Educación y Ciencia

20 julio, 2020

Secundarios en emergencia

El 20 de Marzo en la Argentina empezamos el aislamiento y, como venimos mostrando, los problemas de la educación no son una novedad.

El coronavirus en la Argentina llevó a la superficie problemas que les estudiantes veníamos marcando en torno a la educación pública en CABA. La falta de conectividad de les alumnes, la mala calidad y la poca cantidad de los bolsones que provee el gobierno de la Ciudad a las escuelas, la falta de ESI -que si bien en la presencialidad es poca, ahora es casi nula-, y que la Ley 26.877 de centros de estudiantes no esté siendo cumplida por la totalidad de las instituciones, nos deja a les estudiantes con menos herramientas para avanzar en este vertiginoso presente. La dificultad que tenemos hoy en día de seguir manteniendo el derecho a la educación es muy grande. A estos problemas los vencemos en conjunto con las familias y docentes, que también están en una situación de incertidumbre y con la necesidad de tomar medidas urgentes a las dificultades actuales.

Los últimos cuatro años de neoliberalismo en la Argentina y los 12 años del PRO en CABA, transformaron a las escuelas secundarias en trincheras ante las políticas macristas. Frente a los constantes ataques recibidos con la implementación de ciertas reformas inconsultas -que lejos están de traer una mejora a nuestra educación-, la desmovilización y el desinterés hace mella en el movimiento. Los debates y las búsquedas de unidad son las herramientas con las que contamos para explotar la potencialidad que le es propia al movimiento, ante el nebuloso futuro que se presenta.

No es la primera vez que les estudiantes nos organizamos en situaciones donde la jugada no es a nuestro favor. Hace décadas que el movimiento se organiza para que las medidas de les de arriba no pasen por encima de nuestros derechos, aquellos que supimos conquistar.

Los secundarios en pandemia

Las medidas que se construyeron para atravesar la pandemia son muchas aunque, en muchos casos, deficientes. En relación a las canastas alimentarias, hay muchas cosas a trabajar. En un primer lugar, su distribución no contempla la Nueva Escuela Secundaria (NES). Esta es una reforma educativa implementada de manera “voluntaria” en el año 2014, pero obligada en 2015 en CABA. La misma, entre otras cosas, agrega clases a contraturno. Es decir que les alumnes que asistan a una jornada simple, probablemente tengan que almorzar en la escuela, tengan o no un comedor, ya sea comprando comida o con las viandas otorgadas por el Gobierno. Esta última situación es el caso de muchísimas escuelas en la ciudad. Aun así, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no reparte bolsones completos en estos casos, sino un refrigerio con galletitas y saquitos de té.

En segundo lugar, incluso en las escuelas de jornada doble que cuentan con un comedor, las entregas de bolsones siguen siendo incompletas. No cubren las necesidades básicas de la nutrición que debe tener una persona en los 15 días que hay entre las entregas, e incluso los alimentos no llegan en buen estado. Hoy en día son las cooperadoras, la organización de madres y padres y la junta de aportes quienes sostienen la voluntad para poder completarlas lo más posible. Todo esto se agrava en este contexto de pandemia, donde en muchas situaciones les pibes solo pueden acceder a los alimentos brindados por la escuela. Sin embargo, los bolsones que se entregan son escasos, no nutritivos y limitados.

Si hablamos de la cursada virtual, hay una realidad muy concreta: si hay estudiantes sin dispositivos electrónicos o sin manera de conectarse a internet, hay un sector de la sociedad que no integra el esquema de educación y aprendizaje que el gobierno propone. La falta de conectividad es una urgencia.

Por el lado de la ESI, sabemos que su aplicación ya es una deuda estatal desde antes del inicio del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio. La cuarentena profundizó esta falta tanto de formación docente como de contenido para les estudiantes.

Más allá de las adversidades que nos presenta este panorama, podemos decir que la organización está lejos de parar. Espacios como “familias por la escuela pública” y centros de estudiantes están articulando en función de poder ayudarse en el cotidiano. También se están presentando proyectos de ley en la legislatura para poder garantizar una cursada digna. Sin embargo, el bloque de Cambiemos decidió frenar más de 80 proyectos educativos presentados durante la pandemia.

Esto pone una traba para la articulación del Estado y les estudiantes, que están decidides a seguir en busca de conquistas. ¿Mostrarán voluntad de la otra parte en algún momento o seguirán con sus políticas a espaldas nuestras? La respuesta, seguramente, no nos sorprenderá.

Por Luana Pereyra, Manuel García Pellechiarino y Brisa Libertad Hunglinger. Estudiantes secundarios, integrantes de Contragolpe – VAMOS.

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