3 mayo, 2020
La salud en el barrio: ¿quiénes cuidan a las que cuidan?
Johana Benítez fue diagnosticada con dengue el pasado viernes 17 de abril, pese a exigir incansablemente al Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) que cumplan con la limpieza y descacharreo del terreno baldío que se ubica frente al comedor “Los Solcitos” de la Villa 20. Allí cocina para más de 100 personas todas las semanas.
Según el Boletín Epidemiológico semanal de abril, en la Ciudad de Buenos Aires, en lo que va del año se confirmaron 6507 casos de dengue. De éstos, 580 corresponden a la segunda semana de abril. Las comunas más afectadas son la 4 (Parque Patricios, Barracas, La Boca y Pompeya), la 7 (Flores y Parque Chacabuco), y la 8 (Villa Soldati y Villa Lugano). El 90% de los casos se concentra en las villas del sur de la ciudad.
En este contexto se interrumpieron los operativos de fumigación necesarios para enfrentar la problemática. Siguen habiendo predios abandonados con cúmulos de escombros y cacharros que son el plato principal del mosquito, enfermando masivamente a las personas que viven en los barrios populares.
Johana Benítez, vecina de la Villa 20 y cocinera del comedor “Los Solcitos”, fue una de las infectadas por la falta de políticas públicas del Gobierno porteño, quien ignoró los constantes reclamos de les vecines.
Asimismo este fin de semana, en el Barrio 31 murió por coronavirus una mujer de 84 años, madre de la primera infectada de la zona. Compartía el baño con 11 personas en un barrio donde sus habitantes tuvieron que pasar 7 días sin agua para lavarse las manos.
“Las problemáticas de salud que existían en nuestro barrio quedaron abandonadas. Las cloacas desbordan los pasillos, el hacinamiento en el que se vive, se dejó de lado el dengue”, cuenta Shirley Britcher, promotora de Salud y Géneros en el Movimiento Popular La Dignidad en el barrio de Flores. La Red de docentes, familias y organizaciones del Bajo Flores viene exigiendo la Emergencia Sanitaria desde 2019: ya había tuberculosis, se sumó dengue y ahora entra el Covid-19.
El doble mensaje del Gobierno porteño
Por un lado los mensajes oficiales nos invitan a cuidarnos entre todes, pero por otro no aparecen las medidas y recursos necesarios para paliar esta crisis. El abandono es la respuesta a una demanda que crece en números de enfermes todos los días. La presencia del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta se ve en los pasillos de las villas a través de las fuerzas de seguridad invadiendo los barrios, limitando la circulación, controlando a las personas y los recorridos de las mujeres que sostienen las ollas.
Juliana Panelo, médica en el Centro de Salud Nº 19 ubicado en el Bajo Flores, explicó: “Hay algo que es el vaciamiento de lo público, que se ve profundizado y cristalizado en esta crisis sanitaria. También se refleja en que no hay capacitaciones centralizadas de Covid-19 desde el Ministerio de Salud porteño, es todo autogestivo”. “Hay protocolos de intervención que se elaboran día a día junto con recomendaciones, pero no viene nadie del Ministerio a bajar línea de cómo laburar. Cada Centro de Salud autogestionó su dispositivo de laburo con los recursos humanos e insumos disponibles”, añadió.
Con respecto a las condiciones de trabajo en los barrios populares, Juliana agregó que “los baldíos son problemáticos focos de dengue y también están cerca de los Centros de Salud y Atención Comunitaria (CESAC). Algunos de estos no cuentan con mosquiteros y repelentes”. Esto no solo expone al personal de salud, sino que “tampoco se brinda un lugar cuidado a les usuaries del sistema de salud”. “Hay que mantener ventilado por el Coronavirus, pero se te mete el mosquito”, graficó.
Cuando empezó la cuarentena, en la Mesa de Crisis de la Villa 20, los funcionarios porteños convocaron a Johana y a otras referentas sociales a sostener las ollas y el reparto de viandas en los espacios comunitarios para alimentar al barrio. Sin refuerzo de alimentos, sin recibir insumos de cuidado, la comida para les vecines dependía de la capacidad de organización y solidaridad de estas.
Hoy, por la falta de cuidado estatal, Johana se enfermó y el comedor tuvo que cerrar.
Mucho con poco: promotoras de salud al servicio de la comunidad
“En los Centros de Salud de nuestro barrio se tomaron medidas de prevención como un espacio para personas con casos sospechosos de coronavirus. Los turnos a personas sanas, controles a salud a niños y adultos mayores se reprogramaron para después de la pandemia. La atención es para personas enfermas con cualquier síntoma febriles y respiratorios”, explicó Shirley.
Los CESAC están a la orden del día, desplegando estrategias de (re)organización interna para poder sostener sus puertas abiertas. Como aprendieron desde el territorio, el ida y vuelta cotidiano con la comunidad es la clave.
Maribel Escobar Quispe, promotora de Salud y Géneros del CESAC Nº 48 que también estuvo infectada de dengue, relató que desde la semana pasada “se implementó trabajar en dos equipos”. “Esto, para que si en algún momento hay un contagiado, que no se cierre. Que, por ejemplo vayan lunes y viernes un equipo, martes y jueves otro, y van rotando. Que si de un equipo uno llega a tener síntomas o se enferma de coronavirus, este entre en cuarentena, y así no se cierra el centro”, añadió.
“Desde los CESAC más afectados estamos tratando de manejar vías de comunicación, ya sean Instagram, Facebook o Whatsapp, donde las personas pueden comunicarse y despejarse la duda”, contó Maribel. Así evitan que las personas se acerquen a los centros de salud.
Las promotoras de Salud y Géneros son las que hacen el trabajo invisible que sostiene el cuidado de les habitantes en los barrios, articulando entre las salitas y la comunidad. “Estamos trabajando, realizando la recorrida al barrio y brindando la información a nuestras vecinas y vecinos”, visibilizó Shirley.
Desde su rol, ellas también se preocupan por la atención en los hospitales de las comunas. Maribel denunció que en el Hospital Piñero “hay varias denuncias de muchas personas” y aseguró que “no está dando una buena atención”. “Está tratando mal a las personas inclusive, dicen. Así que ojalá que el Hospital Piñero tome conciencia y empiece a hacer bien las cosas”, completó.
A las nueve de la noche la sociedad entera aplaude en reconocimiento al trabajo de les mediques por estar al servicio de la ciudad. Desde los barrios, las mujeres que cuidan de la salud de la comunidad, también están expuestas todos los días. Johana y Maribel salieron del dengue apuradas por retomar sus tareas de cuidados, y asegurar la salud y la comida en sus comunidades. ¿Quién les garantiza a estas trabajadoras los recursos y condiciones para enfrentar esta crisis?, ¿quién las cuida?.
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