25 mayo, 2020
25 de Mayo: la otra Revolución
La historia hecha a medida de los dueños de todas las cosas es una historia de grandes próceres sacralizados e inalcanzables y es también una historia que busca esconder una realidad: que los verdaderos protagonistas de la historia son los pueblos, los hombres y mujeres de carne y hueso decididos a organizarse y luchar por sus ideales.

Hubo en los días de mayo de 1810 otra historia de quienes creyeron que ninguna opresión es natural, que no hay orden fundado en ninguna divinidad sino en lo que negros, mulatos, criollos pobres, mujeres, gauchos y peones decidan libremente y que no hay orden más justo que aquel que se funde sobre ellos y ellas, en definitiva sobre los hombres sin historia que son la historia, como canta Silvio Rodríguez.
Pero estos hombres y mujeres, sus acciones, ideas y programas, si no son sacralizados por la historia oficial de los dueños de todas las cosas, son tergiversados o directamente borrados del manual.
Tal es el caso de Mariano Moreno, que junto a Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Pedro Agrelo, Domingo French, Antonio Beruti, Bernardo de Monteagudo y otros que fueron algo más que nombres de calles, escuelas o pueblos. Tuvieron una política, un programa y una revolución omitida por la historia a la medida de los Ceos.
“Escribo la historia de una carencia, no la carencia de una historia”
Esta frase imaginó el escritor Andrés Rivera en su premiada novela La Revolución es un sueño eterno, que Castelli -el orador de la revolución y representante de la Primera Junta en el Ejército del Alto Perú- escribía en un cuaderno, con la lengua amputada por un cáncer, en un cuarto oscuro y frío de una Buenos Aires cada vez más lejana de la utopía igualitaria. Mientras, era juzgado ante un tribunal por pretender darles voz y derechos a los pueblos originarios en el Alto Perú. Para que se entienda: juzgado por llevar la revolución y la independencia demasiado lejos de los intereses que pretendía la elite porteña.
¿Por qué la historia a la medida de la clase que hoy nos gobierna pretende que haya carencias de ciertas historias como la de las ideas, programa y revolución de Moreno y sus compañeros?
La caída de Fernando VII, rey de España, luego de la invasión napeloénica a la península ibérica, dejó a las colonias de América del Sur dueñas de forjar su propio destino. Moreno, Belgrano y Castelli formaban parte de una generación que creía que las sociedades surgen de un contrato social igualitario, soberano y emancipado de todo absolutismo y opresión. Junto a otros como ellos fueron quienes intentaron llevar más lejos -luego de la caída del Virreinato del Río de la Plata- la idea de una patria grande libre y soberana.
El Plan de Operaciones que intentaron llevar a la práctica buscaba un desarrollo económico libre e independiente para la nación americana, expandir la revolución continentalmente y expropiar el capital parasitario e improductivo para que estos “puestos en el centro del Estado para la formación de las artes, agricultura, navegación, etc.», produzcan en pocos años «un continente laborioso, instruido y virtuoso, sin necesidad de buscar exteriormente nada de lo que necesite para la conservación de sus habitantes, no hablando de aquellas manufacturas que, siendo como un vicio corrompido, son de un lujo excesivo e inútil, que deben evitarse principalmente porque son extranjeras y se venden a más oro de lo que pesan”. Este “sistema robesperriano” como lo calificó Saavedra, también buscaba el monopolio estatal del comercio exterior y la industria minera.
Este Plan de Operaciones era contrario no solo de la corona española sino también del librecambismo que el imperio británico buscaba introducir a través de comerciantes importadores ligados a la ganadería y cuyo máximo representante político fue Bernardino Rivadavia, “el más grande hombre civil en tierras Argentinas” como lo llamó Bartolomé Mitre, uno de los primeros historiadores de los dueños de todas las cosas. Un calificativo que repetirán como un mantra, en manuales escolares y medios de comunicación, los apologistas y escribas de la historia de las minorías privilegiadas.
Para esta historia oficial, la Revolución de Mayo se explica por una alianza entre los dueños de la tierra y el ganado con el “librecomercio” de los monopolios exportadores británicos. Tal vez por eso, por dejarlos fuera del negocio, Macri le pidió perdón al rey borbón Juan Carlos en su visita por el bicentenario de la independencia.
Consecuente con la historia de su clase, años antes de ser presidente, decía cosas como que “las islas Malvinas serían un fuerte déficit adicional para la Argentina”, tal como manifestó en enero de 1997 en un reportaje a Página/12 mientras veraneaba en Punta del Este.
Sin embargo, “Belgrano y Moreno se lanzaron con toda su generación a la lucha, pero fueron vencidos. Ya no quedaba lugar sino para la reaccionaria política rivadaviana, que tan desgraciadas consecuencias debía acarrear para el país”, afirmaba el historiador Jorge Abelardo Ramos. ¿Será esta derrota la historia de una carencia que Rivera imagina que Castelli escribe en un cuaderno ya enfermo y sometido a juicio?
El rápido ocaso de la tendencia de Moreno, Belgrano y Castelli, la más radical de la revolución, pueda deberse a varios factores que la historiografía seguirá discutiendo. Pero tal vez, como imaginó Rivera que escribió Castelli en un cuaderno mientras jugaba ajedrez con Monteagudo en una pieza oscura y fría se trataba de «oradores sin fieles, ideólogos sin discípulos, predicadores en el desierto». «No hay nada detrás de nosotros; nada debajo de nosotros, que nos sostenga. Revolucionarios sin revolución: eso somos. Para decirlo todo: muertos con permiso. Aún así, elijamos las palabras que el desierto recibirá: no hay revolución sin revolucionarios”.
@NicoCastelli3
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.