Nacionales

1 junio, 2020

Coronavirus en primera persona

Soy trabajadora de la salud, el lugar donde trabajo no estaba respetando las sugerencias de los protocolos de prevención. Lo único que nos proporcionaron como cuidado frente al virus fue un alcohol en gel perfumado. El 27 de marzo mi primer hisopado resultó positivo.

Tamara Nieto

COMPARTIR AHORA

El 2020 comienza para mi con mucha expectativa. Cambio de década, último cuatrimestre de cursada de la carrera, nuevos proyectos para transitar, práctica profesionales en tránsito, el fin de un gobierno neoliberal y el inicio de otro más esperanzador. Para mi el final de la década era el final de un ciclo, lo sentí y lo viví así.

A principios de marzo una epidemia que nos parece muy lejana, se inicia en China. Luego la misma se expande a Europa y cuando nos damos cuenta, con la velocidad que la globalización le imprime a todo en estos tiempos, la epidemia es mundial, la tenemos acá y el riesgo aumenta.

Soy trabajadora de la salud, el lugar donde trabajo no estaba respetando las sugerencias de los protocolos de prevención. Lo único que nos proporcionaron como cuidado frente al virus inminente fue un alcohol en gel perfumado. 

El jueves 19 de marzo volvi de mi trabajo llorando, caminando las 50 cuadras que hay desde Almagro a Parque Avellaneda con angustia y bronca por sentir que trabajaba en un lugar donde poco importa la salud de sus empleades. Que nos dejaron expuestos al contagio, que ni siquiera nuestras delegadas bregan por nuestros intereses. Nos sentimos todes iguales, abandonados a nuestra suerte. Esa noche se declara el aislamiento social, preventivo y obligatorio en todo el país a partir de las 00 horas  del 20 de marzo.

Al día siguiente el personal concurre completo a trabajar, con actitud de que merecemos otras condiciones y tratando de hacer presión. Se logra una división de grupos de trabajo, coordinamos todo para la semana entrante que comienza el miércoles, nos preparamos para afrontar la pandemia acompañándonos juntes.

El fin de semana largo arranca la montaña rusa de sensaciones. Primero, rareza y tristeza porque iba a ser el primer 24 de marzo sin movilización. Además, el 23 de marzo comienzo con mucha tos, pienso que puede ser alérgico, igualmente estoy alerta y un toque asustada. El 24 empiezo a sentir fiebre y me entero que una compañera es internada por presentar hisopado de covid positivo. La paranoia se apodera un poco de mi, como la tristeza y la desesperación. Vivo sola, estuve expuesta al contagio, tengo síntomas, no tengo termómetro, ni familiares cerca, solo mis amigues al teléfono para acompañarme, y estar atentes. Al día siguiente, un compañero comienza con síntomas, se acerca al hospital y lo internan después de realizar el hisopado correspondiente.

Luego de dos días de fiebre me recupero y solo queda la tos. Comienzo a averiguar si es posible que tenga coronavirus (en lo más profundo se que si). Me llegan distintas teorías y me comunico con el 107. Todo estaba comenzando y era muy desordenado. Para el viernes de esa semana nos avisan que nos van a hisopar a todes les que tuvimos contacto con las personas internadas. Me acerco a mi lugar de trabajo de manera muy ilusa y comienza lo que luego sería una semana de internación.

El 27 de marzo mi primer hisopado resultó positivo aunque conviví con la incertidumbre del resultado hasta el 2 de abril. Racionalmente lo tenía asumido pero la confirmación fue un golpe bastante duro y aún más estando encerrada en una habitación de hospital, sola y sin mis “cosas”. Son momentos donde lo más pequeño se vuelve indispensable para ser felíz, desde un mate en el horario que tenga ganas hasta tener ganas de comer algo en particular. Es loco el cerebro que te juega esas malas pasadas porque sabe que no podes tenerlo.

El 3 de abril me dan el alta con aislamiento absoluto pero en mi casa. Eso, mis querides, fue la felicidad. Cuando llegue me prepare un mate y fue sin duda el mate más rico de toda mi vida. Mi balcón, mis plantas, mi cama, mi baño todo se había vuelto muchísimo más hermoso de lo que lo recordaba.

Luego de 14 días mi primer hisopado a domicilio: esto se repite de manera rutinaria una vez por semana. Esperanza, planes, golpe, esperanza, planes, positivo, golpe. Muchos mensajes de familiares, amigues, que me alivian, pero me generan ansiedad y ganas de que se termine todo de una vez. Llegamos al 8 de mayo, el hisopado finalmente da negativo y llega mi alta tres días después.

Durante todo mi aislamiento experimente diferentes estados de ánimos, diferentes sensaciones. Días enteros de enojos con el mundo pero también con el sistema de salud, principalmente la salud privada que prioriza, como todo dentro de este sistema capitalista, las ganancias; enojos con la población del sentido común que aplaude a les médicos a las 21 horas para lavar sus culpas de clase desde sus balcones,  pero sin cuestionarse siquiera en qué condiciones les profesionales de la salud (que somos más que médicos y enfermeras) trabajamos.

A su vez, como contracara, experimente alegrías con cosas muy mínimas, como mis amigues que con sus chocolates, sus compras semanales para que viva y sus mensajes con regalos me mejoraban el día como también mi familia tratando de divertirme con cosas para distraerme, mis sobrines que me hacían jugar virtualmente o armar videos graciosos, todo el amor de la gente que me rodea ya se para preguntar como estoy o para mandarme videitos de recitales, Y todos los planes del post pandemia.

El nuevo problema después del 8 de mayo se convirtió en el miedo a salir. Después de tanto tiempo encerrada en un monoambiente volver a una nueva realidad muy distinta a la del 22 de marzo. Cincuenta días de cuarentena o más, ya perdí la cuenta, la gente sale con barbijos, alejada, poco, los colectivos solo llevan gente sentada, los taxis tienen una especie de nylon para protección, los supermercados y negocios con filas en las calles, las plazas vacías en medio de un sol hermoso que nos cuenta que las hojas están marrones y cayendo, que afuera para la naturaleza sigue siendo otoño aunque para nosotres, los humanos, este un poco detenido el tiempo.

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas