28 julio, 2020
Beto Pianelli: “Estamos ante una coyuntura que permite la posibilidad de cambiar el sistema”
En la primer edición de “Sindicalismo y pandemia”, entrevistamos a Beto Pianelli, Secretario General de la Asociación Gremial de los Trabajadores del Subte y Premetro (Metrodelegados) y Secretario de Salud Laboral CTA.


Guadalupe Santana
Mundialmente estamos atravesados por una situación crítica y excepcional. La pandemia movió todos los esquemas: el de la educación, la salud, la economía y, entre otros, el del trabajo. El Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio evidenció nuevas problemáticas en el mundo laboral, tanto como la necesidad de regulación del teletrabajo, de licencias más contemplativas, y de medidas sanitarias para la protección de les trabajadores, entre tantas otras.
Frente a la imposibilidad de tomas las medidas de fuerza tradicionales, y ante la evidencia de nuevas demandas, dialogamos con Beto Pianelli, Secretario General de la Asociación Gremial de los Trabajadores del Subte y Premetro (Metrodelegados) y Secretario de Salud Laboral CTA, sobre los nuevos desafíos y horizontes del sindicalismo en nuestro país.
¿Cómo enfrentó el sindicato a la pandemia? ¿Cuál es la situación respecto de las licencias y tareas de cuidado?
Esta situación es completamente nueva y hay que empezar a tomar decisiones con los valores que tenes. Cuando vimos la dimensión de la pandemia, con la paralización de todo el país y del mundo, la primera discusión fue ¿por qué tenemos que trabajar?
Ahí hubo un debate interno, vinculado con una discusión paradigmática entre dos posiciones: quienes sostenían que no había que trabajar y que la gente “viaje como pueda” (un “sálvese quien pueda”) y la que nosotres defendimos, vinculada con que somos un “sujeto social” y a nosotros nos tocaba manejar y trasladar a los usuarios, como a los médicos atender gente o al almacenero vender comida. En uno o dos días esa discusión se ganó.
Se firmó un acuerdo con el gobierno para ponerlo como tarea fundamental que aceptamos pero obviamente reduciendo los servicios al mínimo, pero garantizando el funcionamiento.
Otra dificultad fue la empresa: los primeros días, cuando venían las licencias de los trabajadores mayores de 60, planteaban que el límite estaba en 65; a las madres amenazaron con no pagarles. Ahí el sindicato puso su capacidad para garantizar las licencias de madres y de trabajadores con enfermedades base y mayores de 60. El sindicato accionó fuerte y logró acomodar a la empresa que finalmente cambió el criterio.
¿Qué características particulares tiene el trabajo del subte? ¿Se respetan las licencias y las medidas de prevención?
Hay que trasladar a la gente para poder atender la pandemia, entonces la característica que tiene el subte (y todos los medios de transporte) es que somos parte del personal exceptuado de hacer cuarentena para poder garantizar la cuarentena.
Además de lo que ya comenté de las licencias, al principio había escasez de insumos (alcohol, barbijos, guantes, anteojos) pero rápidamente coordinamos entre los compañeros del secretariado con todos los delegados para que no falte en ningún lugar los materiales de prevención. Excepto un día que trajeron tapabocas de mala calidad, no faltaron los insumos preventivos.
¿Qué valoración hacen del rol que jugaron las organizaciones sindicales durante la pandemia?
La valoración de las organizaciones sindicales pueden ser muchas y todavía está en discusión. De entrada tengo la impresión que las organizaciones más cercanas (CTA, Corriente Federal) se encargaron de que sus compañeros sean atendidos y que se garanticen derechos. Fueron fundamentales para evitar que haya abusos de parte de los empresarios en relación a no respetar las licencias, mandarlos a trabajar, despedirlos o no pagarles. Ese rol va a ser fundamental mientras dure la pandemia.
En nuestro caso fue muy importante para organizar el trabajo. La pandemia hizo colapsar a las estructuras medias que solo miran el servicio y no les importa la gente. De entrada costó mucho y hubo tensión entre cuidar la gente y garantizar el servicio. En un tiempo corto logramos reestructurar el servicio con pequeños grupos de trabajadores, turnos rotativos y diferentes medidas de prevención. La empresa aceptó las propuestas del sindicato, muchas veces incluso en contra de las posiciones de estas estructuras intermedias.
¿Cómo ve el acuerdo marco de la CGT/UIA? ¿Hay algún mensaje para les trabajadores?
En todo momento político las organizaciones de los trabajadores tiene un rol fundamental, pero eso no quiere decir que todos tengamos la misma opinión ni actuemos de la misma manera. Nosotros fuimos muy críticos del acuerdo marco del CGT y el gobierno.
Nosotros defendemos el primer decreto vinculado con la no reducción de salarios. Eso no quiere decir que no se pueda llegar a acuerdos en algunos sectores que no pueden afrontar el pago íntegro de salarios (sobre todo PYMES) en cambio de garantizar la continuidad de los puestos de trabajo.
La CGT planteó un marco que puso un piso a la discusión general y eso no fue bueno políticamente. Tampoco era necesario, porque cada sindicato tiene capacidad y potestad para negociar sobre las particularidades de su caso.
Nuestros salarios son magros y están deteriorados por la inflación: nos parece mal que tengan que tener un recorte. No somos partidarios de la reducción salarial y las suspensiones. Defendemos que los empresarios que tienen acumulación de capital (no los más chicos, donde se tiene que hacer cargo el estado) paguen por lo menos una parte importante del salario, independientemente de la ayuda que ya le da el estado.
¿Hay otros métodos de lucha para este momento de pandemia?
Métodos de lucha siempre hay, lo que cambian son las formas. Hay movilizaciones con distanciamiento, por ejemplo. Tenemos que ser originales. Cualquier acción va a tener más propaganda que acción directa, aunque esta no se descarta en la medida en que se garantice la seguridad de la gente. La protesta se organiza en una dictadura representativa, en democracia y también en pandemia. Se necesita originalidad y, llegado el caso, audacia.
¿Cuáles son los conflictos que se vienen?
Después del coronavirus cambió la coyuntura no solo en Argentina sino en todo el planeta. Entre otras cosas dejó en evidencia los agujeros o debilidades que tiene el sistema capitalista. La ideología neoliberal y todo lo que nos vinieron diciendo estos años, se choca contra la pared. Decían que la salud era un gasto innecesario y hubo que salir a inyectar a la salud toneladas de dinero. El FMI ahora dice que no hay que ajustar sino emitir, inyectar dinero y condonar deudas. El gobierno de Trump da un subsidio de tres mil dólares a trabajadores desempleados. Sale a la luz la discusión del salario universal o por existencia.
Todo quedó patas para arriba y esto es muy bueno. Como bien dice un amigo mío: hace seis meses atrás era más fácil imaginarse el fin de mundo que el fin del capitalismo. Hoy no digo que esté planteado el fin del capitalismo pero sí uno empieza a pensar y ver la necesidad de acabar o cambiar el sistema o una parte importante de él. Esto por lo menos entra en el debate de forma más masiva, en la opinión pública internacional. Plantea nuevos desafíos y nuevos peligros (por ejemplo el control social a través de las redes sociales).
Creo que estamos ante un cambio de coyuntura por primera vez desde la caída del muro de Berlín que permite pensar la posibilidad de cambiar el sistema. La conflictividad que viene va a ser entre el capital y el trabajo, al que se suman los sectores que están por fuera y que pujan por entrar. También se pone en debate la hegemonía de estados unidos en el mundo.
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.