Nacionales

26 abril, 2020

“El rol de las organizaciones populares está siendo clave en esta pandemia”

Darío “Chano” Acosta, concejal de la localidad chaqueña de Ciervo Petiso y militante del Movimiento Popular La Dignidad, cuenta en esta entrevista cómo se está abordando el coronavirus en su provincia, cómo impacta en el interior y en las comunidades originarias.

Darío «Chano» Acosta en el acto de lanzamiento de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular en diciembre de 2019

Santiago Mayor

@SantiMayor_

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Detrás de la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Chaco es el tercer distrito del país con más casos de coronavirus (297) y el segundo con mayor promedio por habitante, después de la capital. A este escenario se le suma la epidemia de dengue que ya afectaba al norte argentino antes de la pandemia.

El concejal de la comuna chaqueña de Ciervo Petiso por el Frente de Todes, Darío “Chano” Acosta, dialogó con Notas y remarcó que hay “mayores niveles de consciencia” en la población pero que todavía hay cosas que corregir. Al respecto opinó que el abastecimiento de alimentos y medicamentos sigue siendo “un problema mayúsculo”.

No obstante, el militante del Movimiento Popular La Dignidad (MPLD) en el Frente Patria Grande, destacó el rol de las organizaciones sociales y la economía popular. No sólo proveyendo alimento a los sectores más golpeados por la crisis, sino también contribuyendo a las medidas de cuidado y prevención sanitaria.

Acosta, que también es coordinador nacional de la Liga de Trabajadorxs Rurales, apunta que será clave “continuar dando respuestas a las poblaciones vulnerables”, pero también “comenzar a edificar una arquitectura política” que dé salida a “la crisis económica y social que se avecina”.

– Desde que comenzó la cuarentena obligatoria se ha señalado que esta no se vive de la misma forma en los distintos sectores sociales. Sin embargo, tampoco es lo mismo de acuerdo a las provincias o regiones del país ¿Cómo ha impactado esta situación en Chaco y puntualmente en el interior provincial?

– Hay un contexto que es para tener en cuenta. Chaco actualmente es la provincia, luego de Buenos Aires y CABA, con más casos confirmados de Covid-19. Y seguramente es la provincia con mayor índice de contagio en relación a su cantidad de habitantes. Esto obviamente trae aparejado una preocupación que comienza a traducirse en mayores niveles de conciencia en la población del riesgo al que estamos expuestos. Y ese nivel de conciencia sobre el cuidado, trae consigo cambios en los modos de vida.

En la provincia, sobre todo en el interior, existen un conjunto de pueblos con características rurales, donde sus habitantes realizan sus actividades entre el pueblo y el campo. Algunas familias optaron por instalarse directamente en el campo porque el cuidado de sus chacras y animales implica un día a día. 

Como en el primer tramo del aislamiento no estaban exceptuadas las actividades rurales, debieron optar entre instalarse en campo, o en el pueblo. Una vez habilitados, pudieron retomar sus rutinas tomando las precauciones sanitarias. 

Como se dio en otros puntos del país, aquí también las localidades del interior optaron por bloquear sus accesos, eso les permitió comenzar a desarrollar un tipo cuarentena comunitaria y administrada, pero también algunos problemas con el abastecimiento. 

Por otro lado, Chaco es una provincia muy centralizada en términos administrativos y políticos. En Resistencia sucede todo. Esto hizo necesario que el Estado comience a re pensar formas descentralizadas de resolución de las demandas. 

– ¿Cómo es su situación de los pueblos originarios considerando que sus comunidades suelen estar alejadas de centros de salud, lugares de abastecimiento de alimentos, etc.?

– Las comunidades originarias viven una situación de emergencia estructural desde hace muchísimo tiempo. La pandemia develó el estado de vulnerabilidad a la que están expuestas las comunidades frente a este escenario. 

Un ejemplo: hace unos días hablaba con Juan Chico, un historiador y escritor del pueblo Qom, que me trasladaba una situación alarmante. Existe un alto porcentaje de tuberculosis, que como se sabe afecta la salud integral de las personas, y principalmente el sistema respiratorio. Esto debería ubicar a las poblaciones originarias dentro de las poblaciones en riesgo y eso no está tan claro. Aunque desde el Estado se está intentando desarrollar mayores niveles de atención socio sanitaria a las poblaciones originarias, sigue habiendo dificultades resolutivas, porque la demanda también es mayor frente al riesgo.

En las poblaciones más alejadas, trasladarse a los centros urbanos para el abastecimiento y el acceso a la salud viene siendo una preocupación. Sobre todo, porque algunas localidades han restringido la circulación en todos sus accesos, lo cual dificulta el movimiento. El Estado y las organizaciones que tienen presencia en los territorios buscan formas de abastecer a las comunidades con alimentos y medicamentos, pero sigue siendo un problema mayúsculo.  

– El presidente Alberto Fernández señaló que, en algunos barrios populares del conurbano bonaerense se está aplicando el modelo de “cuarentena comunitaria”, es decir que, debido a las condiciones habitacionales, el aislamiento no se realiza en la casa, sino que nadie puede entrar ni salir del barrio ¿existen modelos similares en Chaco? ¿Funcionan?

– Desde las organizaciones hemos planteado que es necesario un esquema de aislamiento “quédate en tu barrio”, pero aún falta la formalidad de ese esquema. Más allá de eso, en las barriadas se implementa una forma de relación comunitaria de aislamiento. Principalmente por las condiciones habitacionales que hacen muy difícil establecer un esquema de aislamiento en la casa. Se imponen por necesidad los modos de cuarentena comunitaria más allá de las formalidades reglamentadas por el Estado y del hostigamiento de las fuerzas de seguridad.

En la provincia se está buscando establecer los comités de emergencia en las localidades y en los barrios que tengan como parámetro la “cuarentena comunitaria”, pero el desarrollo de ese esquema viene teniendo muchas dificultades de operatividad. Y eso es un problema político vinculado a los roles que quieren ocupar los intendentes y algunos funcionarios. 

Cuando los intereses particulares se sobreponen por sobre los colectivos, es muy difícil alcanzar niveles de consenso que permitan la viabilidad de un esquema. Ojalá se pueda sortear estas dificultades y avanzar, no solamente por la situación coyuntural, sino también por el futuro. 

La cuarentena va a continuar, con esta certeza, creo que el Estado y las organizaciones que estamos implicadas en los territorios, deberíamos avanzar en un esquema de cuarentena comunitaria administrada en los pueblos y barrios donde no se detectaron casos de infectados por Covid-19. 

– Además del coronavirus, en Argentina se está viviendo una importante epidemia de dengue ¿cuál es la situación en la provincia respecto a este tema? ¿Se están adoptando las medidas necesarias para combatir la enfermedad?

– Antes de que se decrete el aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia, en Chaco ya veníamos sufriendo el dengue desde hace un tiempo. El Estado en este sentido ha tenido una actitud muy activa de información hacia la población, realizando campañas de descacharrización, atacando los focos infecciosos, etc. Pero sigue siendo una preocupación latente porque el crecimiento de infectados se sostiene. Y este escenario se repite a lo largo y ancho del país, no solamente en Chaco. 

Creo que esta emergencia socio sanitaria debe ser un punto de partida para re pensar las políticas de cuidados y de acciones pedagógicas que impulsen campañas cada vez más sólidas y efectivas en cuanto a la prevención de la salud. Desde nuestra organización venimos proponiendo que se desarrolle un programa de promotores y promotoras en Salud Comunitaria, con acciones permanentes, con campañas específicas y una fuerte participación de las poblaciones implicadas. 

Por último ¿Cuál está siendo el rol que cumplen o deberían cumplir las organizaciones populares en general y de la economía popular en particular en este escenario tan complejo?

– El rol de las organizaciones populares y de la economía popular está siendo clave en esta pandemia. Y esto se puede ver en un ejemplo claro: el acceso a la alimentación. Por un lado, garantizando en sus redes de merenderos y comedores el acceso a un vaso de leche y un plato de comida a las poblaciones vulnerables. Y por otro en la producción de alimentos a través de sus organizaciones campesinas, indígenas y rurales. 

Y esta responsabilidad frente al momento de crisis, no es novedad. A lo largo de las diferentes crisis que le tocó atravesar a nuestro país, las organizaciones populares han sabido tener un rol protagónico para dar respuestas y soluciones. Más allá de que se invisibiliza su rol, que se estigmatiza desde algunos editoriales y se busca desplazarlas de la escena política, es innegable el rol que vienen ocupado. 

Y no es solo que el valor de las organizaciones está en dar respuesta de tipo alimentación. También está en sus políticas de cuidado asistiendo a la población de adultos mayores en las barriadas, acompañando las emergencias con sus rescastistas, realizando campañas de salud, en la recolección de residuos, en la contención de la situación de calle, etc. 

Hay un doble desafío que plantea la etapa para las organizaciones. Por un lado, como continuar dando respuestas a las poblaciones vulnerables, y por otro, como comenzar a edificar una arquitectura política que nos dé salida a la crisis económica y social que se avecina. Porque habrá crisis. Y ahí me parece que juega un rol fundamental el desarrollo de las producciones de la agricultura familiar, las políticas de cuidados, el reciclado, la integración urbana, el abordaje del consumo problemático y la situación de calle. Con mayores niveles de inserción en la producción y ejecución de políticas públicas. 

En este tiempo hay una narrativa que se viene imponiendo y ganando adeptos. Esa narrativa tiene como eje vertebrador el “nadie se salva sole” y “el mundo ha cambiado”. Si esto efectivamente es así, si partimos de la aceptación de estas premisas, entonces deberíamos partir como sociedad que no habrá salida colectiva, ni un mundo mejor, sin la participación plena de las organizaciones populares en la construcción del bien común.  

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