23 agosto, 2020
El genocidio israelí en la Franja de Gaza
Desde el 12 de agosto Tel Aviv ha bombardeado de manera casi ininterrumpida lo que, en los hechos, es el campo de concentración más grande del mundo. La potencia de ocupación práctica desde hace décadas una política de exterminio sobre la población palestina.


Santiago Mayor
Hace casi dos semanas Israel comenzó a bombardear la Franja de Gaza bajo el argumento de que la organización insurgente Hamás lanzó globos incendiarios a su territorio. Si bien, de acuerdo a las autoridades israelíes, estas acciones no causaron ni muertos ni heridos, llevó a cabo ataques masivos por las noches provocando terror en la población palestina.
Tel Aviv sostiene que atacó objetivos militares de Hamás, no obstante se reportó el bombardeo a una escuela de Naciones Unidas y distintos edificios civiles. Además la potencia ocupante cortó el suministro de combustible provocando la interrupción del funcionamiento de la única planta de energía.
Ha atacado una escuela de la ONU. ¿Cómo puede una escuela rodeada por 3 colegios de la ONU y un centro de salud de la ONU y una distancia considerable a sitios militares conocidos ser atacada por accidente? pic.twitter.com/Wxr0i5ipj6
— Raquel Martí (@Raquel_Marti_) August 17, 2020
Esto ha dejado sin luz a toda la Franja afectando los servicios básicos, incluido el suministro de agua y el funcionamiento de los hospitales en plena pandemia de coronavirus.
Israel también cerró el corredor humanitario Kerem Salem en la frontera con Egipto impidiendo que ingresen suministros médicos y bloqueó el mar gazatí prohibiendo su actividad a los pescadores -uno de los pocos sectores que dan trabajo-.
El campo de concentración más grande del mundo
Gaza es uno de los peores lugares del planeta para vivir debido al hacinamiento y las pésimas condiciones de vida producto de la política colonial israelí. Tel Aviv ocupó el territorio en 1967, tras la “Guerra de los seis días”, hasta 2005 cuando el entonces primer ministro Ariel Sharon decidió retirar sus tropas de manera unilateral.
No obstante, desde entonces ha establecido un bloqueo total de la zona. Todo lo que entra y sale de la Franja depende de la autorización de Israel así como el uso de su plataforma marítima.

De esta forma posee control sobre la electricidad (la población local no tiene más de 6 horas de luz diarias) o agua potable (según la ONU el 97% no es apta para el consumo humano). Lo mismo sucede con cualquier suministro médico así como la ayuda internacional en materia de dinero, materiales de construcción o alimentos.
Dos millones de personas viven allí -más de cuatro mil por kilómetro cuadrado- en condiciones de precariedad absoluta. Según el Banco Mundial, el 80% precisa ayuda humanitaria para sobrevivir, el 53% está por debajo de la línea de pobreza y el 45,5% se encuentra sin empleo (la tasa más alta del mundo).
En 2015, Naciones Unidas había pronosticado que, de continuar el bloqueo, este año la Franja sería inhabitable. El organismo aseguró que lo que se vive allí es un “des-desarrollo” o reversión del desarrollo porque se ha “devastado la infraestructura ya debilitada” producto de los constantes bombardeos.
Palestina cada vez más sola
Históricamente la posición de los Estados árabes ha sido ambivalente respecto al reclamo palestino por un Estado-nación soberano. Sin embargo, casi siempre alguno de estos países dio su respaldo y/o sirvió de base de apoyo. En esa lista entran Jordania, Siria y Yemen del Sur, entre otros.
Asimismo, los acuerdos de Oslo de 1993 en los que Israel se comprometió a reconocer retirarse de los territorios ocupados y reconocer a sus vecinos (algo que no ha sucedido desde entonces), abrieron la puerta a que -en la actualidad- un total de 140 países del mundo reconozcan a Palestina.
Como contracara, desde que Egipto firmó la paz con Israel en 1979, el pueblo palestino ha ido quedando cada vez más aislado en Medio Oriente. El reciente establecimiento de relaciones diplomáticas entre Tel Aviv y Emiratos Árabes Unidos implicó un paso más en ese camino. Tanto en Gaza como en Cisjordania hubo manifestaciones en contra de este acuerdo.
La escasa difusión de los bombardeos de estos últimos días, así como los prácticamente nulos pronunciamientos -aunque sea formales- de organismos internacionales o países, marcan también el contexto de impunidad en el que actúa Israel.
La causa palestina, que supo ser motor de la lucha antiimperialista e internacionalista de militantes y gobiernos en todo el planeta durante décadas, parece encontrarse en uno de sus peores momentos a nivel mundial. Un pueblo ocupado y despojado de su tierra lo sufre a diario, aunque no salga en las noticias de los principales medios del mundo.
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