24 agosto, 2020
Que suerte loca la de pertenecer
“Ya estamos todos, no falta nadie, hoy es un día fenomenal. Hoy festejamos ruidosamente la fiesta grande de la amistad. Este es mi barrio, el de La Boca que suerte loca pertenecer” A veces un viejo canto popular dice más que mil palabras. La Boca cumple 150 años, y es necesario un merecido homenaje al barrio y a su gente.

“Vos sos tu gente, barrio querido” formulan los vecinos de La Boca Luciano Dico, Lea Mastro, Varve Primate y Eze Dico en un video dedicado al cumpleaños número 150 de uno de los barrios más antiguos de la ciudad. “Es la gente que lo habita la que hace singular al barrio” dicen los realizadores del video, pero argumentando que el orden de los factores no altera el producto podríamos decir también que La Boca es la que nos hace únicos.
Es que uno arraiga en este barrio. Te atrapa, te transforma y no te suelta. Podremos irnos por un tiempo, o mudarnos a miles de kilómetros de distancia y parece que nos alejamos pero siempre hay algo que se queda por estas calles que lindan al Riachuelo. No es casualidad, es el efecto de una trama que nos contiene, nos hace parte de proyectos colectivos en los que se despliegan deseos, luchas y desafíos que este 23 de agosto cumplieron 150 años. Por eso siempre decimos que este es un barrio de muy fácil acceso, pero del que cuesta mucho salir
Cada uno de los barrios porteños tendrá su particularidad, su sello o eso que los hace únicos y el nuestro es precisamente aquel orgullo que sentimos de pertenecer a ese “cocoliche cultural” que se inició muchos años antes que nosotros y que se mantendrá muchos años después de nuestro paso por allí. Si pueden rastrearse esos lazos de tramas organizativas y tradiciones populares que se mantienen hasta la actualidad es porque en La Boca se ha logrado sostener y actualizar los vínculos que los constituyen.
En nuestra actualidad se defendieron espacios públicos del avance privatista que quería enrejar y aislar, se han sostenido en pie escuelas que ayudaron a la socialización de nuestros abuelos y abuelas que ni siquiera hablaban todes el mismo idioma, se mantienen bares y pizzerías en donde nació la cultura tanguera y arrabalera de nuestros padres y madres, teatros en donde somos los mismos vecinos y vecinas quienes contamos nuestra historia o murgas que nos inculcaron el ritmo y la identidad de pueblo y carnaval y todo eso lo hace la gente de acá. Familias enteras que con el correr de los años construyeron una identidad colectiva y solidaria que empezó con nuestros abuelos y abuelas y que seguirá creciendo con el tiempo
Pero empezó de manera muy diferente. Esa inmensa inmigración que llegó arrastrando una soledad agravada por el destierro, la crisis, la frustración, el hambre y las persecuciones encontró en La Boca la transformación de esas angustias solitarias en fuerza colectiva necesaria para cambiar sus destinos. En ese derrotero pueden rastrearse diversos hilos que se estiran hasta hoy. Desde las tradiciones más rebeldes y contestatarias del anarquismo y las difusión de un ideario político que supo tener en Alfredo Palacios al primer diputado socialista de América Latina, las historias de solidaridades y luchas, con destacada participación de las mujeres y las juventudes desde Julieta Lanteri, fundadora del Partido Feminista Nacional quien fuera la primera mujer en votar o Miguelito Pepe quien con 12 años encabezó la huegla de las escobas contra el aumento de los alquileres y las extorsiones de los grandes propietarios.
En el medio, se han gestado numerosos y diversos procesos de organización popular e institucionalización. Experiencias que, en muchos casos, perduran hasta el día de hoy con un papel activo en la dinámica del barrio y de la sociedad. El Club Atlético Boca Juniors, a pesar de muchos que han intentado cerrarlo, mudarlo o venderlo, sigue siendo un bastión fundamental de aquella conexión espacial a lo largo del tiempo. Por tradición y especialmente por voluntad de sus hinchas, la identidad xeneize se forja al calor de nuestras calles y nuestros mitos barriales se agigantan en una tribuna que supo dejar su huella alrededor del mundo dejando un pedacito de nosotros en cada rincón del planeta donde ha llegado la azul y oro.
Y así como el club, son cientos de organizaciones e instituciones que tejen vínculos y forman un complejo entramado organizativo. Desde las compras en las ferias de las plazas hasta la organziación y militancia de les trabajadores de la salud para enfrentar el coronavirus, pero también el dengue, el sarampión y la lucha por el aborto legal. Desde los medios de comunicación barrial, las marchas contra el gatillo fácil hasta los torneitos de fútbol. Todo en el barrio se hace de manera colectiva, hasta la televización de los partidos que se ven de manera gratuita en la esquina de la Plaza Matheu.
Parte de ese entramado es el que hoy levanta ollas populares y atiende las necesidades y urgencias del barrio, como lo hacía tiempo atrás corriendo atrás de un incendio, reclamando contra la violencia institucional u organizando las demandas por pan y trabajo. Es que no ha sido solo la pandemia quien ha castigado a este barrio del sur de la ciudad que frente a las desigualdades, las injusticias y los atropellos siempre le plantó bandera de manera colectiva porque sus habitantes siempre supieron que esa era la única manera.
Esas desigualdades hoy vuelven en forma de gentrificación, “puesta en valor” y especulación inmobiliaria. En nombre del progreso y la belleza estética pueden apropiarse de nuestras esquinas y empedrados, enrejar nuestras plazas, cerrar con llave nuestros potreros y expulsarnos con desalojos y tarifazos, construyendo viviendas imposibles de pagar para quienes vivimos acá y de esa manera “invitarnos” a cruzar el Riachuelo en silencio y abandonar en un minuto lo que llevamos construyendo un siglo y medio.
Desde la gestión de Cacciatore durante la dictadura militar que se habla de progreso, modernización y renovación como un proyecto en sí mismo. No por casualidad este fue un intendente admirado y recuperado por Mauricio Macri que usó a La Boca como trampolín pensando que aquello era solo un puñado de viejos adoquines corroídos por las inundaciones que él podía reparar para ponerla como nueva y que su socio Rodriguez Larreta la vuelva a poner en el mercado inmobiliario dejando grandísimos dividendos para los propietarios. Se olvidaron de un pequeñísimo detalle: esos viejos adoquines corroídos por la lluvia y esas paredes de madera colorida y despintada tiene dueños y dueñas.
Al descubrir nuestra resistencia a sus caprichos es donde dejamos de ser el crisol de razas que hizo grande la nación a ser la “inmigración descontrolada” que se aprovecha de la educación y la salud gratis. Dejamos de ser la pobre inmgración apilada en conventillos que hacía los trabajos que nadie quiere, para ser los que tenemos que entender que la ciudad es un privilegio para unos pocos que se lo “merecen”. Pero el premio a la meritocracia se lo llevaron con ellos cuando se mudaron a Recoleta y Barrio Norte
Por eso tampoco es casualidad que en la actualidad, donde los proyectos inmobiliarios y las volátiles inversiones financieras parecen dominarlo todo, un barrio en el rincón sur de la ciudad levante las banderas de su aniversario con tanta efusividad, gritándole al mundo que tiene 150 años de resistencias para contar.
Porque La Boca es un barrio único, una excepción de la ciudad de Buenos Aires. Sus familias, sus amistades eternas, su entramado institucional y el complejo tejido de organizaciones y solidaridades con peso y genealogía propia le brindan al barrio un lugar de singular rareza para los tiempos que vivimos dispuesto a seguir resistiendo otros 150 años o los que fueran necesarios.
Ojalá ese grito se vuelva canto e invitación a pensar otro modelo de ciudad, menos expulsiva, más popular y solidaria, que nos brinde la bienvenida, nos invite a quedarnos, que contenga los proyectos de todos y no los negocios de unos pocos. Feliz cumpleaños barrio querido, que suerte loca pertenecer.
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.