Batalla de Ideas

26 noviembre, 2020

Sentir para pensar el feminismo popular

Ante la muerte del magnate del fútbol, nos preguntamos: ¿de qué puede estar hecho nuestro feminismo si no es de la contradicción misma?

Crédito: Bárbara Leiva

Johana Lacour

@JohanaLacour

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“D10S”, rezan muchas pintadas en muchos barrios a lo largo y a lo ancho del país, “el 10”, “el Diego” le dicen periodistas para mencionarlo, y nadie duda de que se habla de Maradona. Ayer por la tarde la noticia mundial fue lo que hace años, quienes aman a Diego, creían que jamás iba a pasar. Tampoco es que estén tan errades, ya que es una figura que marcó la cultura popular de nuestro país y América Latina sobre todo, y quizás hoy se inmortalizó.

Los grupos feministas que transito empezaron a compartir la noticia a la par de sentimientos encontrados que se amalgamaban con reflexiones presurosas, como esta, pero que me animo a escribir porque la siento necesaria.

¿De qué puede estar hecho nuestro feminismo si no es de la contradicción misma?, me preguntaba mientras las leía atenta. De la contradicción de la vivencia cotidiana, de la complejidad de las violencias, de lo que dudamos y evaluamos juntas. Pero una gran contradicción es la que se enfrenta cuando son responsables del ejercicio de las violencias quienes transitan el mundo de lo público, de la cultura popular, de figuras públicas que despiertan sentimientos en el tejido social. vinculadas a la esperanza, al hinchismo futbolístico, la identidad nacional.

Recordé conversaciones con una compañera querida que me compartía lo que pensaba, que los feminismos tienen que disputar también el fútbol, que los sentimientos populares son lo que nutre la reflexión que necesitamos para hacer un feminismo que sirva a todes. ¿Qué hacer? Es la pregunta que resuena mientras estallan los celulares, las redes, la tele y las lágrimas de mucha gente. ¿Cancelar el sentimiento popular?

Humildemente pienso que tenemos que cuestionar la cultura de la cancelación, pero también que tenemos que construir todos los esfuerzos posibles para que esos sentimientos se vinculen a otros núcleos de sentido, no patriarcales y no es que no lo hacemos, cada ronda, cada barrio que caminamos, cada esfuerzo que hacemos, se orienta hacia ahí.

Si la violencia ejercida por Maradona no viene siendo cuestionada, no es Maradona, ni son los varones en su totalidad, es el sistema que todes sostenemos cada día. Con cancelar no transformamos nada, simplemente queda satisfecha nuestra necesidad de no sentir contradicción, y dudo profundamente si desde ese lugar podremos dialogar con quienes lo queremos hacer: el compañero cartonero, la jugadora de futbol 5, mi compañere del trabajo.

Y ojo, contradicción no es perdón, ni hacerse la boluda, ni mucho menos no transformar. Contradicción es asumir que «lo idolatrable» no es más que características de la masculinidad hegemónica que todes portamos, con diferentes niveles de co-responsabilidad, con mayores o menos niveles de poder, o con ningún poder. La violencia es sistémica, con lo cual, es ese sistema de desigualdades lo que hay que transformar y cancelar para siempre.

Cancelar a Maradona desde los feminismos, hoy, que lo están velando, por ahí nos deja tranquilas, ¿pero qué pasa con todas las razones que llevaron a la incuestionabilidad de Maradona como figura popular? ¿Acaso no están ancladas en la historia que excede a un jugador de fútbol? La mayoría son preguntas, la certeza sólo una: sin darnos la tarea de comprender lo que siente nuestro pueblo, va a estar difícil construir feminismo popular.

Nuestres ídoles se miran en clave histórica, con lo cual es inevitable revisar cuánto de valorable –si se quiere- hay que alguien con tanto poder no haya estado nunca del lado de les poderoses, que de pobre a ídolo haya podido inclinar la balanza, algunas veces, para lo que son nuestras batallas cotidianas.

Nuestro feminismo tiene que poder interpelar desde la paciencia, la firmeza, la necesidad de reparación, la vocación de reparación, desde la escucha conducente. Pero creo, humildemente, que nunca desde la cancelación y el castigo por el castigo mismo, porque, aunque queramos, los problemas no se terminan ahí.

Hoy estoy contrariada y bienvenido el sentimiento. Hoy entiendo que gran parte de nuestro país está triste y eso no puede no tener un significado, no puede ser algo que no nos haga reflexionar, no puede ser, simplemente que son todos machirulos y ya. Son elementos nuestros, de nuestro contexto (pero también están bajo la piel) que nos atraviesan. si reflexionamos y nos hacemos cargo para nunca nunca dejar de luchar, lo vamos a transformar. Caso contrario siempre vamos a tener nuestro rancho feminista… y nada más.

Hoy me dijeron que erra los penales quien los patea, y que para patear había que tener ovarios.

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