30 noviembre, 2020
Lástima a nadie, maestro
Pasó el primer fin de semana después de la pérdida de Diego Armando Maradona y, como era esperable, en cada evento deportivo sin importar la disciplina o el rincón del mundo, hubo homenajes inolvidables. Sin embargo, la noticia vino de aquellos que no estuvieron a la altura. Pero, ¿por qué? Hoy amanecimos con un pedido de disculpas muy peculiar. ¿A quién le piden disculpas Los Pumas? ¿Por qué piden perdón?


Hernán Aisenberg
Desde el Napoli, el Sevilla o el Barcelona -equipos donde jugó Maradona- hasta equipos de Kazajistán o Timor Oriental que desconocemos; desde el fútbol, que fue el deporte que él practicó, pasando por el básquet, el automovilismo, el rugby o cualquier evento deportivo programado para este fin de semana, en todo el mundo se organizó algún tipo de homenaje, desde una canción, alguna imagen en una pantalla o alguna bandera, hasta camisetas con su nombre, o jugadores que han hecho cosas más personalizadas.
Sin embargo, quizá por esa presencia global, la noticia es la ausencia de homenajes de Los Pumas del sábado a la madrugada. Más aún después de que los All Blacks, sus rivales en esa jornada, hicieran una intervención en su emblemático Haka. El debate fue tan viral en las redes que llevó a un inexplicable pedido de disculpas del propio equipo en la voz de su capitán, Pablo Matera.
¿A quién va dirigido el pedido de disculpas? ¿A quién ofendieron el sábado a la mañana? ¿Qué buscaban corregir con el perdón? Sinceramente, es todo muy confuso. Un homenaje es simplemente un reconocimiento público hacia una persona por la cual se siente admiración, respeto, cariño, amor, orgullo, pero lo más importante es que un homenaje tiene que nacer de la pureza de esos sentimientos, no de un compromiso. Por eso fue tan emotivo Leo Messi con esa camiseta que representaba su infancia, y fue tan fría la cinta negra imperceptible de Los Pumas. No pueden disculparse por algo que no sintieron, que no les nació. Simplemente deberían hacerse cargo, eso sería más honesto y más comprensible.
“Venció a las adversidades que se le presentaron, nunca bajó los brazos, siempre siguió luchando. Logró que todas las potencias mundiales nos respeten”, dijo Pablo Matera, capitán del equipo, en el video que los mismos Pumas viralizaron. Agregó que lo más importante fue que Diego logró unir a un pueblo, y que para recordarlo había que estar más unidos que nunca.
Lejos de ser una disculpa sincera, salida del corazón, se parece mucho más a una campaña de marketing fría y calculadora que tiene por objetivo usar a Maradona para no perder el público que el rugby ya tiene. No hace falta que hagan este triste papelón, nadie va a echarle la culpa al deporte.
No nos agarramos con el rugby cuando un grupo de energúmenos mató a golpes a Fernando Báez Sosa, ¿saben por qué? Porque fue justamente lo que nos quiso transmitir el propio Maradona cuando decía que la pelota no debía mancharse. “Porque se equivoque uno, no tiene que pagar el fútbol”, dijo lleno de lágrimas y reconociendo sus propios errores frente a millones de admiradores que habíamos ido a despedirlo de las canchas.
Pero tranquilos, que nadie los obliga a escuchar a nadie, ni a sentirlo propio, ni a identificarse. Mucho menos a homenajearlo. Simplemente preferimos que se hagan cargo. No se trata de vencer las adversidades, sino de reconocerlas. No se trata del respeto de las potencias, sino del respeto a nuestro propio pueblo.
Que se hagan cargo que los valores que ustedes mismos nombran en el video no son los mismos que los del Diego, ni son los que llenaron la plaza de Mayo. No son los que todavía nos llenan los ojos de lágrimas. Nadie llora a Maradona porque “venció las adversidades”, ni por “unir al pueblo”. Lo lloramos por las alegrías que nos dio a pesar de las adversidades que seguían ahí. Lo lloramos todavía más por ser genuino, por ser honesto y por decir siempre lo que piensa, incluso cuando eso no colabora con la unidad de argentinos y argentinas.
Los valores que ustedes ponderan en el video son los que hubiesen querido que el Pelusa defendiera, pero nunca hizo. Son los valores que Macri celebró que ustedes tienen, o los valores que el Diputado Eduardo Cáceres menciona cuando intentaba defender el patrimonio de los que más tienen en el Congreso.
Porque de esto también se trata un homenaje. De sentir orgullo de la persona que se homenajean por los valores que representa, y no impostar valores propios en una persona que nisiquiera tiene la posibilidad de responder. Maradona estaba muy lejos de ser aquel que quería que las potencias del mundo nos respetaran y punto. El Diego enfrentó a las potencias, no les tuvo miedo ni respeto alguno.
El jugador que ustedes no homenajearon se sentó con Fidel, marchó contra Bush, militó a los grandes líderes de Latinoamérica, le plantó cara al racismo del norte italiano y vengó a los ingleses después de Malvinas. No buscaba que lo respeten los de afuera, sino los de adentro. No le importaba qué decía el mundo, sino que decíamos en Argentina, y más que nada que decían de él en los barrios como su Fiorito natal.
Nunca se trató solamente de ganarle a las adversidades, sino de ganarle a la injusticia que ponía muchas de esas adversidades del mismo lado y unos pocos con grandes comodidades. Nunca se trató de no bajar los brazos de una manera romántica porque sabía que a su alrededor si bajaban los brazos no comían. Nunca se trató de su propio mérito individual, porque si hay alguien en este mundo que podría haber creído en esa farsa del emprendimiento que inventaron los poderosos, ese era Diego Armando Maradona. Sin embargo jamás pudieron convencerlo.
Él tenía en claro que la “meritocracia” es una mentira de los dueños del mundo para que los pobres sintieran culpa de su pobreza y respeto por los poderosos. Sabía que el individualismo no conducía más que a la soledad, la tristeza y el egoísmo. El Diego combatió esas ideas con generosidad y compromiso social, y lo hizo también enseñandoselo a sus hijas y a todos los deportistas que conoció -incluidos ustedes mismos cuando los fue a alentar en el mundial de 2015-, pero no hay peor sordo que el que no quiere oír.
Diego no quería ser recordado como aquel que supo “vencer las adversidades”, sino como aquel que quería un mundo con menos adversidades, o al menos que no estuvieran impuestas para la mayoría por culpa de quienes ponen las reglas. Pero no se esfuercen por entender, porque jamás podrían haber hecho un homenaje a la altura. A pesar de sus cuerpos fornidos y sus músculos bien trabajados, están muy lejos del metro sesenta y ocho, morocho, ruloso y gordo que despedimos con tanto dolor el miércoles pasado.
Pumas, quédense tranquilos que les aceptamos las disculpas y nadie va a dejar de mirarlos. No decepcionaron a nadie más que a ustedes mismos y quizá a un tipo que ya no va a poder responderles. Diego unió a los argentinos y argentinas, es cierto, pero no porque haya buscado unirnos, sino porque algunos como ustedes son muy caretas para reconocer los ríos ideológicos que atraviesan entre ustedes y él. “Tenele bronca, pelealo, pero lástima a nadie, maestro“.
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