25 junio, 2020
Malas noticias para Trump en el reinicio de la campaña
El presidente no fue capaz de llenar un estadio para 20 mil personas en Tulsa, Oklahoma. Las encuestas favorecen abrumadoramente a Biden, que tampoco gana para disgustos: la izquierda demócrata gana más espacios en la Cámara de Representantes.


Nicolás Zyssholtz
Estados Unidos sigue en plena carrera electoral. Hay que recordarlo en este contexto, y hay que hacer un enorme esfuerzo para intentar proyectar la idea de que el 3 de noviembre Joe Biden intentará derrotar a Donald Trump y evitar que el republicano consiga un segundo mandato.
Este martes, por caso, hubo elecciones primarias. En el caso de las presidenciales, son meramente testimoniales, porque ambos partidos mayoritarios tienen sus candidaturas definidas. Sin embargo, el estado de Nueva York, el más afectado por la pandemia de Covid-19, con 390 mil casos y casi 25 mil muertos, finalmente llevó adelante la votación que había sido postergada el pasado 28 de abril.
Una orden judicial obligó al Partido Demócrata a llevar adelante esta elección a pesar de que solamente queda un candidato viable. Y ese detalle casi de color trajo un dato: Bernie Sanders, retirado de la campaña desde el 8 de abril, obtuvo el 19,1 por ciento de los votos cuando aún faltan por escrutarse las boletas enviadas por correo.
Pero esa no fue la única buena noticia para Bernie y su movimiento: además de las primarias presidenciales, se llevaron adelante primarias distritales para definir candidates demócratas al Congreso. Alexandria Ocasio-Cortez, la joven figura del progresismo estadounidense, hizo lo que se esperaba y obtuvo cómodamente la candidatura en el distrito 14 de Nueva York, a pesar de una virulenta campaña en su contra llevada adelante por una periodista exrepublicana, Michelle Caruso-Cabrera.
Junto con la confirmación de Alexandria, llegó una nueva historia de características similares. Jamaal Bowman, un director de escuela afroamericano, derrotó a Eliot Engel, diputado que representaba al distrito 16 en el Capitolio desde 1989. El mismo año en que, por caso, nació Ocasio-Cortez.

Caso similar es el de Mondaire Jones, en el 17, otro protegido de Bernie que, a menos que pierda con un republicano en un distrito que lleva votando demócrata desde 1983, se convertirá en el primer representante gay y afroamericano en el Congreso, y que venció a Adam Schleifer, un exfiscal que puso 4 millones de dólares de su bolsillo para costear la campaña.
De encuestas flojas y conspiraciones k-popers
Es cierto que Donald Trump hace bien en no dejarse llevar por las encuestas. Días antes de las elecciones de 2016, muchos estudios hablaban de una diferencia de dos dígitos en favor de Hillary Clinton. Y si bien es verdad que la exsecretaria de Estado terminó ganando en el voto popular, lo hizo por una diferencia mucho menor; y también es verdad que quien vive en la Casa Blanca desde enero de 2017 es el republicano.
Dicho todo esto, los números le dan mal al presidente. En todos lados. Sus índices de aprobación están en mínimos históricos (en torno al 40 por ciento), y las encuestadoras, que quizás aprendieron una o dos lecciones en 2016, hablan de una ventaja en noviembre de Joe Biden en torno a los 15 puntos, con liderazgo en la mayoría de los estados “violetas”, que no son definidamente demócratas ni republicanos.
La imagen del momento político que atraviesa Trump fue su acto de inicio de campaña. El lugar elegido fue Tulsa, Oklahoma. Cargado de simbolismos de todo tipo: uno de los estados que más ampliamente votó a su favor hace cuatro años; también una de las zonas que se encuentra en el pico de la pandemia de coronavirus; y, por último, en plena efervescencia racial en el país, una ciudad que fue sede de una masacre contra afroamericanos perpetrada por blancos hace 99 años.
El evento era gratuito pero requería un registro previo. El presidente anunció en Twitter que ¡un millón de personas! habían solicitado entradas. Un número bastante llamativo si se tiene en cuenta que la movilidad está muy reducida, que la ciudad de Tulsa tiene apenas 400 mil habitantes, y que todo el estado de Oklahoma apenas se aproxima a los 4 millones. Pero Trump y sus secuaces continuarán militando el “acto del millón” hasta que llegó el sábado 20 de junio.
Y no solamente no había un millón de personas: ni siquiera había las 20 mil necesarias para llenar el estadio cubierto. Las estimaciones oficiales hablan de 6200 asistentes y las fotos son más que elocuentes. Aparentemente lo que ocurrió fue que un grupo de k-popers trabajó desde la red social TikTok la idea de un boicot al acto, llamando a sus miles de seguidores a registrarse para el acto y después, obviamente, no asistir. Un éxito.

Tribunas vacías, números que no acompañan, explosión contra la violencia policial y el racismo y una pandemia que ya suma 125 mil muertos en el país y ahora pasa por el pico en los estados del sur, donde Trump suma muchísimos votos. ¿Podrá salir de esto? En este 2020 eterno y lleno de plot twists, para noviembre falta un siglo.
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