5 agosto, 2020
Puericultura: amamantar es salud
Para cerrar la semana de la lactancia materna, entrevistamos a Laura Quinteros, puericultora que ejerce en las ciudades de Cipoletti y Neuquén. Describió de qué su profesión, qué lugar ocupa en la salud pública y como se lleva adelante en estas circunstancias.


Sol Martínez Allende
Laura Quinteros es una activista militante feminista y social, ahora abocada al acompañamiento de las mujeres y su lactancia. Nos introduce en las tareas de su profesión, la puericultora, y su importancia como efectora de salud. Además, destaca la urgencia de que las puericultoras sean oficializadas e incluidas en las políticas públicas de salud.
¿En qué consiste la profesión, que tareas tiene una puericultora?
Las puericultoras somos técnicas especialistas en lactancia. Según donde hayamos estudiado, estamos más orientadas a la nutrición, a la crianza o al desarrollo. Somos quienes acompañamos la lactancia desde una mamá gestante hasta el destete, y la crianza de los primeros de años. Podemos orientar sobre las etapas de neurodesarrollo, sobre alimentación complementaria, sobre porteo, y obviamente la lactancia en su totalidad: puerperio, hormonas, acompañamiento, problemas técnicos como mastitis, malas succiones, prendidas, todo lo que implica lactancia.
Muchas veces terminamos siendo también psicólogas, amigas, instructoras de pañales. Terminamos acompañando a una mamá hasta acomodando los muebles de la casa para su comodidad, mediamos con sus parejas, con las abuelas -es decir, sus mamás-, damos información, damos recetas de cocina, terminamos haciendo un poquito de cada cosa de lo que se necesita en un puerperio.
La diferencia con la doula es que nos especializamos en lactancia, pero también terminamos haciendo de doulas en algunos casos. Terminamos hablando de los hermanos mayores, de los celos, técnicas para que no sea tan duro, del desarrollo, de adaptación, tenemos herramientas para abarcar todas esas aristas.
Dentro de este contexto particular, ¿cómo se desarrolla la profesional? ¿Qué lugar ocupan en las instituciones? ¿Son consideradas profesionales de la salud?
Para ser puericultora se estudia presencialmente solo en la Ciudad de Buenos Aires, y a distancia en el resto del país. La realidad es que hay muchas más profesionales en AMBA que en el resto del país, y hay un efecto que yo sentí cuando me fui de CABA para las provincias, que es que en capital no tenemos tanto prestigio. Quienes consultan con una puericultora son quienes buscan algo alternativo, alimentación natural, sana. Ahora hay bastantes pediatras que están haciendo interconsultas, pero no es la generalidad.
Sin embargo, lo que me encontré en el interior y comparto con mis compañeras que han estudiado a distancia es que están más consideradas como profesionales de la salud. En casi todas las instituciones hay, y si no hay es porque faltan puericultoras, en mi región somos solo tres.
Yo trabajaba en una institución y ahora trabajo de manera particular. Las mujeres me consultan en el período prenatal, entonces podemos preparar un montón de información. Llegado el momento en el que se encuentran con su bebé, va a ser con información, y eso previene un montón de cosas. Si hay una cuestión muy técnica con el pezón se puede ir preparando y si no, ya saben cómo afrontar los síntomas de alarma. Amamantar no duele, yo siempre digo nunca te tiene que doler nada. Entonces una mamá cuando inicia la lactancia con su bebé y le duele ya sabe que no está bien, y no se lo banca un mes como nos ha pasado a algunas que pensábamos que era normal. Eso ya hace un cambio, y los obstetras lo agradecen bastante. Está bueno trabajar en conjunto. Lo que se recomienda es ver a alguien embarazada, ya tener el contacto, ya conocernos, ya tener un vínculo.
En el mal llamado “interior” somos personal de salud, trabajamos en las instituciones. En Capital hay algunas instituciones más modernas que tienen el cargo de puericultora y se trabaja muy bien, pero son limitados los cupos. No es fácil acceder a un cargo de puericultora, y en salud pública son voluntariados en general, en algunos lugares son las prácticas de las instituciones de formación y te paga la institución donde sos profesora o coordinadora, pero no la institución de salud. En salud pública no hay cargos de puericultoras.
Yo estaba acostumbrada en Capital a ir contra la corriente, y acá tengo una voz que se escucha. Se nota un montón esto en los seguimientos a la lactancia, cuando trabajas sola es súper difícil, pero cuando trabajas interdisciplinariamente el éxito es mucho más fácil. Se hace más llevadero y esa mamá está mucho más feliz, mucho más agradecida porque todos los profesionales alrededor tenemos el mismo discurso. Es mucho más fácil la lactancia, es mucho más placentero el camino hasta lograrla, y si hay una dificultad es mucho más fácil sacarla.
Está re bueno trabajar interdisciplinariamente, eso en Buenos Aires es mucho más difícil. Es una caza de brujas a quienes contradecimos la hegemonía médica, el dogma del pediatra que lo sabe todo. Somos acusadas con el dedo de estar haciendo curandería, Eso pasa en el AMBA, en el resto del país no, somos bastantes escuchadas y tenidas en cuenta. Eso hace el trabajo mucho más ameno y gratificante.
¿Qué reclamos tienen pendientes?
Los reclamos pendientes que hay son, en principio, que nos reconozcan como profesionales de salud, que nos oficialicen las carreras. Hay un proyecto de Ley presentado que está avanzando lentamente, lo impulsan sobre todo la organización Unión de Puericultoras de Argentina (UPA), que es la que nos agrupa a las puericultoras.
Por otro lado está el proyecto de los primeros mil días: que nos reconozcan como parte fundamental de los primeros mil días de los bebés.
En Argentina, si bien se define como un país amigo de la lactancia materna, se pronuncia en la ONU, y eso no favorece para nada la lactancia materna. Nosotras pedimos que nos reconozcan como parte de ese proyecto de los primeros mil días. Es fundamental porque los índices de fracaso de la lactancia materna son muy altos, hay muy poca lactancia materna exclusiva.
Necesitamos que nos incluyan en las políticas públicas. Es fundamental para pensar en una nutrición sana de la población vulnerable que puedan acceder a tomar teta, es abismal el cambio entre un niño que no accede a una leche de fórmula cara y se tiene que conformar con la leche que le dan en la salita, a un niño en la misma situación de vulnerabilidad que accede a tomar teta. Es importantísimo que nos consideren en las políticas públicas de salud, que nos incluyan.
El tiempo que nosotras podemos dedicarle a una diada no la puede dedicar un pediatra o una pediatra que tiene millones de cosas que estar viendo y atendiendo. Si pudiésemos tener un cargo en las salitas de salud, en los CeSACs, en los hospitales, en las maternidades públicas, cambiarían terriblemente las estadísticas de lactancia materna exclusiva, y ni hablar del impacto económico en el Estado. No es lo mismo tener que entregarle leche a una mamá, que un nene que toma leche de su mamá, que no necesita vitaminas ni hierro, porque todo lo que necesita está concentrado en el cuerpo de su mamá. Es fundamental que nos tengan en cuenta. El proyecto está presentado hace un montón, avanza, retrocede, vuelve a salir. El nuevo parece que va avanzando, pero en la última reunión que tuvieron dijeron que va lento y puede llevar años.
¿Cómo trabajan en cuarentena?
Como nuestro título no está oficializado, no tenemos los permisos para circular como esenciales. Se armó una nueva estrategia para trabajar online, la mayoría de las puericultoras está trabajando por videollamada. Luego, en las ciudades donde el virus no circula tanto, estamos atendiendo a domicilio con todos los recaudos. En consultorio no estamos atendiendo para no exponer a los bebés chiquitos a lugares con tanta gente, pero eso nos habilita a tener el permiso de circulación.
En Capital, donde no hay consultorios, están atendiendo solo online, lo cual tiene sus pros y sus contras. Una videollamada a tiene a favor que no te movés, que podés hacer otro tipo de trabajos, pero es súper difícil explicar posiciones, bajar la pera del bebé por una pantalla, es desesperante. Nosotras trabajamos de forma particular porque al no estar reconocidas no podemos trabajar con obras sociales, entonces cuando trabajamos de manera virtual el trabajo se cobra menos y es el doble.
Una vez que habilitas el medio online te llegan millones de consultas por Whatsapp. Yo estaba todo el día respondiendo preguntas y trabajando muy poco realmente, tuve que organizar horarios de trabajo, pactar horarios para consultas para poderlas cobrar. Eso también cuesta un montón en nuestro oficio, es como un voluntariado. Sobre todo allá en AMBA, suponen que debería ser gratuito, se nos juzga un montón por cobrar el trabajo, pero la formación es cara y debe ser permanente, todo tiene un costo, no hay nada público.
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) sacó una nota horrible pidiendo que no nos incluyan, que los pediatras tienen que poder, y la realidad es que no pueden, los pediatras que se forman en lactancia lo hacen por fuera, no tienen la formación en la carrera. Yo no juzgo, no está mal que no sepan, está mal que no digan que no sepan. Acá en mi región hay ginecólogos que dicen: “No sé, te derivo con una puericultora”. Es mucho más valioso que puedan decir “no sé” a que digan “es normal que se te resienten los pezones”, que es lo que dicen muchísimos y muchísimas pediatras. Es difícil, pero la verdad es que no están formados. Por otro lado hay muchos pediatras que salieron en contra del comunicado de la SAP estuvo bueno contar con ese apoyo.
Estoy encantada de dar esta pelea por la decisión de las mujeres, de la autonomía. Muchas mujeres deciden amamantar y, al no tener sostén, la medicina decide por ellas.
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