Géneros

29 diciembre, 2020

El sindicalismo feminista por el aborto legal

El sindicalismo feminista representa un vector cada vez más organizado dentro del movimiento obrero y sus demandas se hacen escuchar. En todas las organizaciones de trabajadores, con sus dirigentes a la cabeza o no, se escucha un grito organizado y transversal: que sea ley.

Guadalupe Santana*

@puede_fallar

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Cuando Vilma Ibarra anunció que el gobierno cumpliría con su palabra electoral y enviaría el proyecto de aborto legal al Congreso antes de fin de año se abrió una puerta de esperanza. Es que el 2020 fue muy duro: despidos, suspensiones, paritarias a la baja, mayor informalidad y una cobertura social que es siempre (cada vez más) insuficiente. La peor crisis de la historia del capitalismo, marcada por la expansión global de un virus similar a la gripe, desnudó las limitaciones que este modelo productivo tiene para el desarrollo social y el buen vivir. Para enfrentarlo, logramos recuperar la centralidad del Estado, la salud y la educación públicas y la importancia de la solidaridad; como contracara, las limitaciones financieras y económicas de nuestro país (que surgen principalmente del proceso de endeudamiento del macrismo) se notaron y mucho. Dejan al descubierto la necesidad de avanzar en mayor distribución, en una reforma impositiva progresiva y en la recuperación de áreas estratégicas de la economía.

Las trabajadoras nos hemos visto afectadas especialmente por esta pandemia.  La agudización de la violencia de género intrafamiliar, la duplicación de las tareas en las casas y la convivencia de todo esto con el teletrabajo hicieron demasiado duro este año. Las políticas encaradas por el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, conducido por nuestra compañera Elizabeth Gómez Alcorta, abordaron estas temáticas: se reorganizó la línea 144 y se lanzó el programa Acompañar para víctimas de violencia de género, se realizaron capacitaciones para trabajadores estatales en el marco de la Ley Micaela, se sancionó el cupo travesti-trans en el Estado, se estableció el cupo de mujeres en órganos directivos de empresas… entre muchas otras. A pesar de todo este trabajo incansable, la experiencia de la estatalidad nos continúa desafiando -dentro y fuera del Estado; con y contra el Estado- al contrastarse con una realidad que debe ser cambiada con urgencia.

Por eso, es importante que continuemos generando redes de solidaridad, de sororidad. Redes políticas, económicas, sociales, que nos permitan ganar en organicidad y capacidad de acción y agencia. Redes que nos impulsen a ocupar los puestos del Estado y que, a la vez, nos marquen el camino.

El sindicalismo feminista es, en esencia, una red de mujeres que se organiza en las centrales, sindicatos y comisiones internas. No surgió con el aborto y no se termina con él; es más amplio y hace a un conjunto de reclamos que las mujeres mantenemos en nuestros lugares de trabajo y sindicatos. Algunos son hacia el empleador: igual remuneración por igual tarea respecto a los hombres, igualdad para ingresos, ascensos y designación en puestos (especialmente jerárquicos), licencias por paternidad, distribución equitativa de las tareas de cuidado. Otros al interior de nuestros gremios, que en muchos casos presentan un atraso injustificable: cupo de mujeres en las comisiones directivas y en las comisiones paritarias, cupo laboral travesti-trans, financiamiento y jerarquización de actividades de género, recambio en las conducciones sindicales.

Mi caso puntual es un buen ejemplo de este panorama: muchos de los gremios judiciales del país, la Federación Judicial Argentina y varias de las comisiones internas de la justicia nacional y federal se han pronunciado a favor de la legalización del aborto; esto contrasta con la lamentable opinión del Secretario General de la UEJN, Julio Piumato, quien no se molesta ni en recabar qué piensan sus afiliados y afiliadas y expresa su propio parecer ante un tema tan central. Mientras tanto, cientos de mujeres judiciales de todo el país nos organizamos en grupos de Whatsapp, asambleas, reuniones: seguimos tejiendo nuestras redes al margen de esta conducción que nos da la espalda y oponemos unidad y sororidad a la fragmentación que caracteriza al movimiento obrero de estos tiempos.

El aborto, como expresión de una maternidad libre y deseada, tiene un vínculo estrecho con el trabajo: ¿cuántas vidas y proyectos laborales se han coartado por la obligación de ser madres? ¿Cuántas compañeras vieron afectada su referencia política al maternar? ¿Cuántas compañeras han muerto por abortos clandestinos? Estas preguntas y otras que pueden formularse justifican la necesidad de un pronunciamiento sindical y, particularmente, de las mujeres y personas gestantes. Por ello, desde el sindicalismo feminista impulsamos una declaración para la discusión del proyecto de aborto legal en diputades, donde manifestamos que la IVE era, principalmente, una lucha de muchos años encabezada, desde hace quince, por la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito. Desmentimos la dicotomía vida/muerte que quiere encarar el sector antiderechos; por el contrario, planteamos que la discusión era (y es) aborto legal o aborto clandestino. La declaración fue suscripta por decenas de organizaciones y referentas.

Hoy, en las vísperas de una jornada histórica, más organizadas y más unidas, exigimos que les senadores estén a la altura de las circunstancias. El sindicalismo feminista sumará su voz en el Congreso por el aborto legal, que esperamos abra el camino hacia los cambios por venir. 

*Referenta de VAMOS – CABA. Secretaria de Juventudes de la Asociación de Empleades Judiciales de la CABA (AEJBA)

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