Nacionales

2 septiembre, 2020

El problema de la tierra

Para abordar este problema es necesario partir de dos premisas. La primera: el fascismo es, entre muchas otras cosas, la respuesta sencilla (y violenta) a problemas complejos. La segunda: como muchas cosas de la vida, el foco actual sobre la toma de tierras es una cuestión de clase.

Juan Manuel Erazo

@JuanchiVasco

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Es necesario partir de dos premisas concretas. La primera: el fascismo es, entre muchas otras cosas, la respuesta sencilla (y violenta) a problemas complejos. Si se le pregunta a un niño o una niña como solucionaría el problema del hambre, la respuesta seguramente sería “denle pan al que tiene hambre”. Respuesta sencilla, inocente y humana. Si le dijésemos que hay gente que no tiene donde vivir, seguramente respondería que le den techo a quien no lo tiene. Pero parecería ser que en la vida adulta la respuesta fácil es “bala”. La brutalidad y la falta de humanidad en el traspaso de una respuesta a la otra, no es casual ni natural.

Una toma de tierras puede tener decenas de causales, características y aristas distintas. Puede tener o no vinculación con elementos del poder político local, puede haber alguien que dice ser dueño de la tierra que esta loteando y vendiendo los terrenos, puede haber organización popular o puede ser un sálvese quien pueda. Jamás habrá para una toma de tierras una respuesta o medida inmediata y sencilla. Quizá la única que haya es tratar de abordar el problema con empatía, humanidad y solidaridad, tal y como lo hace el niño o la niña de nuestro hipotético caso.

La segunda premisa se desprende de la primera: como muchas cosas de la vida, el foco actual sobre la toma de tierras es una cuestión, sí, de clase. El abordaje mediático sobre el tema es centralmente punitivista y aporofóbico. La ocupación ilegal del territorio muchas veces no le importa al poder económico concretado y sus usinas mediaticas. Por ejemplo, el empresario Nicolás Laharrague, subsecretario de Desarrollo Foresto-industrial de la Nación durante el gobierno del PRO, acumula varias denuncias por invasión de tierras a comunidades indígenas, atropellos a poblaciones campesinas, desmontes y proyectos ganaderos ilegales en zonas protegidas ¿Se vieron informes en TN, Clarín, Infobae o la Nación? ¿O sobre Lewis en el Lago Escondido? ¿O sobre Raúl Abate, dueño de Manaos, en Santiago del Estero?

Cuando es más condenable el robo de un celular en una parada de colectivo que la fuga de divisas por millones de dólares, algo ahí está operando. Cuando es más condenable la toma de tierras (hecho, como ya dijimos, que amerita un análisis profundo) que la ocupación ilegal de tierras por parte de empresarios, algo también allí está operando. Son sectores concentrados de poder que a su clásico punitivismo anti pobre le agregan una cuota de oportunismo político en pos de profundizar las maniobras desestabilizadoras contra el Frente de Todos, sumando a eso las movilizaciones contra la cuarentena y la reforma judicial, el bochornoso rol que asumieron los diputados de Juntos por el Cambio en la ultima sesión en el Congreso, y un sinfín de operaciones de balas tristes que terminan entrando más por debilidad del FdT que por fortaleza y unidad de la oposición.

La crisis habitacional profundizada por la crisis económica generada por la pandemia existe, obviamente. Pero lejos de abordar el problema de raíz, su tratativa es tendenciosa. “Los que ocupan tierras son grupos de La Cámpora, la Izquierda y algunos amigos del Papa”, dijo muy livianamente Elisa Carrió. «El gobierno no sabe qué hacer y no hace nada» dice Diego Leuco. «A la ministra de Seguridad hay que explicarle todo» argumenta el conductor de Intratables, Fabian Domán. Y mientras tanto Alex Campbell, legislador por la provincia de Buenos Aires por el PRO, propone la quita de programas sociales para quienes usurpen propiedades privadas.

En la misma sintonía que el legislador bonaerense se ha manifestado el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Pareciera ser que donde hay una necesidad, mejor es quitar derechos. La división de opiniones dentro del FdT, lejos de abrir la pinza para atrapar la opinión pública, genera flancos abiertos por donde pasan las balas de una oposición envalentonada. Y así la Ministra de Seguridad le tira la pelota a al Ministerio de Vivienda, y María Eugenia Bielsa se la devuelve manifestando que es asunto de Seguridad. Por su parte, Sergio Berni twittea subido al tren del vigilanteo que “el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad privada son innegociables” y apunta contra el dirigente del Movimiento Evita, “Chino” Navarro como impulsor de las tomas.

«Las tomas son cuestión tanto de Seguridad como de Vivienda. Promover la integración urbana de los más de 4400 barrios populares, el acceso al suelo y a la vivienda social, la generación de nuevas ciudades, pueblos jóvenes, comunidades rurales organizadas y cinturones hortícolas protegidos tiene que dejar de ser un anhelo declamativo para poder transformarse en una realidad de un plan pospandemia»

Y si. Las tomas son cuestión tanto de Seguridad como de Vivienda. Promover la integración urbana de los más de 4400 barrios populares, el acceso al suelo y a la vivienda social, la generación de nuevas ciudades, pueblos jóvenes, comunidades rurales organizadas y cinturones hortícolas protegidos tiene que dejar de ser un anhelo declamativo para poder transformarse en una realidad de un plan pospandemia. Esto es asunto de Estado, esto es asunto del Ministerio de Vivienda. Evitar los desalojos violentos tal y como lo estipula la Ley Nacional de Barrios Populares, buscando una salida pacífica y concreta es efectivamente un tema que debe abordar el Ministerio de Seguridad. La necesidad de un plan integral que resuelva el problema de la tierra, el techo y la demografía urbana tiene que ser una política de Estado.

Organizaciones sociales y gremiales han planteado un Plan Nacional de Desarrollo Humano Integral, hay ideas y propuestas a abordar. Los recursos también están, quizá en cuentas offshore, pero está. Mientras tanto, todo es Twitter, penas y angustias, balas tristes que entran fácilmente y terreno libre para nubarrones oscuros que de la tierra harán barro.

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