Economía

4 mayo, 2020

El deterioro de la educación superior y otro llamado al condonamiento de la deuda

Año a año se profundiza la diferencia presupuestaria entre lo destinado a la educación superior y al pago de la deuda pública. Con el impacto de la pandemia del Covid-19 y una grave crisis mundial que empieza a asomarse, resulta necesario poner la lupa en este aspecto.

El aislamiento social, preventivo y obligatorio encuentra a muches intentando continuar, con las dificultades y restricciones propias de la virtualidad, el proceso de aprendizaje. No obstante, también permite el espacio para ver y analizar desde otra perspectiva la situación integral del estado de las universidades nacionales.

El proceso de endeudamiento

Si bien el endeudamiento público significó un problema de cara al desarrollo del país en prácticamente toda su historia, ningún análisis actual estaría completo sin hacer un repaso del proceso llevado a cabo en este sentido por el gobierno de Mauricio Macri. De acuerdo a los datos publicados por Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), en ese período los pasivos del Estado nacional aumentaron más de cien mil millones de dólares. 

De esta forma, el endeudamiento público pasó de representar un 52,6% del PBI en 2015, a un 91,6% en diciembre del 2019.

No hay que perder de vista tampoco que su composición en moneda extranjera aumentó considerablemente. Siempre según el Indec, al finalizar el tercer trimestre de 2019 la deuda en dólares u otras divisas representaba el 73,6% del PBI; situación muy diferente a la de 2015, cuando este valor era de casi la mitad (36,4%). 

Otras características que en comparativa entre ambos momentos denotan menor sustentabilidad se encuentran en el mayor porcentaje ratio deuda PBI en manos de privados u organismos internacionales (de 22,4% en 2015 a 54,4% en 2019), y el mayor porcentaje en legislación extranjera, lo cual es importante dado los antecedentes recientes de Argentina, ya que implica a qué tribunal se van a radicar las demandas en caso de conflicto (de 24,51% en 2015 a 44,10% en 2019). 

Un último dato clave para pensar en sustentabilidad reviste en los plazos de devolución de estos pasivos. Entre 2020 y 2025 se encuentra una fuerte concentración de vencimientos de capital e intereses. Concretamente, el 53% del bruto de la deuda vence en los próximos cuatro años, dificultando la posibilidad de devolución de tanto capital e intereses en tan poco tiempo.

La brecha con el débil presupuesto universitario

Esta enorme suma que se acumula en los vencimientos de deuda impactará en el resto de lo presupuestado por el Estado nacional. En términos reales un recorte como medida necesaria para afrontar estos vencimientos puede significar un deterioro aún mayor en las ya delicadas condiciones de la educación pública, que arrasta cuatro años consecutivos de ajuste. 

Según un informe producido por el sindicato docente CONADU, en 2019 el 97,2% del presupuesto de las Universidades Nacionales se utilizó para el pago de salarios y gastos de funcionamiento. Esto se da en el marco de situaciones edilicias muy complicadas, una enorme cantidad de docentes ad honorem o mal pagos -el salario docente sufrió una caída en términos reales del 17,2% durante el gobierno macrista-, y falta de insumos tanto para educación como para investigación. 

Con este panorama general, queda poco margen para pensar un recorte en el presupuesto que no tenga un impacto directo en la posibilidad de acceso al derecho a la educación.

Haciendo una rápida comparación, en base a los presupuestos nacionales aprobados en los últimos años y contrastando con los vencimientos de deuda e intereses saldados, se aprecia una tendencia preocupante. 

Mientras el monto de la deuda creció de forma exponencial desde 2015, el presupuesto universitario se mantuvo relativamente constante. Debido a este comportamiento, el cociente entre lo presupuestado para deuda pública respecto a educación superior asciende de 228,6% (2015) a 649,93% (2020), lo que evidencia una política pública que prioriza el pago a los acreedores por sobre el desarrollo de la educación para la población. 

Para sumar a este escenario, la pandemia del Covid-19, que profundiza el deterioro del modelo de producción y reproducción social imperante a nivel mundial ya en crisis desde el 2008, paraliza el aparato productivo y restringe la circulación en las regiones donde se prioriza evitar la propagación del virus y cuidar la vida de la población. El rol del Estado se vuelve entonces vital en la gestión de la crisis, tanto en materia de salud como en medidas de seguridad social que permitan garantizar la cuarentena entre les trabajadores informales, desocupades y de la economía popular, principales afectades por la situación. 

El pedido al Fondo desde Latinoamérica

Según la propia directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, Argentina necesita un “alivio sustancial” en los pagos de sus deudas en la próxima década, lo cual se traduce -según el análisis del mismo organismo- en una reducción de entre 55 y 85 mil millones de dólares. Es que hasta marzo de este año, el endeudamiento público bruto alcanzaba los 323 mil millones de dólares. 

Hace unas semanas, se anunció la contraoferta del gobierno nacional a los acreedores privados que proponía una quita, compuesta principalmente por intereses, de casi 41.500 millones de dólares sobre 66.238 a vencer y, además, una mora de tres años. A nivel agregado es un buen paso, pero insuficiente

En un conversatorio virtual organizado por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), referentes latinoamericanes pidieron por la condonación de la deuda para América Latina. «Situaciones excepcionales requieren medidas excepcionales: necesitamos liberar recursos para atender la pandemia y la crisis sanitaria, y la manera es dejando de pagar la deuda”, afirmó Rafael Correa, ex presidente de Ecuador. A su vez, se refirió al Acuerdo de Londres en 1953, en el cual se condonó el 62,6% de la deuda pública alemana durante la posguerra, presentando un antecedente histórico de una situación similar. 

En este marco la educación se encuentra estrictamente condicionada por las obligaciones financieras del país. Es por esto que la condonación de la deuda es una opción viable ante esta coyuntura para poder priorizar las necesidades de la población. La devolución forzada a los organismos multilaterales y bonistas privados en estas condiciones contribuiría a empeorar una ya complicada situación social. 

La coyuntura lo solventa, los antecedentes históricos se presentan: la condonación de la deuda pública es una necesidad para la educación superior, para el país y para todo el continente.

Ignacio González, Emilia Tamburri, Joaquín Guerrero e Ignacio Paola

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