Steve Bannon y el muro de los vueltos

Nicolás Zyssholtz

@likasisol

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Uno de los cerebros detrás de la construcción política de Donald Trump, Steve Bannon, fue arrestado en Connecticut mientras navegaba en un yate, por orden de la fiscalía federal de Manhattan. Se lo acusa junto a otras tres personas de fraude en una colecta de fondos para la construcción del muro fronterizo entre Estados Unidos y México que llegó a reunir más de 25 millones de dólares.

Bannon, junto al al exmilitar Brian Kolfage y a los financistas Andrew Badolato y Timothy Shea, habría desviado más de un millón de dólares de la recaudación para gastos personales. Trump, su antiguo jefe, dijo que le parecía “inapropiado” pagar el muro de manera privada y que no tiene contacto con Bannon “desde hace mucho tiempo”.

“No solo mintieron a los donantes, también armaron un esquema para esconder el desvío al crear facturas falsas y cuentas para lavar dinero y ocultar sus crímenes”, dijo el investigador Phillip Bartlett.

La fiscal interina del distrito sur de Nueva York, Audrey Strauss, aseguró que parte de los fondos fueron “destinados a financiar el lujoso estilo de vida” de Brian Kolfage, socio de Bannon en la iniciativa.

Se trata de la séptima persona del entorno político de Donald Trump que ha sido imputada o declarada culpable, junto a al estratega Roger Stone, el exabogado Michael Cohen, el exjefe de campaña Paul Manafort y su socio Rick Gates, el exasesor de campaña George Papadopoulos y el exasesor de Seguridad Nacional Michael Flynn.

Bannon, urú de la ultraderecha a nivel mundial, su carrera política comenzó a crecer a partir de la fundación del sitio de noticias falsas Breitbart News, que se convirtió en una verdadera usina de odio racista y un referente ineludible en la reconstrucción del nacionalismo blanco estadounidense.

Junto a Manafort y Stone fue uno de los ideólogos del “Make America Great Again” alrededor del cual se construyó políticamente a Trump. Pero su influencia no se limitó a Estados Unidos.

Luego de romper con Trump en 2017, por diferencias con el clan familiar, especialmente con el poderoso yerno Jared Kushner, se dedicó a exportar la ideología de la alt right a nivel mundial y a asesorar a partidos filofascistas en Europa y Latinoamérica. Una especie de Jaime Durán Barba, pero abiertamente de ultraderecha.

Entre sus múltiples clientes se encuentra la Lega de Matteo Salvini en Italia, VOX en España, el Fidesz de Viktor Orban en Hungría, el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia, el Partido de la Libertad en Austria, y Jair Bolsonaro en Brasil.

En Argentina, en cambio, el apostó al caballo equivocado. Su marca se vio en la formación del Frente NOS de Juan José Gómez Centurión y Cynthia Hotton, que apenas sacó el 1,7 por ciento de los votos.

Sin embargo, Bannon no puso todas sus fichas ahí. Trabajo con el partido hegemónico de la derecha argentina en 2015, cuando el PRO contrató a su empresa, Cambridge Analytica, para motorizar una campaña de fake news contra el kirchnerismo mediante el uso ilegal de datos personales y la creación de cuentas falsas en redes sociales.

Un escándalo de estas dimensiones no es una novedad en la carrera de Bannon; por el contrario, parece parte de la rutina. Aunque Cambridge Analytica no lo llevó a la cárcel, sí lo obligó a repensar algunas estrategias y a reconstruir sus estructuras.

Como un Al Capone moderno, Bannon no termina en la cárcel por el profundo daño que le hizo a la política a nivel mundial. En cambio, es un hecho casi menor para su trayectoria, como quedarse con el vuelto de una recaudación de fondos, lo que lo pone entre rejas. ¿Por cuánto tiempo? No sabemos. Lo que sí sabemos es que hay varios que ya lo están extrañando.