Géneros

30 julio, 2020

De la factoría de cerdos para China a la trata de mujeres

En el mundo, la llegada de industrias extractivas a los territorios trae aparejada la destrucción de formas de vida preexistentes. Rompe dinámicas de vincularidad y reproducción social previas, e incrementa los niveles de violencia. Una situación de larga data, ya que como dice Rita Segato, históricamente los cuerpos de las mujeres han sido anexados como una extensión del dominio territorial.

Soledad de León*

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Hablar de trata de mujeres con fines de explotación sexual, pareciera siempre imprimir un halo de densidad y misterio al tema. Por sobre todas las cosas, generalmente, resuena como algo lejano. Algo oscuro, desconocido, trágico e inimaginable, pero siempre distante. A menos que seas mujer joven o adolescente, porque la idea te persigue como fantasma. No sólo andamos atentas a que no nos violen, sino también, rogando que no nos levante una traffic blanca y terminemos explotadas por un jeque árabe en Europa. Porque vamos, acaso ¿quién no vio “Búsqueda implacable”?

Uno de los grandes problemas respecto a la trata de mujeres e identidades feminizadas con fines de explotación sexual, es que en esa contradictoria ilusión de lejanía, todo el tiempo pasa desapercibida bajo nuestras narices. Y que la traffic blanca, es el método de captación menos utilizado. Entonces, por un lado, no la vemos cuando sucede y por el otro, nos estamos «cuidando» de la manera equivocada.

Y todo esto, ¿qué tiene que ver con la factoría de cerdos para China?

Cuerpos y territorios de extracción

En el año 2004 en Santiago del Estero, Fernando Benjamín Sibilat fue condenado por el homicidio  de Nora del Valle Coronel. Nora fue asesinada de un balazo y luego, como manda el manual patriarcal, tildada de loca. Fernando Sibilat acomodó el cuerpo dentro del vehículo donde la mató, limpió el arma ubicándola en el piso, trabó las puertas del Renault 12 y llamó a la policía para decir que Nora “se había pegado un tiro”. Las influencias de su cuñado, el entonces señor gobernador, no pudieron borrarle a Nora el “tatuaje” que deja el disparo de un arma de fuego e indicaba la posición del arma sobre su cabeza. Tampoco el rastro de pólvora en la mano de Sibilat. 

Lo llamativo de la sentencia, es que deja al descubierto algo que ningún operador de justicia advirtió al momento del juicio. Nora, de 17 años de edad, era víctima de trata explotada sexualmente por Sibilat. Delito por el que nunca fue juzgado.  

Nora vivía en el campo, en una zona rural del departamento de Guasayán; tenía dieciséis años y ganas de trabajar en la ciudad. Realizaba tareas de limpieza en lo de un vecino, y éste le presentó a su hermano Fernando, diciéndole que podía conseguirle trabajo de empleada doméstica en la capital. Con la promesa de poder llevar dinero a la familia y volver de visita los fines de semana, Nora partió con Fernando tras el sueño citadino. Al poco tiempo “la había hecho su mujer” como se dice en la jerga del ambiente prostibulario y la explotaba sexualmente. Nora ´estaba enamorada´. Fernando la llevaba cada quince días a la casa de su familia con un bolsón de mercadería. Las visitas no duraban más de quince minutos, y él generalmente la espera en el auto. El mismo donde después la asesinó, en la puerta del prostíbulo. 

El expediente revela que Sibilat tenía al menos dos whiskerías propias, y que explotaba mujeres (además de Nora) en Termas de Río Hondo, La Banda y Frías en Santiago; así como en Catamarca y Santa Fe. La mayoría de las jóvenes que declararon en el juicio, habían sido captadas siendo menores de edad y eran oriundas de zonas rurales del interior de la provincia. 

La configuración del capitalismo y los estados modernos, tiene como hito constitutivo la conquista de Nuestramérica. Se configura destruyendo todos los resabios de las dinámicas comunales feudales en Europa, y explotando cuerpos y territorios nuestroamericanos, aniquilando las lógicas de vida pre-existentes. De este modo, el capitalismo extractivista configuró una matriz ecológico-geográfica que delimita zonas de extracción, explotación, suministro y centros de consumo, acumulación y destino. La trata de mujeres e identidades feminizadas con fines de explotación sexual, responde también a esta lógica de ordenamiento territorial. 

Argentina se configura como país de origen, tránsito y destino en el marco de las redes globales, pero se caracteriza además por altos niveles de trata interna. Es así, que las jóvenes de zonas rurales y empobrecidas de nuestro país, son captadas para ser explotadas en los grandes centros urbanos de consumo de las provincias más ricas. Asimismo, son las mujeres empobrecidas del sur global las convertidas en cuerpos-territorios sacrificables, explotadas en las geografías de consumo y utilizadas para la acumulación ilimitada del capital. ¿Será casual que son ocho varones los que concentran la misma riqueza que la mitad más pobre del planeta? Y de la feminización de la pobreza, ni preguntemos. 

Pero de vuelta, ¿qué tiene que ver todo esto con los cerdos y China? 

“No queremos transformarnos en una factoría de cerdos para China” 

China lideraba a nivel mundial el consumo y producción de carne de cerdo, hasta que la Peste Porcina Africana (PPA) comenzó a propagarse hace aproximadamente dos años. Esto les llevó a buscar el suministro de dicha carne, en otras geografías. Argentina sería uno de los posibles destinos, con un acuerdo comercial en puerta, que despertó merecidas polémicas en los últimos diez días. 

Sin entrar en discusión acerca de los posibles riesgos derivados del contagio de la PPA a las personas, uno de los principales puntos en cuestión del acuerdo, tiene que ver con el salto exponencial en las toneladas de carne porcina a producir. El cuestionamiento no sólo tiene que ver con el modelo de producción animal, sino con las consecuencias ambientales vinculadas a la producción del alimento que consumirían los porcinos: soja, entre otros granos. Ya ha sido más que documentado, que de la mano de la soja llegan desmontes de bosques nativos, agrotóxicos y la expulsión de comunidades rurales a las zonas empobrecidas y “periféricas” de las grandes urbes. Sin dudas, un gran negocio para pocos, incremento de desigualdades para muches y degradación de las fuentes de vida para todes.

Los feminismos comunitarios, ecofeministas y populares, así como los movimientos sociales de base territorial y ambientalistas; vienen incisivamente denunciando los históricos vínculos entre las actividades productivas de carácter extractivo y las rutas de la trata y el sistema prostibulario. Ya por 1946, el Estado Argentino modificó por decreto, la Ley de Profilaxis que prohibía la existencia de prostíbulos. El decreto incorporaba excepciones atendiendo a “necesidades y situaciones locales”. Es decir, militares, mineros y petroleros tenían vía libre para explotar a la par de los territorios, los cuerpos de las mujeres. ¿Y los sojeros? Aunque se trate de una actividad de más reciente data, en su ruta, los prostíbulos aparecen como mojones que señalan el camino hacia el puerto. 

Recapitulando entonces, ¿qué tiene que ver la factoría de cerdos para China con la trata? Sucede que ser una factoría de cerdos para China, implica más soja. Y la soja, depredación territorial y comunal, individualización, vulnerabilidad social y sistema prostibulario. Y en el sistema prostibulario, es donde se explota sexualmente a las víctimas de trata. No afirmo que la soja sea sinónimo de trata, pero sin dudas genera todas las condiciones propicias para que la historia de Nora Coronel se repita una y otra vez. 

Ojalá la configuración de Argentina como país exportador de mujeres para el circuito prostibulario en la dinámica internacional, fuera trending topic, como los cerdos.

*Licenciada en Trabajo Social. Becaria doctoral de CONICET – INDES/UNSE

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