Batalla de Ideas

9 diciembre, 2020

Llenar las calles para conquistar nuestra ley

No sólo la pandemia hace de este año uno excepcional: por primera vez en Argentina se debate un proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo impulsado por el Poder Ejecutivo. Ante una nueva oportunidad de conquistar una ley que amplíe nuestros derechos, este jueves 10 de diciembre salimos a las calles a exigirle a les diputades #QueSeaLey.

Ana Sucari e Irene Incerti*

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Año nuevo, debate nuevo, ¿argumentos nuevos? 

En 2018 el debate fue extenso. Era necesario exponer pormenorizadamente todos los argumentos. Por primera vez, en la agenda pública la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) entraba en un debate real: fue nuestra oportunidad histórica. Y vaya si la aprovechó el movimiento feminista. Logramos demostrar la necesidad imperiosa de legalizar el aborto, por qué su ilegalidad sólo provoca muertes. Quedó visible la deuda que la democracia tiene con las mujeres y personas gestantes. 

Durante el año pasado, los pañuelos siguieron en nuestras mochilas, pero el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito no llegó al recinto: la invariable composición de las cámaras legislativas, sumada a la disputa por el año electoral, no hicieron del 2019 el año del aborto legal. Pero el panorama se abría distinto para el 2020: desde la campaña electoral, Alberto Fernández dejó en claro su postura respecto a la temática, cuestión que ratificó en la apertura de las sesiones legislativas anunciando el envío de un proyecto de interrupción legal del embarazo (que se hizo esperar). 

Luego del largo debate de 2018, en esta ocasión el tratamiento del proyecto fue distinto. Legisladores a favor y en contra de la legalización del aborto acordaron que habría solamente 50 oradores (frente a les 690 que pasaron por el recinto hace dos años) y sus exposiciones también debieron ser más acotadas. Con el consenso de que es un debate  de larga data y que ya se han expresado múltiples argumentos de ambos lados, las comisiones de Legislación General, Legislación Penal, Mujeres y Diversidad, y Acción Social y Salud Pública sesionaron y dieron un dictamen en conjunto. 

La apertura del debate estuvo a cargo de la Secretaria Legal y Técnica de la Nación, Vilma Ibarra, el ministro Ginés González García y la ministra Elizabeth Gómez Alcorta, quienes dejaron en claro que el aborto legal es una necesidad de salud pública y que “ha fracasado la política de penalización del aborto”, por lo que “tenemos que estar a la altura para que nunca más muera una mujer [ni ninguna persona gestante] a causa de un aborto clandestino”.

De quienes se proclaman “a favor de las dos vidas”, una vez más tuvimos que escuchar cómo se nos infantiliza, y cómo se pretende avanzar por sobre nuestros derechos para tranquilizar su propia moral. Abundaron las referencias a creencias y experiencias personales. Una vez más, el lobby eclesiastico se hizo visible. La intención es clara: no dar lugar a nuestros deseos, ni a nuestras vidas. La única respuesta posible: “bancatela”. Por que en el fondo, lo que odian es que podamos ser libres. 

No hubo nuevos argumentos, pero no queremos dejar pasar los comentarios como los de Siro de Martini, doctor en Ciencias Jurídicas, quien dijo que con el aborto se estaría “autorizando a una persona, la madre, y obligando a otra, médicos e instituciones de salud en general, a matar a una persona inocente e indefensa”, los de Fernando Toller Profesor de Derecho Constitucional y DDHH, quien sostuvo que la objeción de conciencia era “bastante débil” y volvió sobre los argumentos que buscan establecer una distinción entre “personas deseadas y no deseadas”. 

Por último, Gisela reynaga, médica por la vida de Tucumán, comenzó estableciendo un paralelismo entre el útero materno y la sociedad, ya que ambos operan como entorno para las personas. Sostuvo que la vida “vale la pena defenderla y tutelarla” (sic), y concluyó su exposición diciendo que “los médicos salvamos vidas, no somos sicarios. En esta pandemia todo nos ha dado la vida, hay gente que ha muerto. ¿Acaso creen que las personas van a estar con ‘miedo’ por ir a la cárcel? Mejor la cárcel que transitar libre por un país que le niega la vida a compatriotas argentinos, indefensos”. Su intervención debió ser cortada por la presidenta de la comisión por utilizar términos considerados ofensivos y fuera de lugar en el marco de un debate democrático. 

Las intervenciones a favor de la ley IVE recogieron el guante de la objeción de conciencia. Entre los diversos argumentos, destacamos las palabras de Soledad Deza, abogada y magíster en género, sociedad y jurídica, quien sostuvo que la objeción de conciencia protege las conciencias individuales y perpetúa la relación de poder entre profesionales de la salud y usuaries. Recuperando el caso de Belén (una mujer denunciada en situación post aborto por sus médiques para lograr un castigo penal acorde a sus preferencias morales), denunció la objeción de conciencia encubierta, y la falta de políticas públicas destinadas a terminar con la penalización de las mujeres. 

Casi la totalidad de las intervenciones verdes recuperaron las desigualdades de clase, etarias y de raza para el acceso a la salud integral y un aborto seguro. Entre ellas, María Belén Carcedo, médica general y de familia, quien sostuvo que el aborto es un problema de salud pública, por lo que es responsabilidad del personal médique realizarlo de forma segura y digna, al tiempo que otorgó a les diputades la responsabilidad de sancionar el proyecto. 

Por último, la doctora en derecho e investigadora de CONICET Marisa Herrera recordó que Argentina goza de un Estado laico -cosa que en momentos del debate pareció olvidarse- y que, por lo tanto, debe actuar tal como lo haría de sancionarse los dos proyectos de ley (IVE y el Plan de los 1000 días) que a su vez apuntan a la mayor progresividad de los derechos. Asimismo, recuperó el carácter humano del derecho al aborto, recalcando que los derechos humanos no se plebiscitan. La fuerza de su intervención cambió el tono monocorde del debate y coincidió con el clima de la calle: Marisa Herrera fuimos todes diciéndole a les diputades “BASTA, QUE SEA LEY.”

Sale si salís 

#SaleSiSalis es la consigna con la que la Campaña por el Aborto Legal Seguro y Gratuito nos está llamando a tomar las calles. La presentación de este proyecto por parte del Ejecutivo Nacional y la voluntad política en casa rosada para que salga la ley da la falsa ilusión de una victoria segura. Sin embargo, no es así. El debate del aborto es transversal a los bloques políticos, y se vota a título personal en la mayoría de los casos. No basta con una bajada del presidente para su media sanción (ni para su legalización). Hay que ganarlo. Hay que ganarlo en la calle. 

Como militantes del feminismo popular sabemos bien que los derechos se conquistan en la calle, y que las leyes se hacen nuestras a fuerza de lucha. Y esta lucha, que lleva quince años de Campaña y muchos más de pelea, hoy nos necesita a todes en la calle; nos sostienen las redes feministas y eso implica que nos estaremos cuidando entre nosotres, como siempre.

Así como la voluntad política del ejecutivo la construimos nosotras, y así como logramos sacar al aborto del closet, imponiendolo en la agenda y sacandole la mote de piantavotos; así, con esa misma fuerza vamos a estar esta semana en las calles de todo el pais. 

Porque quienes están en ese recinto y pretenden ser la representación deben tener bien en claro que el pueblo no busca jamás retroceder en derechos. No quiere más niñas madres. No quiere más maltratos y criminalización de quienes llegan a las guardias con abortos espontáneos. No quiere más muertas por abortos clandestinos. 

El pueblo somos nosotres. Y será ley.

*Integrantes de Mala Junta

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