21 junio, 2020
Zonceras del trabajo estatal en tiempos de pandemia
En las últimas semanas se dejó trascender que les trabajadores estatales no iban a tener paritarias y que se les congelaba el salario. A su vez, está en curso un decreto para que el pago del aguinaldo sea realizado en cuotas para algunos tramos salariales. Estas decisiones se sustentan en algunos argumentos que, más que fundamentos reales, son zonceras que resulta importante esclarecer.

En las últimas semanas el gobierno dejó trascender que les trabajadores estatales no iban a tener paritarias, lo que convalida una pérdida salarial en términos reales del 30% que se arrastra del periodo 2015-2019. A su vez, está en curso un decreto para que el pago del aguinaldo sea realizado en cuotas para algunos tramos salariales más altos, generando un antecedente bastante regresivo en el sector.
Estas medidas se dan en un contexto de una pandemia sin precedentes que, en contra de una imagen de un Estado paralizado, requiere de un Estado desarrollando múltiples políticas para dar respuesta a la situación sanitaria y a la crisis por el parate de la actividad económica que esto desata.
En función de esto, hay que desandar algunos discursos que se fueron sucediendo y sobre los cuales se afirman algunas de estas medidas mencionadas, acerca de les trabajadores formales en general y de les trabajadores estatales en particular, que más que fundamentos reales, resultan zonceras perjudiciales para la clase trabajadora.
“Les trabajadores estatales tienen que agradecer que están en sus casas y cobrando el salario”
Les trabajadores estatales continúan con sus tareas habituales. El 63% lo está haciendo de forma remota, y en forma presencial un 14%. Un 18% esta con licencias por cuidado de niñes y distintas licencias, y solo un 5% no está trabajando porque su trabajo es estrictamente presencial y no se puede realizar de forma remota.
En contra de la creencia de que la mayoría no están pudiendo realizar la actividad por motivo de la pandemia, les trabajadores estatales no solo están trabajando, sino que se se les han sumado muchísimas funciones producto de la pandemia.
Todos los sectores están pidiendo una ayuda por parte del estado, el análisis de las políticas públicas, los diagnósticos, el proceso de esa información y la puesta en práctica de esa política, de forma rápida y eficiente, acorde a lo que dicta la pandemia y su posterior análisis y revisión. Todas estas instancias están llevadas adelante por trabajadores y trabajadoras estatales. Incluso Ana Castellani, la secretaria de Gestión y Empleo Público de la Nación, confirma que les trabajadores en este contexto están trabajando más que antes.
Este argumento también se apoya en otra idea fuertemente instalada por cierto sector empresarial y conservador, según la cual “les trabajadores formales, en este contexto, no tienen que exigir por que son privilegiados por cobrar un sueldo a fin de mes”, en referencia a la situación de los millones de trabajadores y trabajadoras informales y de la economía popular. Sobre esta idea, se sustentaron los descuentos en el sector privado, incluso en actividades donde la carga laboral y su intensidad no se redujo.
Esta idea fue prontamente discutida en otra nota de este portal. En vez de caer en una trampa que conduzca a confrontaciones al interior de la clase trabajadora, cabe remarcar que los principales sectores privilegiados se encuentran en el sector empresario, que se resiste a hacer una contribución mayor a partir de un impuesto a las grandes fortunas, ni a reducir sus márgenes de ganancia, exigiendo la ayuda estatal al tiempo que realizan ajustes salariales, suspensiones y despidos.
“Les trabajadores ahorran al trabajar desde sus casas”
Si bien es cierto que se reducen los gastos en viaje, también se asumen nuevos costos por desarrollar el trabajo de forma remota. En la mayoría de los casos las actividades se llevan a cabo con equipos personales que no estaban preparados para un uso intensivo laboral.
Por otra parte, la amortización de los equipos por el desgate, el pago de la luz, internet, los gastos por calefacción, en su mayoría son gastos que incluso superan lo que era el costo en viajes. Esto implica que no se ahorra ni se gasta menos, sin contar que además la inflación sigue aumentando, pero los sueldos siempre son los mismos.
“Les trabajadores estatales no pueden exigir paritarias porque el Estado no tiene recursos. Tienen que ser solidarios y poner el hombro porque por lo menos tienen trabajo”
Les trabajadores estatales son de los sectores que más han perdido en términos reales en los últimos años, con lo cual estamos hablando de salarios de miseria, que en muchos casos no superan la línea de la pobreza. A esto hay que sumarle la inflación acumulada de este año, que a mayo es del 11,1%, en donde el rubro de alimentos fue el más afectado. El pedido de paritarias es para poder mantener el poder de compra de los salarios fundamentalmente para cubrir la canasta básica, que permita pagar un alquiler y comer todos los días.
Por otra parte, hay que rescatar que muchas de estas cosas las dicen les propies trabajadores. Es evidente que les que más tienen -y les que incluso obtienen ganancias en este contexto- nunca están dispuestes a resignar un poco de su fortuna para ayudar a los que peor la están pasando. No puede ser que se les exija más a trabajadores y trabajadoras que no superan la línea de la pobreza y no se imponga un impuesto a las grandes fortunas.
“Negociar paritarias en este contexto da una mala señal al sector privado”
Respecto de esta afirmación, para ser más precisos, sería necesario invertir la afirmación: no negociar paritarias en el Estado, es la señal que el sector privado necesita para no negociar paritarias en sus sectores.
Nuevamente, al igual que las zonceras anteriores, este tipo de argumentos ubica en el centro de la escena a les trabajadores en relación de dependencia como “les privilegiades”, y “les que deben esperar”, “hacer un mayor sacrificio”, cuando en realidad son los mismos empresarios que se niegan a negociar las paritarias, los que deberían hacer una contribución mayor.
Obviamente esta afirmación no niega la situación sobre los sectores económicos que debido a la pandemia afrontan mayores dificultades, y la necesidad de pensar medidas paliativas para esos sectores. Pero sería un error realizar una generalización a todos los sectores económicos, porque en última instancia lo que hay detrás de esa discusión es la puja distributiva por definir quién paga los costos de la crisis.
En este sentido el Estado, en vez de colocar a sus trabajadores y trabajadoras como los privilegiades, debería habilitar la negociación salarial y dar esta misma señal al sector privado. Sino, como mencionamos en una nota anterior, seguirán siendo los y las trabajadores los que en el marco de la cuarentena hacen los mayores sacrificios.
*Delegado de CyMAT de ATE Cultura e integrante de Estatales de Pie
**Economista e integrante de Estatales de Pie
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