Ambiente y Hábitat

21 septiembre, 2020

La toma de Guernica y la lucha por vivienda digna

“Tierra para vivir, feminismos para habitar” fue la consigna de la segunda Asamblea feminista contra el desalojo del barrio Numancia de Guernica. La resistencia y organización colectiva se presentaron como alternativa.

Crédito: Melisa Blois

Larisa Medina Rojas y Florencia Abregú

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Las calles Montevideo y Mendoza son la puerta de entrada  a la toma de Guernica. Diferentes organizaciones políticas, sociales, consejerías, mujeres autoconvocadas, disidencias y agrupaciones feministas  llegaron al Barrio Numancia de Guernica, partido Presidente Perón para comenzar una de las tantas asambleas organizadas contra el desalojo previsto para el 24, 25 o 26 de septiembre, aprobado por la Cámara de Apelaciones y Garantías de La Plata a través del Juez interviniente Martín Miguel Rizzo.

Luego de la  asamblea del sábado 12 de septiembre y la carta a las ministras, presentada con una consigna muy clara: “No hay ni una menos sin vivienda”, comenzó la planificación de estrategias para enfrentar de manera inteligente y pacífica la lucha por las tierras, en la que viven más de 2000 familias desde julio de 2020 a causa de la profunda crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus.

El feminismo y sus lazos humanitarios ponen en disputa nuevamente el derecho a un reclamo histórico: el acceso a la tierra. El feminismo popular se hace carne contra las diferentes desigualdades que atraviesan las mujeres, disidencias e infancias en los territorios para acompañar y pensar en clave feminista cómo seguir. 

Muchas de las mujeres que viven en la toma son jefas de hogar, madres solteras, mujeres trans, mujeres escapando de situaciones de violencia, o trabajadoras que perdieron su fuente  laboral por la pandemia. Viven en condiciones muy precarias con sus hijes, sin trabajo  y sin ningún ingreso que les permita sostener económicamente los gastos para vivir en condiciones dignas.

Coordinada por Camila y Ximena, dos compañeras que viven en la toma, la asamblea comenzó: “¿Cómo se enfrenta un desalojo? Estamos acá reunidas y reunides, preparándonos para el 24 de septiembre. No queremos heridos ni heridas, por eso tenemos que juntes pensar qué podemos hacer”. Son estas mujeres las que se organizaron haciendo ollas populares para que les pibes de la toma puedan comer, y son las que convocaron a un espacio amplio para organizar el barrio frente al desalojo.

Crédito: Melisa Blois

Resistencia colectiva en los territorios

La feminización de la pobreza es una realidad que viven las mujeres y disidencias en los territorios. Cultural e históricamente son quienes tienen el rol de llevar adelante las tareas de cuidados, del sostenimiento de la vida y de garantizar, en muchos casos, los recursos económicos de las familias. La pandemia evidencia los reclamos históricos que llevan adelante hace mucho tiempo los sectores más vulnerados de la sociedad, y el acceso a la tierra es uno de ellos.

Las voceras de las diferentes organizaciones que participaron de esta segunda asamblea feminista pusieron a disposición los recursos que tienen a su alcance para trabajar hermanadas por la misma causa. Este tejido sororo sólo es posible si se aborda el conflicto desde una   perspectiva de géneros que cooperativiza el trabajo, pone el cuerpo y afirma día a día que la salida por  es colectiva. Camila, de la toma, dijo: “Convocamos a varias organizaciones feministas porque los acompañamientos contra las situaciones de violencia no pueden llevarse a cabo sin redes. Necesitamos articular y luchar para que se designe una prórroga del desalojo, tiene que quedar claro que todas las familias que vivimos acá no tenemos donde ir”.

Tierra para vivir

“Se volvió imposible garantizar lo más básico: alimentación y un techo digno para vivir. Las mujeres, lesbianas, travestis, trans  y no binaries nos vemos particularmente afectades por tener hijes a cargo, por ser cuerpos racializados y objeto de múltiples violencias. Detrás de las tomas de tierras hay hambre, abandono, pobreza y violencia, pero también hay fortaleza para buscar alternativas. Por eso defendemos el acceso a la tierra para vivir, producir y criar. Derecho que no puede ser equiparado a la propiedad privada y la especulación inmobiliaria y financiera”, dice la carta redactada por la asamblea –con la firma de más de treinta  organizaciones de todo el país-  entregada a las ministras, denunciando la crisis habitacional que vienen padeciendo los sectores más golpeados por la crisis.

Asimismo, repudian la estigmatización del conflicto. En ese sentido, hubo un acuerdo en la asamblea de avanzar con una fuerte campaña de visibilización en las redes sociales en defensa de la toma de Guernica para que sepan que no están solas, y que la mediatización de un conflicto tan grave debe solucionarse estructuralmente con políticas de Estado, y no abonar a que los medios masivos de comunicación instalen que las personas que toman tierras son delincuentes o usurpadores.

El “empezar por les últimes para llegar a todes” debería hacerse realidad con el reconocimiento al legítimo reclamo de tantas mujeres, lesbianas, travestis, trans, no binaries y niñeces que históricamente han sido invisivilizades, violentades desterrades y descartades por un sistema que prioriza la especulación y acumulación de unos pocos por encima de la vida y el derecho de millones. 

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