22 abril, 2020
Venezuela resiste: entre la pandemia y la agresión estadounidense
El periodista y escritor argentino Marco Teruggi, que reside desde 2013 en el país caribeño, relata desde Caracas cómo el gobierno ha logrado sortear de manera eficaz la crisis provocada por el coronavirus, lo que ha fortalecido su posición en detrimento de los sectores golpistas apoyados por EE.UU.
Santiago Mayor
Venezuela ha estado en el centro de las noticias de las grandes empresas periodísticas de América Latina desde hace varios años. En la mayoría de los casos para cuestionar la legitimidad de su gobierno e informando sobre los problemas que afronta su economía.
La crisis de emigración que se vivió en el país tiempo atrás estuvo en agenda durante meses. El intento de un diputado de autoproclamarse presidente sin ningún argumento legal fue avalado en innumerable cantidad de páginas -digitales o impresas- y horas -de televisión y radio-.
Sin embargo, hoy, es uno de los territorios con menor cantidad de casos de coronavirus. Ha desarrollado políticas de prevención tempranas que le han permitido contener la pandemia que está haciendo estragos en países vecinos como Brasil, Colombia o Ecuador.
Marco Teruggi, periodista argentino que reside en Caracas desde hace siete años, explica en esta entrevista los detalles de una política sanitaria que se asienta en la organización popular construida a lo largo de años de revolución.
– Teniendo en cuenta las diferencias que se observan en los países de América Latina respecto al impacto del Covid-19 en función de las medidas adoptadas por cada gobierno ¿cuál es el escenario que se vive en Venezuela en comparación con lo que puede ser Brasil o Ecuador?
– El gobierno de Venezuela fue uno de los primeros en adoptar la medida de cuarentena, desde que comenzaron a aparecer los primeros casos en América Latina, incluso antes del primero en el país. Esto en parte se explica por un diagnóstico común, conjunto, que se hizo en base a lo que venía sucediendo en otros países.
Recordemos que Venezuela tiene una fuerte alianza con Cuba y China, países que estuvieron desde el inicio enfrentando la pandemia. De ahí la lectura de que esa era la mejor solución.
Junto con eso se articuló la política de detectar tempranamente a las personas con Covid-19 para frenar el contagio, intentar impedir que se agrave la situación en las personas con el virus y de esta manera detener la cadena de transmisión para controlar la pandemia y no hacer colapsar el sistema de salud.
Esto se logró a partir de tres mecanismos. El primero fue una gran encuesta realizada a nivel nacional a través de un sistema de recolección de datos que tiene el gobierno. Sobre esa base de datos se desplegaron profesionales de la salud para ir a atender a todas las personas que manifiestan síntomas. Y en tercer lugar una estructuración territorial tanto de un sistema de salud preventivo como un tejido de organización popular -ambos se vienen desarrollando desde el principio del proceso chavista- que permite un mapeo muy fino de cada barrio. De conjunto se hizo un abordaje masivo, territorializado e individualizado.
Ese conjunto de medidas permitió que no haya un escenario de desborde. Y se combinó con un liderazgo, de Nicolás Maduro, que adoptó una línea muy clara desde el principio con un respaldo del conjunto del gobierno e incluso de sectores de la oposición no golpista.
Si uno mira Brasil hay una disputa interna por arriba entre el presidente, el ministro de Salud que fue despedido, gobernadores y sectores militares. O en Ecuador donde hay una situación que se fue de las manos desde el primer momento y un presidente que no asumió su responsabilidad ni tomó las medidas necesarias.
– En un artículo que publicaste recientemente explicaste que, además de la cuarentena, se está llevando adelante un trabajo de visitas médicas casa por casa que está resultando muy efectivo ¿En qué consiste?
– Hay un sistema de tres niveles en la Salud venezolana. El nivel primario, que es el de prevención y son los consultorios Barrio Adentro; un nivel secundario que son los Centros de Diagnóstico Integral (CDI) donde hay más infraestructura para hacer análisis, incluso internaciones, radiografias, dentistas; y un nivel terciario que son los hospitales.
El nivel primario y secundario fueron creados durante la revolución con un fuerte apoyo de la misión médica cubana que permitió un fuerte enraizamiento territorial. Sobre esas estructuras se plantea la posibilidad de salir a realizar el denominado “casa por casa”, las visitas de los médicos. A su vez se acondicionaron gran parte de los CDI y hospitales para poder internar a la gente con coronavirus.
Hay una cadena muy sencilla y muy eficaz: los médicos van a las casas; si alguna persona tiene síntomas va a un CDI; ahí le hacen un test de forma gratuita que en menos de 10 minutos dice si tiene un síntoma de coronavirus; si es así se aplica el segundo testeo y si lo da positivo (o no pero tiene todos los síntomas) se procede a la internación. Y luego, una vez que se le da el alta, la persona regresa a su casa y el médico la visita durante una semana.
Hay un control del escenario y una política agresiva de ir a buscar el virus.
– ¿Qué rol cumple la organización popular en todo esto?
– Es importante señalar que en la inmensa mayoría de los barrios, no solamente en Caracas sino en toda Venezuela, hay formas de organización popular. Pueden ser Consejos Comunales, Comunas, estructuras de base del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), comités locales de Abastecimiento y Producción que son para distribución de alimentos subsidiados.
Cada una de esas estructuras, que fueron creadas en momentos diferentes y con miradas diferentes, en este contexto cumplen un papel fundamental. Son las permiten que haya un espacio sobre el cual articular las respuestas tanto de salud como en la distribución de alimentos.
Es una sociedad que producto de una mirada estratégica, de un proceso político que apostó fuertemente a la organización popular y también de la necesidad de la resistencia en una situación de excepción permanente los últimos años, tiene una serie de mecanismos organizativos que le han dado una capacidad de responder más rápidamente a una amenaza de estas características.
– Como señalabas, el pueblo venezolano vive desde hace varios años un escenario de crisis permanente en gran medida por la guerra económica, política y paramilitar impulsada por EE.UU. ¿Qué impacto ha tenido esto en Venezuela considerando que la pandemia ha implicado en sí misma un golpe a la economía de los distintos países del mundo?
– En este momento se combinan tres frentes principales. Primero el de la pandemia y la lucha contra el Covid-19. La necesidad de evitar una propagación que eleve la cantidad de casos, los fallecimientos y colapse el sistema de salud. Este nivel implica alianzas geopolíticas, importación de insumos médicos y colaboración con profesionales de otros países.
El segundo nivel es la cuestión económica. En el caso venezolano se combinan varias situaciones juntas: una tiene que ver con las dificultades que se venían arrastrando los últimos años producto del bloqueo económico declarado por EE.UU., dificultades para hacer producir sectores estratégicos del país y por lo tanto seguir dependiendo de las importaciones, y dificultades para aumentar la producción petrolera. Son una serie de factores interrelaciones. No hay una respuesta única, más allá de que predominan algunos aspectos.
Y junto con esto el desplome de los precios petroleros que en una economía como la venezolana -donde más del 90% de los dólares que ingresan vienen de ese mercado- genera un impacto gigantesco. Con el agregado de que el crudo que se exporta, al estar bajo sanción, ya de por sí estaba a un precio más barato. Por eso desde hace algunas semanas sucede que el precio del barril no cubre el costo de extracción.
Todo eso permea y golpea sobre el ingreso que tiene el Estado, sobre su capacidad de hacer importaciones, entre ellas de gasolina. Venezuela exporta crudo pero importa combustible porque las refinerías venían detenidas. Entonces también hay una dificultad con el abastecimiento de gasolina.
A esto se suma la amenaza por parte de EE.UU. Que es una amenaza que combina las diferentes variables. Por un lado hace del bloqueo una extorsión: si Maduro renuncia levantamos una parte de las sanciones. Y con eso una serie de operaciones encubiertas que se vienen realizando y en este momento están en una situación de escalada.
Washington considera que hay un momento propicio para asestar un golpe al gobierno de Nicolás Maduro y para eso también hace propuestas de negociación “generosas”. Plantea que la cúpula militar se puede quedar, que el PSUV puede participar de la transición pero sin Maduro.
De conjunto se conforma un cuadro muy inestable donde, dicho sea de paso, Juan Guadió no tiene ningún tipo de incidencia. Es un enfrentamiento abierto entre EE.UU. y Venezuela.
– Si bien EE.UU. es hoy el país más afectado por el Covid-19 no ha cesado en sus ataques contra Venezuela y recientemente elaboró una nueva acusación contra el presidente Nicolás Maduro por narcotráfico seguido del anuncio de despliegue de una flota de guerra en el Mar Caribe ¿Considerás que, en este contexto tan particular, existe una posibilidad de real de invasión?
– Hubo varias especulaciones y análisis sobre el despliegue en el Caribe, sobre todo el día del anuncio. Pero rápidamente comenzaron a aparecer una serie de noticias que planteaban que no había consenso en el Pentágono para una operación de esta naturaleza en este momento, donde la crisis interna en EE.UU. estaba en plena escalada (ahora lo está aún más). La lectura de sectores del gobierno estadounidense era que había que volcar la fuerza hacia adentro del país para solucionar la pandemia.
Ese anuncio de despliegue en el Caribe fue hecho una semana después de haber puesto precio a la cabeza de Maduro y Diosdado Cabello. Por lo tanto se lo relacionó automáticamente y EE.UU. trabajó para que eso fuera así. Sin embargo hace pocos días el jefe del Comando Sur dijo que no tenía que ver con una operación militar contra Venezuela.
Por lo tanto, es evidente que no hay un consenso interno. No solamente con el Departamento de Estado, también ha habido críticas mediáticas justamente porque la crisis interna es muy fuerte.
Esto nos lleva a una conclusión que no es nueva, pero se va reactualizando, que es que no estamos frente a una hipótesis de invasión en términos convencionales. Sino que estamos ante una situación de combinación de muchos tipos de presiones económicas, diplomáticas, psicológicas y militares encubiertas. Lo que se busca es generar un quiebre al interior del gobierno para forzar la renuncia del presidente.
Ese escenario va a seguir dándose pero creo que, tomando en cuenta la fragilidad de la situación en EE.UU. y el cambio de situación electoral que enfrenta Donald Trump, haga lo que haga Washington va a necesitar un alto nivel de garantía de funcionar para que no haya un efecto boomerang y les termine jugando en contra.
Por su parte Venezuela va a seguir aplicando la estrategia de detección y disuasión. Es decir, anticipar el movimiento que viene y hacer ver que no hay posibilidad de que la agresión triunfe.
– En su momento fue noticia mundial la emigración de ciudadanos y ciudadanas venezolanas. Sin embargo, muchos están volviendo desde debido a la pandemia y la crisis sanitaria ¿esto es así? ¿Cómo están siendo recibidos?
– Desde que se declaró la pandemia han regresado al país más de nueve mil venezolanos y venezolanas, centralmente por tierra, provenientes de Perú, Ecuador y Colombia. En esos tres países es donde se concentró, en términos generales, la emigración de los sectores más populares que han vivido y están en condiciones más precaria. Incluso han sufrido operaciones mediáticas de discriminación.
Por eso se está dando este regreso que ha significado un gran desafío para el gobierno. Tuvo que poner en pie una estructura sanitaria fronteriza para recibirlos, hacer que ingresen por los canales ordinarios y no por los pasos ilegales. Luego poder tenerlos en cuarentena durante 14 días, alimentarlos, hacer los test y una vez que han pasado toda esa situación poder enviarlos de forma segura a su lugar de procedencia dentro del país.
Ha sido un despliegue importante que hasta ahora se ha dado de buena manera, por eso hay un incremento de los regresos. Y eso ha significado, otra dimensión del fortalecimiento de Maduro.
La situación de pandemia, la emergencia nacional y la falta de propuestas de Guaidó, ha apuntalado al presidente. No solamente por la evidencia de que es el único gobierno sino porque está al frente de la crisis sanitaria, con un buen manejo de la situación y eso también ha reducido los sectores golpistas de la oposición.
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