22 abril, 2020
Con solo aplaudirles no alcanza
Hace unos días se supo que, del total de infectades por coronavirus, el 14% eran trabajadores y trabajadoras de la salud. Un sistema desfinanciado y vaciado durante cuatro años, sumado a una crisis sanitaria como la actual, impacta directamente en un sector que ha visto vulnerados sus derechos.

Debajo del título de trabajadores de salud en nuestro país y que diariamente salimos a aplaudir en los balcones, no solo hay mediques varones. Creer eso implicaría abonar a una mirada hegemónica de la salud y por lo tanto el primer error de cualquier reflexión al respecto. Entran en esa amplia y vasta categoría les adminitratives, tecniques extraccionistas, enfermeres, el personal que limpia el material de laboratorio, les farmaceutiques, les ambulancieres, les camilleres, les bioquimiques, les kinesiologues, les odontologues y, claro, les mediques entre tantos otres también. Todes elles realizan tareas en el campo de la salud, a distintos niveles por supuesto, pero con el mismo desafío de enfrentar cotidianamente dolor, angustia y, quizás, hasta la muerte.
Frente a la pandemia de coronavirus estos sujetes experimentan amplias y extenuantes jornadas laborales, con dosis más altas que las normales de estrés y presión, poniendo en riesgo su salud y la de sus familias por actuar como vehículos de las partículas virales que pueden infectarles. Incluso hay quienes tuvieron que soportar algún cartel intimidante en el hall de su edificio que les acusaba de contagiadores compulsives.
Entonces, surge con más fuerza y atención que nunca la necesidad de cuidarles, porque son elles quienes garantizan, en parte, que hoy este mundo se sostenga. Por eso, también se les aplaude en todo lados, para expresarles el agradecimiento y el afecto por su trabajo. ¿Pero qué pasa en sus situaciones de laborales? ¿Tienen los elementos de cuidado necesarios para enfrentarse posibles personas infectadas?
El reporte del Ministerio de Salud de la Nación del viernes 17 de abril señalaba que ya son 374 les trabajadores infectades. Esto supone el 14% de un total de 2.669 casos totales confirmados en el país para esa fecha. De esos 374 casos, el 33% tiene un antecedente de viaje, esto señala que se enfermaron fuera del país, dejando un aproximado de 260 casos locales infectados por transmisión horizontal, es decir, entre miembros del equipo y no por contacto directo con un caso infectado.
Frente a estas cifras, los creadores de opinión, salieron a criticar al gobierno nacional por el estado deplorable en el que labura el personal de salud, comparando las “altas” tasas de infección con las de los países del primer mundo, alarmando por ese porcentaje, que por sí solo no nos dice nada.
Es verdad que se reporta que faltan insumos de protección personal, es verdad que se trabaja a veces sin barbijos, con máscaras monstruosas no diseñadas para tal fin. Pero esto ocurre en todo el planeta: hay escasez de estos recursos a nivel mundial, porque todes lo requieren y las fábricas no dan abasto. ¿Pero la responsabilidad de quién es? ¿Es un problema reciente? ¿La falta de insumos fue solamente generada por el estallido del coronavirus? ¿Bajo qué condiciones se trabajaba en el sector Salud antes del estallido? ¿Quienes sometieron a estos trabajadores a no tener Ministerio que los defienda, los organice y garantice sus condiciones laborales?
Argentina viene de cuatro años de no comprar insumos básicos para algunos hospitales y salitas de atención. Los guantes, el alcohol y los barbijos faltaban antes del nuevo virus SARS-COV-2 que genera la enfermedad de coronavirus. No había Ministerio que decidiera usar plata para comprarlos, ni empresas nacionales que los fabricaran. Por supuesto, ahora que todo el mundo los necesita, hay que salir a comprarlos y ponerse en la fila mundial de los países que se quedaron sin insumos producto de una pandemia.

Ahora bien, si se miran los datos de la Ciudad de Buenos Aires, de acuerdo al último boletín epidemiológico semana 14 -o sea hasta del 17 de abril inclusive- 222 personas infectadas de un total de 5972, fueron dentro del personal de Salud. Esto significa que la ciudad más rica del país acumula el mayor porcentaje (aproximadamente 60%) de personal sanitario infectado.
Esto es un dato interesante para quienes salen a reclamarle a la gestión Nacional la escasa compra de insumos para un sistema de salud nacional desfinanciado por la gestión anterior durante cuatro años. El ministro de salud y su equipo, ante la crisis, están asumiendo como propios los errores pasados y los afrontan con vocación sanitarista.
En este escenario, bien vale reconocer a todes les trabajadores de la salud en su vasta multidisciplinariedad y aplaudirles con fuerza. Pero nunca más hay que defender la degradación del Ministerio de Salud a Secretaria, el vaciamiento del sistema de salud público y las políticas de recortes que operan sobre les trabajadores. Si se quiere reconocer su laburos, más que aplausos hay que garantizarles sus derechos.
* Doctora en Biología Molecular y Biotecnología
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