Nacionales

19 agosto, 2020

La Policía de la Ciudad detuvo a tres manteros senegaleses de Once

Mediante un operativo desmedido, decenas de efectivos secuestraron la mercadería de los trabajadores senegaleses, quienes no cuentan con ingresos desde el comienzo de la cuarentena.

Este miércoles se vivió en la Ciudad de Buenos Aires un escenario recurrente de la “vieja normalidad”. La Policía de la Ciudad detuvo a tres trabajadores senegaleses en el barrio de Once y les secuestró toda la mercadería, la única herramienta que tienen para trabajar y generar un ingreso que les permita sobrevivir.

Decenas de efectivos arrestaron a los manteros bajo el pretexto de que estaban rompiendo la cuarentena. Análogamente, este miércoles se habilitó la apertura del centro comercial de Once. Los tres trabajadores detenidos enfrentarán causas por resistencia a la autoridad y por “violación a la Ley de Marcas”, ya que entre la mercadería secuestrada había prendas “apócrifas”.

Desde el comienzo de la cuarentena que les trabajadores senegaleses denuncian estar desamparades. Dado a que son migrantes, no tienen acceso al Ingreso Familiar de Emergencia, ni a ningún tipo de ayuda social. Para poder comer, tuvieron que salir a trabajar.

Según un informe de la Comisión Argentina para Refugiados y Migrantes (CAREF), en complemento con datos brindados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los pedidos de asistencia social aumentaron exponencialmente. En el caso de CAREF, las consultas se incrementaron un 90% con respecto al año pasado, y el 46% de las mismas fueron por temas de alimentación y acceso a Programas y Seguridad Social. ACNUR, por su parte, registró que los pedidos de ayuda social por parte de estos grupos crecieron 10 veces entre marzo y mayo.

«La pandemia tiene que ser vista como una crisis sanitaria, socioeconómica pero también una crisis de protección por su impacto desproporcionado sobre los solicitantes y refugiados en tanto que la mayoría de ellos trabajaba en la informalidad y han visto cómo se perdían sus empleos, sus medios de vida y muchos han quedado sin ingresos que les permitan sufragar siquiera sus necesidades básicas en términos de alojamiento, comida y otras necesidades fundamentales», comentó a Perfil Juan Carlos Murillo, representante regional de ACNUR para el Sur de América latina, a fines de junio de este año.

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