3 diciembre, 2020
La ONU reconoció el potencial terapéutico del cannabis y sus derivados
La Comisión de Estupefacientes de las Naciones contempló las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, y reclasificó el cannabis como una droga menos peligrosa.


Santiago Villarruel
Este miércoles 2 de diciembre, la Comisión de Estupefacientes de las Naciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) resolvió reclasificar el cannabis como una droga menos peligrosa, reconociendo su valor terapéutico. Hasta el momento, el cannabis formaba parte de las lista I y IV de la Convención Única de Estupefacientes de 1961, que marcó por muchos años los lineamientos de las políticas públicas en el sentido de librar una «guerra contra las drogas» a nivel mundial, liderada por Estados Unidos.
Las sustancias que integran la lista IV son consideradas como las más peligrosas, dañinas y con un valor terapeútico extremadamente limitado. Siguiendo las recomendaciones que la Comisión de Expertos en Drogadependencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ONU resolvió quitar al cannabis y sus derivados de la lista IV y, por lo tanto, reconocer su valor terapéutico. En concreto, y si bien seguirá bajo control, este cambio estimulará la investigación del uso terapéutico de cannabis a nivel global, así como marca un nuevo lineamiento para las políticas en la materia.

Sin embargo, hay que destacar que de todas las recomendaciones que realizó la OMS, esta fue la única aprobada. A pesar de la creciente evidencia científica, las políticas adoptadas a nivel local, sobre todo luego de las terribles consecuencias en cuanto a DD.HH que provocó el sostenimiento por décadas de la «guerra contra las drogas» -mucho más parecida a una política de control de países dependientes y persecución de poblaciones marginadas-, a nivel internacional continúa prevaleciendo la moral de pureza que condena el uso de cannabis.
En este sentido, se rechazó la sugerencia de la OMS para reconocer el valor terapéutico del THC -la molécula psicoactiva más conocida-, aunque sea en cantidades mínimas en los derivados. También se rechazó la propuesta de eliminar directamente de las sustancias listadas a los derivados y tinturas de cannabis.
La votación para quitar al cannabis de la lista IV de la Convención de Estupefacientes de 1961 fue apretada, y salió 27 votos a favor y 25 en contra, con la abstención de Ucrania. La importancia del cambio podría medirse por el voto positivo de los Estados Unidos: históricamente fue el país que originó y comanda la «guerra contra las drogas» a nivel global.
En los últimos años, puertas adentro se dio un proceso de regulación amplísimo que hoy ya abarca a la mayoría de sus estados. Esto incluyó desde regulaciones de uso terapéutico, hasta regulaciones para todos los usos, e incluso contemplando otras sustancias además del cannabis, como hongos. No obstante -y de manera contradictoria- a nivel federal y a nivel internacional hasta el momento siguieron promoviendo la prohibición y criminalización del consumo.
Del otro lado, esta vez quedaron las potencias: Rusia y China. Como definió el periodista especializado Emilio Ruchansky en su libro Un mundo con drogas, la Convención de 1961 sentó «las reglas del juego» de la política de drogas a nivel global. Casi 60 años después se empiezan a ver cambios importantes en las definiciones de Naciones Unidas, que irradian en políticas en todo el planeta.
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