28 diciembre, 2020
Pixar hace todo bien, otra vez: capítulo “Soul”
Soul es el nuevo largometraje de Pixar que se acaba de estrenar en la plataforma de streaming Disney Plus. Cuenta una historia compleja pero con una búsqueda clara: que sea linda y alegre. Llena de música y colores. Es una película para disfrutar y terminar con una sonrisa. No es poco para este 2020.


Ramiro Acevedo
Hace 25 años que Pixar estrenó Toy Story, el primer largometraje hecho completamente en animación por computadora. Desde entonces lleva una racha tremenda de películas y cortos de altísimo vuelo creativo, narrativo y técnico. En esa trayectoria logra incluir cada vez más en sus propuestas a públicos de diferentes edades y usar el recurso de la animación para contar historias que de otra manera serían imposibles.
En esa línea ya Intensamente (2015) o Coco (2017) son historias que no podrían funcionar en un cine de actores y actrices (“live action”, como se dice ahora). Son mundos imposibles en los que hay sueños que son en realidad películas filmadas en el subconsciente de una niña, sentimientos que tienen sentimientos, un colorido mundo de personas muertas, animales fantásticos que son artesanías y más y más. En esa trayectoria Pixar parecía haber llegado ya al límite de la complejidad narrativa. Pero entonces llegó Soul.
Era un buen día hasta que caí en el gran antes
Soul es dirigida por Pete Docter, quien también realizó Monster Inc., Up e Intensamente para Pixar. Hay algo de esta última en Soul, en lo raro de lo que cuentan y lo bien que logran resolverlo. El protagonista de Soul es Joe Gardner, un frustrado profesor de música de una escuela secundaria de Nueva York que sueña con ser pianista de jazz. Tras una exitosa audición es convocado para tocar esa misma noche, pero sufre un accidente por el que su alma se separa de su cuerpo y queda en fila para entrar al great beyond (algo así como “el más allá”).

Joe se rebela de su mala suerte y en su intento de escape termina ocultándose en “el gran antes”, un lugar en el que se entrenan y asignan características personales (tímidas, distraídas, egocéntricas) a almas de personas por nacer. Allí se conoce con 22, un alma que no quiere llegar al mundo, porque no encuentra nada que la motive a ello. Joe planea una estrategia para volver al mundo convenciendo a 22 de que la vida vale ser vivida, tarea en la que ya habían fracasado muchísimas personalidades históricas (gran cameo de Muhammad Ali).
En las pocas horas que tienen lugar entre la casi muerte de Joe y la función que tiene programada para esa noche debe convencer a 22 de aventurarse al mundo. Surge así una aventura con idas y vueltas entre dimensiones teóricas, el subte de New York, departamentos, peluquerías, clubes de jazz y más.
Cursi pero bien
Hay un riesgo grande en la búsqueda de Soul. La idea de la belleza de lo sencillo puede llevar sin escalas a una caricatura con moralina, los fantasmas que acechaban la compra de Pixar por Disney. Eso no pasa. Hay una curaduría de Pixar que bloquea ese desvío. Por el contrario esas sucesiones de momentos lindos, agradables a ojos y oídos, van engranando en la historia con mucha fluidez, con organicidad. Es la trama la que empuja.
La música de Soul es hermosa. La que se utiliza para la ambientación está muy bien, sobre todo en la “dimensión hipotética” del gran antes. Pero lo que destaca son las escenas musicales. Te dan ganas de poner jazz, sobre todo pianistas o saxofonistas de jazz. Michel Petrucciani, Keith Jarrett, John Coltrane. Todo.
Pixar crea un mundo hipotético de almas por nacer y lo llena de figuras que parecen una pintura de Miró mezcladas con ositos de peluche. Para eso decide gastar el color azul para siempre. Es una paleta de colores que hace de la palabra “azul” un significante vacío con límites muy flexibles. Y para resolver narrativamente la forma de contar cómo es ese lugar que es imposible, un lugar teórico, usa el humor de los personajes y referencias de administración.

Hay otro aspecto que destaca de Soul y es la actuación. Sí, la actuación, en una película animada. La dupla protagonista la rompe en las voces de Joe y 22. Jaime Foxx y Tina Fey (respectivamente) logran una gran performance entre sus voces y la animación. Hay una química, un ritmo en el humor y en los momentos dramáticos que se percibe. Además 22 aporta mucho humor de adultos, referencias a personajes históricos que intentaron convencerla de que salga al mundo. Darle esas líneas a Tina Fey es un pleno. Ya había hecho miles de chistes así en Saturday Night Live.

Hay otras actuaciones que se destacan, por la calidad de su trabajo o por lo inesperado del casting. Richard Ayoade, Maurice de The IT crowd, pone la voz de uno de los Jerrys, los administradores del gran antes. Graham Norton, el conductor del late show de la BBC aporta un personaje místico que puede pasar entre mundos. Questlove, el baterista de The Roots pone la voz del baterista de la banda, por supuesto. Y después está Angela Basset, que pone la voz de la saxofonista estrella de jazz Dorothea Williams. El personaje es ella, tiene la misma cara y el mismo gesto. No sólo jerarquiza la película, sino que le da perspectiva.
Te vas a dormir con una sonrisa
No es necesario recordar que este año debe ser el más horrible de la historia reciente, entendiendo por reciente 200 o 300 años. Terminando este año cruel Soul te puede sacar una sonrisa. Te pone de buen humor. Te dan ganas de escuchar música, llamar a tu mamá, andar en bici, comer una comida rica, aprender a tocar el piano.
Es eso. Es una película linda. Llena de momentos lindos. Música, colores, paisajes urbanos que dan ganas de ser vividos. Su búsqueda es clarísima. Más honesta no puede ser una película.
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