El Mundo

4 octubre, 2020

Ejército azerí continúa la ofensiva sobre Nagorno Karabaj atacando a la población civil

Se cumplen nueve días del conflicto armado entre Azerbaiyán y Armenia en su histórica disputa por el control de la región autoproclamada República de Artsaj.

Incendio en Stepanekert, capital de Nagorno Karabaj, producto de los bombardeos de Azerbaiyán

Santiago Mayor

@SantiMayor

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El domingo 27 de septiembre se reiniciaron las hostilidades por el control de la región de Nagorno Karabaj. Esta es ocupada por Armenia desde 1994 pero reclamada por Azerbaiyán, país al que hasta ese entonces pertenecía el territorio. 

Si bien a lo largo de los años hubo varias escaramuzas, esta vez el conflicto parece haber escalado a otro nivel que lo pone al borde de una guerra abierta. Asimismo, aunque ambos países se acusaron mutuamente de realizar la primera agresión de este nuevo enfrentamiento, con el correr de los días quedó claro que el ejército azerí -apoyado por Turquía e Israel- decidió realizar una invasión total con la intención de recuperar el territorio.

Para esto no ha dudado en atacar no sólo a las Fuerzas Armadas de Armenia y la República de Artsaj (nombre que adoptó Nagorno Karabaj en 2017) sino también a la población civil. 

Bombardeos cruzados

Desde hace varios días Stepanekert, la capital de la región en conflicto, viene sufriendo bombardeos constantes por parte de Azerbaiyán que han destruido viviendas y otros edificios. De hecho la subestación eléctrica y la sede del servicio telefónico móvil fueron arrasadas dejando a la mayoría de los habitantes sin luz ni internet.

Por otra parte, las Fuerzas Armadas azeríes también han atacado las rutas que unen Artsaj con Armenia lo cual ha dificultado la evacuación de la población pero también la entrada y salida de periodistas. Azerbaiyán no ha permitido la acreditación de ningún medio internacional en su frente de batalla, todos han llegado por Armenia aunque con serias dificultades para informar.

«Salimos de Ereván [capital de Armenia] ayer, pero se supo que la carretera estaba siendo bombardeada», dijo este sábado un periodista de la BBC. Por su parte, el equipo de la televisora rusa RT debió pasar la noche en un bunker de Stepanekert, antes de poder replegarse a zonas más seguras por la misma razón.

En un comunicado oficial el Ministerio de Defensa azerí sostuvo que “las tropas del ejército azerbaiyano están avanzando con éxito, toman posesión de nuevos bastiones y llevan a cabo una limpieza en territorio enemigo». 

Sin embargo, desde Artsaj se asegura que han reforzado sus defensas y que han bombardeado el aeropuerto de Ganyá -la segunda ciudad más poblada de Azerbaiyán-. El gobierno de la república autoproclamada apuntó que desde allí se lanzaban los cohetes contra su capital. 

Por su parte Arnab Tatoyan, defensor de los Derechos Humanos armenio, denunció que Azerbaiyán está utilizando municiones de racimo lo que supone “una violación grave del derecho internacional humanitario».

Cabe recordar que Bakú nunca adoptó la Convención sobre Municiones en Racimo, que fue aprobada por 107 países en mayo de 2008 y a la que se sumaron otros más tarde. Paradójicamente acusó a Armenia de usar este tipo de municiones este mismo año.

Una paz dificultosa y un conflicto histórico

Armenia ha pedido una mesa de negociación para la paz con la intervención de Rusia, Francia y EE.UU. Hasta el momento Azerbaiyán se ha negado, a menos que las tropas armenias se retiren de Nagorno Karabaj.

La disputa por esta región tiene raíces históricas profundas aunque en su etapa moderna se remonta a comienzos del siglo XX. Con mayoría de población armenia, el territorio perteneció a Azerbaiyán tanto bajo dominio del Imperio Ruso como luego bajo la administración de la Unión Soviética. Sin embargo, esta última le dio un estatus de importante autonomía permitiéndole, entre otras cosas, que el idioma oficial fuera el armenio.

Pero a fines de la década de 1980 se reavivó la agitación nacionalista. Finalmente la desintegración de la potencia comunista en 1991 abrió paso a un conflicto armado entre las nacientes repúblicas de Armenia y Azerbaiyán por el control de Nagorno Karabaj. La guerra se extendió hasta la firma de un cese al fuego en 1994. 

A pesar de esto las Fuerzas Armadas armenias nunca se retiraron de la región y mantienen ocupados, además, otros siete distritos alrededor que consideran una “franja de seguridad”.

El tablero regional

Debido a su enfrentamiento histórico con Armenia que incluyó el genocidio de 1915, Turquía es aliada de Azerbaiyán, país al que no sólo le vende armas sino que también entrena a sus Fuerzas Armadas. En ese sentido la retórica de Ankara siempre ha sido la defensa del reclamo azerí sobre Nagorno Karabaj, aunque el discurso del presidente turco Recep Tayyip Erdogan se ha radicalizado esta última semana.

Por su parte, gran parte de les azeríes son étnicamente túrquicos por lo que se sienten parte de una misma cultura e historia que sus vecinos.

El rol de Israel en el conflicto tiene razones de índole más estrictamente comerciales y geopolíticas: posee estrechos vínculos con Bakú a partir de acuerdos comerciales de armamento por petróleo y además comparten el interés de contener la influencia iraní en la región. 

Del lado armenio, el principal aliado es Rusia que posee una base militar propia en su territorio. Ambos países forman parte también de la Organización del Acuerdo de Defensa Colectiva (ODKV). Esto supone que si Armenia es atacada, Moscú debería intervenir en su defensa.

No obstante, como la República de Artsaj no es formalmente territorio armenio, de momento no hay obligación que comprometa a las Fuerzas Armadas rusas. De todas formas, el gobierno de Vladimir Putin ha instado desde el comienzo a que se detengan las hostilidades y se abra una mesa de negociación. Un incremento del conflicto no es algo que esté buscando el Kremlin. Es que la ofensiva azerí podría eventualmente llegar hasta Armenia abriendo una caja de pandora en el Cáucaso desencadenando un conflicto de mucha mayor gravedad.

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