19 noviembre, 2020
Bolmaro en tierra de gigantes
Mientras en Buenos Aires la Liga Nacional de Básquet intentaba reiniciar la competencia en esta nueva normalidad con burbujas muy poco seguras y llenas de agujeros y jugadores contagiados, la Argentina volvió a ser noticia mundial en este deporte cuando Leandro Bolmaro sorprendió al mundo ocupando el puesto más alto del Draft de la NBA en la historia de nuestro país.


Hernán Aisenberg
Quizá antes de comenzar deberíamos explicar primero qué es el Draft de la NBA. En la meca del deporte y también del espectáculo deportivo, los empresarios que dirigen la liga más importante del mundo saben que una de sus grandes virtudes es la paridad y la competitividad de los 30 equipos. Para ello es fundamental la forma que encontraron de selección de talentos jóvenes para incorporarlos a los planteles profesionales.
El draft se organiza en dos rondas de 30 “picks” en donde cada equipo se hace con una elección por ronda, dejando las primeras selecciones para quienes tienen los peores números en la temporada que acaba de terminar. Si bien está permitido comerciar los pick antes o después de realizarlos, esta sigue siendo una forma de equiparar planteles más allá de la billetera o la jerarquía de los equipos.
Los jugadores de 19 años que terminaron la universidad, o jugadores internacionales menores de 23 años que compiten profesionalmente en otras ligas fuera de los Estados Unidos pueden ser elegibles por los ojeadores de las franquicias que, dependiendo de los puestos que necesitan reforzar o incluso de los gustos de los entrenadores y dueños, van pensando opciones hasta que les toca su turno para elegir y deciden entre los que no fueron elegidos hasta el momento. De esa manera reservan los derechos del jugador que ya no será agente libre.
Esta incursión no siempre garantiza un lugar en la NBA porque el equipo que firma el primer contrato con el jugador puede utilizarlo, venderlo, cambiarlo o darlo a préstamo a otro equipo de la NBA o incluso a otros equipos de cualquier lugar del mundo. De hecho, de los ocho argentinos previamente elegidos a través de este sistema solo Ginóbili (#57 en 1999), Scola (#56 en 2002) y Delfino (#25 en 2003) llegaron a jugar en la NBA, los tres con grandes resultados. Pero Jorge González (#54 en 1988), Hernán Montenegro (#57 en 1988), Marcelo Nicola (#50 en 1993), Federico Kammerich (#51 en 2002) y Juan Pablo Vaulet (#39 en 2015) no tuvieron la posibilidad de debutar siquiera.
Pero Leandro, si bien ya está confirmado que se quedará un año más en Barcelona, tiene grandes chances de hacer historia por varios motivos. El primero y el que más está a la vista es que fue el segundo argentino en ser elegido en la primera ronda del Draft (o sea entre los primeros 30), pero además superando incluso la posición de Carlos Delfino ya que Bolmaro ocupó el puesto 23, dos antes que el santafecino.
El segundo que también es bastante obvio es la juventud. Con 20 años recién cumplidos, el cordobés es uno de los jugadores argentinos más jóvenes en ser fichado por una franquicia de la NBA. Si bien su amigo Juan Pablo Vaulet había sido fichado con un año menos, este último ya tiene 24 y sigue esperando su lugar sin grandes perspectivas a corto plazo, mientras que Leandro juega hace dos años en una de las potencias europeas y si se consolida en el Barca este año, va a tener la chance de debutar en la NBA siendo más joven que Delfino que debutó en Detroit con 22 años.
Además de estas situaciones hay detalles que le dan un plus aún mayor. El pick lo tomó New York Knicks, que sorprendió con la elección pero rapidamente supimos que los de la gran manzana ya habían intercambiado a Bolmaro a Minnesota Timberwolves, una franquicia dentro de todo nueva y sin grandes logros, pero ubicada en una ciudad del centro norte del país que tiene algunos logros en blanco y negro, cuando la NBA se asentaba y los Lakers todavía no se habían mudado a Los Angeles.
En 30 participaciones ininterrumpidas, los de Minnesota solo alcanzaron los Play Off en nueve ocasiones (8 de ellas consecutivas en la época de Kevin Garnett) y sólo en 2004 pudo pasar de la primera ronda alcanzando la final de conferencia. Es un equipo que está en constante “formación”, que tiene muchos proyectos jóvenes y que es un espacio propicio para el asentamiento y la consolidación que necesita el argentino.
Pero por sobre todas las cosas, el equipo de los lobos tiene una particularidad única en la NBA que hará que Leandro se sienta como en su casa: otro cordobés. Dentro del cuerpo técnico se encuentra Pablo Prigioni que supo triunfar en Europa, llegar a la NBA como uno de los jugadores más importantes del viejo continente y sentir la diferencia y que también tuvo la suerte de ser parte de la Generación Dorada, la más exitosa en la historia del deporte argentino.
Leandro Bolmaro nació en Las Varillas, provincia de Córdoba, misma ciudad que Fabricio Oberto, otro dorado que fue campeón con los Spurs y que hoy se convirtió en uno de sus padrinos. Mide 1,98 y juega de escolta (la posición de Manu Ginóbili) aunque puede hacerlo también de base si el equipo lo requiere. Tiene versatilidad y mucho talento con el balón, es un defensor extraordinario y tiene el desafío de mejorar su tiro externo para ganarse un lugar en esta liga que cada vez recurre más al triple y menos a la penetración y la volcada.
En 2017 llegó a Bahía por recomendación de Fabri a Pepe Sánchez, otro dorado que ahora es presidente del club bonaerense, y ya con 17 años tuvo su debut en Liga Nacional donde fue compañero del experimentado Hernán Jasen y los actuales jugadores de selección Juampi Vaulet, Lucio Redivo y Máximo Fjellerup y dirigido por Sebastián Ginóbili, uno de los hermanos de Manu.
En 2018 fue el único argentino en participar de un campus organizado por Nike donde una selección juvenil internacional se enfrentaba a una selección juvenil de EEUU que tenía entre otros a los dos mejores novatos de la temporada pasada Zion Williamson y Tayler Hero. Ese amistoso lo puso a la vista del basquet grande y fue contratado por el Barcelona FC que se lo llevaba como futura promesa para iniciar jugando en el equipo B. Sin embargo, frente a varias lesiones y bajas en el primer equipo, Leandro entró en la rotación y rápidamente empezó a comparárselo con Manu por el deporte y con Messi por ser otro argentino en triunfar en tierras catalanas.
En 2019 su nombre ya estaba en todas las marquesinas y se apuntó para el Draft mientras peleaba por un lugar en la selección mayor. Priorizando su chance mundialista decidió bajarse del Draft para el que no se sentía totalmente preparado, pero se quedó con las ganas de ser subcampeón del mundo ya que Sergio Hernández lo dejó afuera en el último corte ya que consideraba que tenía muchas opciones en ese puesto y algunas ya consagradas como Campazzo, Laprovittola y Vildoza.
En este año raro para todo el mundo, donde atravesó la pandemia viviendo con su novia y sus suegros catalanes en Barcelona, sin jugar durante largos meses y aguardando a lo que iría a pasar con su futuro decidió anotarse en el draft. Apadrinado por Oberto y Sánchez, comparado con estatuas de Messi y Ginobili, superando a Delfino en el puesto seleccionado y liderando una nueva camada de compatriotas que siguen poniendo al básquet argentino en lo más alto, Bolmaro jugará un año más en Barcelona pero con contrato de NBA y esperando ansioso su oportunidad. Le deseamos lo mejor
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