Batalla de Ideas

29 abril, 2020

Zona de promesas

Vaca Muerta, considerada la segunda reserva del mundo de gas no convencional y la cuarta de petróleo, pasó a ser un eje central para la economía argentina por su potencial para generar inversiones en el sector energético y con ello una salida a la grave crisis económica.

Tatiana Velehorski

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Vaca Muerta es una formación geológica de la cuenca hidrocarburífera neuquina, cuya repercusión a nivel internacional proviene de su potencial en cuanto a recursos no convencionales. Tiene una superficie de 30 mil km2 que se extiende sobre las provincias de Neuquén, Río Negro, La Pampa y Mendoza.

Cuando se habla de hidrocarburos no convencionales -también conocidos como shale– se hace referencia a acumulaciones de gas natural y petróleo que se encuentran en el subsuelo cuya extracción no puede hacerse recurriendo a las técnicas tradicionales, sino que es necesario recurrir a nuevas tecnologías. El método utilizado a estos fines es el fracking o fracturación hidráulica que es una técnica de perforación mixta. Primero, se perfora hasta cinco mil metros en vertical y después varios kilómetros en horizontal (2 a 5). Luego se inyecta agua con arena (98%) y una serie de aditivos químicos (2%) a gran presión. Esto hace que la roca se fracture y el hidrocarburo se libere y ascienda a la superficie a través del pozo. 

Esta técnica no es nueva, sino que desde el año 2005 comenzó a usarse en EE.UU., con la entrada en producción comercial del primer yacimiento no convencional en Texas.

Los recursos del shale son conocidos desde principios del siglo XX, pero hasta hace algunas décadas no existía la tecnología para extraerlos. A comienzos de la década de 1970, EE.UU. incentivó la asociación de operadores privados, el Departamento de Energía de ese país y el Gas Research Institute para potenciar el desarrollo de tecnologías que permitan la producción comercial de gas de formaciones de shale.

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Fuente: Etcheverry R. y Toledo M. (2012)

¿Cuáles son los impactos ambientales de la fracturación hidráulica?

Sin embargo la técnica del fracking tiene un impacto ambiental muy significativo y por eso ha sido prohibido en algunos países como Francia, Alemania y Bulgaria, entre otros. Las críticas apuntan principalmente al riesgo de que se produzcan sismos, al uso intensivo de agua y al peligro de contaminación de acuíferos o napas que atraviesan los pozos. 

Además, esta tecnología -en comparación con la extracción convencional- requiere fracturas continuas porque los pozos de shale se mantienen abiertos durante tres años, y luego vuelven a cerrarse por lo que es necesario realizar nuevas perforaciones.

A esto se suma que la demanda de energía, agua y materiales (entre los que destacan acero, cemento y arena) que se requieren con este método es muy alta y, como consecuencia, podría implicar transformaciones territoriales de una magnitud sin precedentes. 

Las comunidades y territorios de la zona también se ven constantemente amenazadas. En la década del 70, el gobierno de Neuquén fomento la entrega de tierras fiscales. En ese marco durante la última dictadura, la familia de empresarios Vela, adquirió de manera irregular partes del territorio acusando a la Comunidad Mapuche Campo Maripe de usurpación. La Comunidad habita ancestralmente la zona cercana a Añelo (nombre con el que el pueblo mapuche bautizó a lo que hoy se transformó en el centro operativo de Vaca Muerta), tierras que quedaron comprometidas por el convenio de extracción no convencional con las petroleras a través de la firma de los empresarios cuestionados.

¿Cuál es el vínculo con la reciente caída histórica del precio del petróleo?

El consumo de productos petrolíferos en EE.UU. ha caído a su nivel más bajo en décadas. El valor de referencia del crudo de ese país, el West Texas Intermediate (WTI), llegó a valores negativos por primera vez en su historia. Esto se da en un contexto de pandemia en el que se limitan los viajes y la actividad económica está decreciendo por los esfuerzos de mitigación de la enfermedad. 

La caída histórica del precio del crudo tiene relación directa con la sobreproducción y con un mercado que no la puede absorber debido a la fuerte caída global de la demanda impulsada por la paralización de la economía en la mayoría de los países del mundo. A esto se le suman los altos costos de almacenamiento que superan al precio al que puede venderse hoy el barril.

Esto impacta en la explotación no convencional que se realiza en Vaca Muerta ya que tiene un alto costo y no se justificaría en un contexto en el que el precio del petróleo se hunde en el mercado internacional.

Tanto desde una perspectiva socio ambiental como económica, es una falacia creer que el megaproyecto de Vaca Muerta salvará al país de la crisis económica. En primer lugar, el precio del petróleo en Argentina está atado al valor de referencia que se utiliza en Europa (Brent) que está atravesando también una fuerte caída por lo que no sería competitivo en los mercados internacionales. En segundo lugar, la economía de las provincias de Neuquén y Río Negro es dependiente de esos precios y está concentrada solo en la actividad petrolífera por lo que no tiene diversificación productiva. En tercer lugar, la falta de infraestructura básica para llevar adelante la técnica de extracción de no convencionales también constituye un obstáculo para transformar a Vaca Muerta en una plataforma exportadora. Se necesitan años de inversión en investigación y desarrollo para que sea económicamente viable la producción, es decir, que el valor de venta del barril de petróleo o gas pueda cubrir los costos. 

Por último, pero no menos importante, los combustibles fósiles son uno de los mayores causantes de aumento de emisión de dióxido de carbono en la atmósfera, lo que contribuye al aumento de la temperatura media del planeta. Por eso la energía renovable -como la solar y eólica- es clave para enfrentar el cambio climático. No obstante, no es solo cuestión de repensar la transición energética sino de cuestionar el modo de consumo que aún está basado en el uso de combustibles fósiles.

En definitiva los hechos demuestran que Vaca Muerta no es la solución energética ni económica para sacar al país de la crisis actual porque los impactos ambientales son altísimos y el negocio de los hidrocarburos no asegura estabilidad. Actualmente, está en debate la transición hacia una matriz energética basada en energía renovable no contaminante y más democrática en el que las personas puedan ver reconocido y garantizado su derecho a participar ya que la energía es un derecho que no debe ser mercantilizado ya que de otra forma estamos en un camino sin salida.

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