y para hombres pero llevamos muchos años luchando y no nos cansamos. Que el 2021 nos siga encontrando unidas y hermanadas en la lucha. Vivimos un momento clave para torcerle la vara al patriarcado. Estamos viviendo el cambio de era.
Por las nuevas luchas que nos tendrán como protagonistas. Que el aborto legal, seguro y gratuito sea para todes.
*Integrantes de Atrapamuros – Organización en cárceles
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