El Mundo

17 mayo, 2020

Detuvieron en Francia a uno de los fugitivos más buscados por el genocidio en Ruanda

El empresario Félicien Kabuga, acusado de ser uno de los máximo responsables de la muerte de al menos 800.000 personas en 1994, fue apresado el sábado pasado en la ciudad de París.

Las autoridades de seguridad de la ciudad de París detuvieron el sábado pasado al banquero Félicien Kabuga acusado de crear un Fondo de Defensa Nacional que proporcionó machetes y vehículos a las milicias radicales hutus para asesinar tutsis en el genocidio de Ruanda de 1994.

Según un comunicado del Mecanismo para los Tribunales Penales Internacionales (MTPI) se trató de una operación “sofisticada y coordinada con búsquedas simultáneas en varios lugares” para dar con el empresario de 84 años.

El fiscal general del MTPI, Serge Brammertz, señaló que la detención de Kabuga «es un recordatorio de que los responsables del genocidio pueden rendir cuentas, incluso 26 años después de sus crímenes».

«Nuestros primeros pensamientos deben estar con las víctimas y los sobrevivientes del genocidio de Ruanda. Ejercer en su nombre es un inmenso honor profesional para toda mi oficina», añadió.

El pliego de acusación asegura que Kabuga, junto a otras personas, instigó los crímenes durante encuentros celebrados en varias regiones del país entre marzo y mayo de 1994. También se le acusa de fundar una emisora de radio para lanzar discursos de odio contra los tutsis, proporcionar sus ubicaciones y pedir su eliminación.

El Tribunal Penal Internacional para Ruanda, creado por el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), lo acusó en 1997 de siete cargos de genocidio, complicidad de genocidio, incitación directa y pública de genocidio e intento de genocidio. Todos los crímenes se habrían cometido entre el 6 de abril y el 17 de julio de 1994.

El último genocidio del siglo XX

El genocidio de Ruanda tuvo como disparador el asesinato del presidente Juvenal Habyarimana, el 6 de abril de 1994. Los hutu, gobernantes en el país desde la independencia y mayoría de la población, históricamente enfrentados a los tutsi, intentaron exterminarlos culpándolos del magnicidio.

El 6 de abril de 1994 Habyarimana y Cyprien Ntaryamira, presidente hutu de Burundi, regresaban de una reunión con el Frente Patriótico Ruandés (FPR), comandado por una mayoría tutsi, en Tanzania. Habían acordado excluir del nuevo gobierno de transición a los extremistas hutus de la Coalición para la Defensa de la República (CDR).

Sin embargo, cuando estaban por aterrizar en el aeropuerto de Kigali, la capital de Ruanda, el avión en el que viajaban fue derribado. Hasta el día de hoy existen versiones contrapuestas sobre si el ataque fue perpetrado por tutsis, hutus radicales que se oponían a la paz o incluso las tropas belgas que se encontraban allí en el marco de una misión de la ONU.

En cualquier caso esa acción desencadenó una orden gubernamental para acabar con toda la población tutsi del país. En cien días, sin intervención de la  comunidad internacional, alrededor de un millón de personas -principalmente tutsis pero también hutus “moderados”- fueron asesinadas y dos millones huyeron del territorio. 

Cuando la situación ya era insostenible, el FPR terminó haciéndose con el gobierno con respaldo de tropas belgas. Solo sobrevivieron al genocidio 19 abogados por lo que los procesos para juzgar a los genocidas se llevaron a cabo varios años después con ayuda de un Tribunal de Naciones Unidas.

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