20 abril, 2020
Masetti y la revolución del periodismo latinoamericano
Amigo y hombre de confianza del Che Guevara, jefe de Rodolfo Walsh en Prensa Latina, el argentino Jorge Masetti fue un militante que entregó su pluma y su cuerpo al sueño de un mundo más justo y libre.


Nicolás Castelli
Jorge Ricardo Masetti fue una figura polifacética. Un periodista excepcional pero fundamentalmente un revolucionario, un hombre transformado por el tiempo que le tocó vivir. Luchó primero con la máquina de escribir y dejó una huella indeleble en el periodismo siendo partícipe de la creación de la primera agencia de noticias latinoamericana, Prensa Latina, en los primeros años de la Cuba revolucionaria.
Luego intentó luchar con el fusil exportando la revolución a la Argentina con el patrocinio de su compatriota y amigo Ernesto “Che” Guevara. Fracasó y desapareció para siempre en la selva salteña un 21 de abril de 1964. Tenía apenas 34 años, pero sus últimos seis, desde que fue testigo de la lucha revolucionaria en Cuba, fueron de un vértigo e intensidad incomparable.
¿Por qué hablar hoy de Masetti una figura durante años ignorada, incluso incómoda, para cierto progresismo? Porque en estos tiempos donde algunas empresas periodísticas juegan un rol abiertamente golpista en el marco de la estrategia de Guerra Judicial (o Lawfare) para desestabilizar y voltear gobiernos populares en la región, retomar su aporte a la democratización de la comunicación resulta fundamental. Y porque estas tareas que emprendió como comunicador, aún inconclusas, se muestran urgentes y de primer orden para cualquier proceso político que se proponga en nuestro presente transformar la realidad.
Revolucionar el periodismo con la verdad
Antes de convertirse en el comandante Segundo de la frustrada experiencia foquista del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), Masetti fue el primer periodista argentino en entrevistar al Che Guevara y a Fidel Castro en Sierra Maestra en plena lucha contra el régimen dictatorial de Fulgencio Batista. De esa experiencia surgió su libro Los que luchan y los que lloran, una amistad profunda con el Che y, sobre todo, la germinación de una conciencia revolucionaria, de un compromiso en la lucha por la justicia y la verdad a la cual terminaría entregando su vida.
Hasta el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 no existía una agencia de noticias latinoamericana que pudiera contrarrestar el flujo mundial y desigual de información se elaboraba en Europa y EE.UU. Las y los revolucionarios cubanos entendieron que el intercambio desigual y la dependencia entre nuestro continente y el mundo desarrollado no era solo económica.
Lo que pasaba en estas tierras era informado desde Washington o Londres, tergiversando la realidad de los países del tercer mundo. Las corresponsalías locales de Reuters, United Press International (UPI) y Associated Press (AP) traducían y elegían qué noticias dar a los diarios latinoamericanos.

El primer intento por revertir esta situación lo hizo en 1945 cuando Juan Domingo Perón, en Argentina, creó la agencia de noticias Télam y con la fundación de Agencia Latina, que eran empresas mixtas. Pero ninguna de las dos logró incomodar a las corporaciones periodísticas del mundo como lo hizo la creación periodística cubana.
La agencia de noticias Prensa Latina fue una idea del Che que vio una la necesidad para el proceso cubano de producir su propia información. Quién lo llevó a la práctica fue Masetti, ya definitivamente convertido en un hombre de confianza para la revolución y el comandante argentino.
Durante los primeros años de revolución, la isla fue objeto de constantes atentados, sabotajes y blanco de ataques mediáticos. La prensa hegemónica mundial circulaba todo el tiempo noticias falsas, con la diferencia que en aquel entonces era más dificultoso refutar la mentira.
Por eso, era necesario comunicar la revolución sin tergiversaciones y crear un periodismo liberado para los países del tercer mundo. De la nada, casi sin dinero, Masetti montó una agencia de noticias con tecnología aportada por China y la Unión Soviética logrando negociar con los norteamericanos canales de teletipo para distintas ciudades de América Latina. El crecimiento de Prensa Latina fue exponencial y figuras de la talla de Jean Paul Sartre o Charles Wrigth Mills colaboraron asiduamente.
Una de las primeras tareas encargadas al periodista oriundo de Avellaneda se dio en el marco de la Operación Verdad, una estrategia contrainformativa de la revolución sobre los juicios populares y públicos a los criminales que habían servido al régimen de Batista. En ese entonces, los medios occidentales decía que en Cuba se asesinaban a mansalva a los ex colaboradores de la dictadura. Pero lo cierto es que si algo caracterizó a la Revolución Cubana fue que no hubo excesos ni justicia por mano propia.

No obstante, al poco tiempo Masetti se alejó de la agencia durante lo que se conoció como “la época del sectarismo” donde el Partido Comunista (PC) cubano intentó copar puestos claves y desbancar a quienes no representaban su posición. Una de los primeras víctimas fue el periodista argentino, no solo por estar a cargo del éxito que ya era Prensa Latina, sino por ser hombre de confianza del Che quien a su vez mantenía diferencias con las formas de construir el socialismo de los soviéticos.
La discusión que en aquel entonces los enfrentaba refleja una tensión que muchas veces se repite entre un medios de comunicación popular, organizaciones y procesos políticos. Mientras que los pro soviéticos sostenían que las corresponsalías de Prensa Latina debían ser cubiertas por militantes o comunistas probados, para el periodista argentino esto no era necesario. Bastaba con que sean profesionales destacados con ideas progresistas o de izquierda.
En el debate imperó esta última posición logrando así el aporte de personalidades de la talla de Gabriel García Márquez y el mismo Rodolfo Walsh. Sin embargo, por la tensión en las disputas, Masetti terminó renunciando.
Del teletipo al fusil
En abril de 1961, horas antes del desembarco de los mercenarios financiados por EE.UU. en Playa Girón, las principales agencias noticiosas del mundo empezaron a circular información en la que aseguraban que el Che estaba herido, que Fidel que había muerto y que un gran número de combatientes revolucionarios habían desertado. Masetti había sido convocado de nuevo a la direcciòn de Prensa Latina, justamente para contrarrestar esta ola desinformativa y mostrar al mundo el estrepitoso fracaso de la maniobra ideada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Pero para ese entonces el argentino ya tenía otros planes. Sentía la necesidad de pasar a otro tipo de acción, de contribuir desde otro lugar y dejando el periodismo en un segundo plano. Después de recibir instrucción militar, el gobierno revolucionario cubano le encargó la tarea de establecer contactos con la revolución en Argelia. Una trabajo complejo que cumplió rompiendo el cerco francés para lograr que llegue la ayuda cubana al movimiento de liberación argelino.
Posteriormente desapareció de Cuba y reapareció en la selva de la provincia argentina de Salta al frente de una guerrilla. El resto de su historia es conocida y es la que durante años se hizo visible para omitir otras facetas de su intensa y apasionada vida.
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