Educación y Ciencia

15 abril, 2020

Sobre las Canastas Escolares “Nutritivas”

Un análisis pormenorizado de los nutrientes que debería aportar, según la ley, el alimento que entrega el gobierno porteño en las escuelas y la distancia que existe entre el texto y la realidad.

Sofía Callao Escalada*

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Falta de leche en los refrigerios, verduras machucadas y podridas, ausencia de diversos productos, canastas insuficientes para la totalidad de les alumnes, escasas frutas, largas colas para obtenerla, carencia de elementos de limpieza y desinfección para el momento de entrega. Estas y otras denuncias surgieron a partir de la entrega de la llamada «Canasta Escolar Nutritiva» en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), iniciativa que fue adoptada luego de numerosos reclamos por parte de los sindicatos y la comunidad educativa, ya que en un primer momento se entregaban viandas de pésima calidad nutricional.

Hay dos cosas que quedan claras en este primer tiempo de cuarentena respecto a la alimentación de les niñes en las escuelas de CABA: primero que desde las instituciones y les docentes se realiza con amor la inmensa tarea de alimentarles a pesar de que su trabajo es enseñar, y hacen los malabares que pueden con el presupuesto que destina el gobierno porteño. Segundo, que las canastas escolares nutritivas vienen a Ilustrar lo deficiente -en cantidad y calidad- que es la alimentación que diariamente le ofrece el Ejecutivo de Horacio Rodríguez Larreta a chicas y chicos.

«Somos lo que comemos» es una frase tan simple como real. La alimentación nos desarrolla como seres humanos, biológica y culturalmente. No hace falta ahondar demasiado sobre su importancia en la escuela, donde chicas y chicos comen todos los días, a veces hasta tres  comidas al día. Y es deber del gobierno de la ciudad cuidar la alimentación como si fueran madre-padre-tutor de cada estudiante. 

La ley 3704 de la ciudad de Buenos Aires establece el Plan de Alimentación Saludable (PAS) que regula los menús, los gramajes y el contenido de macro y micronutrientes en las escuelas. En sí mismo el PAS se podría criticar en algunos aspectos y mejorarlo en otros, pero apunta a una alimentación adecuada, equilibrada y sana para el correcto desarrollo de la infancia y adolescencia.

Ante esto fue fuerte la indignación que se generó al retirar la primera entrega de la denominada “Canasta Escolar Nutritiva”. Su contenido para dos semanas era un aceite, un paquete de fideos, uno de arroz, uno azúcar, un puré de tomate, una lata de arvejas, una de caballa, dos litros de leche, un sobrecito de queso, una gelatina, varios paquetes de tres unidades de galletitas, pocas frutas y verduras.

En primer lugar se pudo advertir que sólo llegaron comestibles para cubrir el desayuno y almuerzo. Al consultar a las maestras, nos enteramos que en la escuela de jornada completa donde asiste nuestro hijo sólo reciben alimentos para cubrir el almuerzo y desayuno y quienes trabajan en el comedor, son quienes se encargan de dividir el desayuno en dos partes para que les niñes tengan una colación a la tarde, luego de la siesta. 

En segundo lugar, advertimos que para cubrir las frutas y verduras para dos semanas, sólo entregaron: dos zanahorias, tres cebollas, una calabaza mediana y cinco unidades de fruta.

Desmenuzando la canasta

El PAS del Ministerio de Educación de la CABA, tomando como referencia al Food and Nutrition Board de EE.UU., define la siguiente distribución de macronutrientes:

Analizando el total del contenido de la canasta entregada por el Gobierno de la Ciudad, se llega a los siguientes porcentajes:

Hidratos de carbono: La canasta tiene 7% más del máximo. El PAS determina, además, que menos del 10% de las calorías totales sea de azúcares simples (como el azucar común) ya que su consumo excesivo está asociado a varias enfermedades. Sin embargo en la canasta encontramos un 27,5%, casi el triple.

Proteínas: no llegan al mínimo indispensable (10%) para el segmento de 4 a 18 años, cuando podrían llegar al 35% del total de calorías diarias. Del total de proteínas sólo el 45% es de alto valor biológico mientras que en pediatría se recomienda entre 50% y 65%. 

Grasas totales: tampoco alcanzan el mínimo del rango que es un 10,4% menos que el mínimo para niñes de 4 a 18 años. Y un 5,4% menos que el mínimo para niñes de 1 a 3 años. 

Asimismo, según el PAS, el almuerzo debe cubrir el 50% de las vitaminas A y C y de Hierro necesario por día. Sin embargo el almuerzo planteado por esta canasta no cubre ese porcentaje de Hierro para les niñez y adolescentes de 4 a 18 años, ni la vitamina A y C para los que tienen de 14 a 18 años.

Para llegar a este cálculo se tomó como referencia la Food and Nutrient Database for Dietary Studies (FNDDS) 2015-2016 sobre nutrientes de los diferentes alimentos y se tomaron en cuenta solo los 10 almuerzos que pretende cubrir. Muchas familias, dado que no pueden realizar su trabajo deberían estar cubiertas para los 15 días, incluyendo fines de semana. Es así que si este cálculo se hiciera para 15 días, el hierro sería insuficiente para todas las edades y las vitaminas A y C no serían suficientes para edades de 4 a 18 años.

Por otra parte el contenido para merienda/desayuno fue de dos barritas de cereal, seis paquetes de tres unidades de galletitas cada uno, dos paquetes de dos unidades de vainillas, dos leches y saquitos de té.

La merienda, según la PAS, debe representar del 15% al 20% del total de kilocalorías diarias. Pero en realidad no llega a cubrir el 11% para chiques de 7 a 18 años y cubre el 12% entre les de 4 y 6 años. Contiene además un muy alto nivel de harinas y grasas saturadas, azúcares simples y aditivos industriales. 

Tanto el PAS como las fuentes bibliográficas (reconocidas internacionalmente como la FAO, OMS, etc) en las que se basa, plantean restringir los alimentos industrializados y los azúcares simples. Estos son prácticamente la totalidad de lo que se consume en las escuelas como desayuno y como refrigerio. 

Otro punto importante es que la merienda, según el PAS, debería cumplir con 200 miligramos de calcio por día. Este punto está completamente en falta en las escuelas donde no se entregó leche o se entregó sólo una leche entera o 400 gramos de leche en polvo. 

Otras puntos que menciona el PAS y están lejos de ser cumplidas son: consumir variedad de cereales, legumbres y sus derivados e incluir cereales y harinas integrales; consumir cinco porciones entre frutas y hortalizas por día variando el tipo, eligiendo de todos los colores; utilizar diariamente variedad de aceites vegetales como condimento o en preparaciones; incluir frutas secas y semillas que son fuente de aceites de buena calidad y no contienen colesterol. No hace falta explayarse al respecto.

***

Esta canasta representa cabalmente la importancia que el Gobierno de la Ciudad le asigna a la alimentación de nuestres hijes, quienes son “alimentados” con este tipo de productos hasta tres de las cuatro comidas diarias, cinco veces por semana. Es hora de que comprendamos con profundidad que la alimentación no es llenar panzas, es nutrir con alimentos reales y variados. 

Existen ya sobrados estudios que relacionan la mala alimentación con la enfermedades no transmisibles (como obesidad, diabetes, celiaquía, enfermedades respiratorias crónicas, cáncer, etc.) y la salud mental. El derecho a la alimentación implica que el alimento esté disponible, sea accesible y también adecuado. Es decir, satisfacer las necesidades de dieta teniendo en cuenta la edad de la persona, sus condiciones de vida, salud, etc. Además, el alimento debe ser seguro y estar libre de sustancias nocivas, como los contaminantes de los procesos industriales o los agrotóxicos, a los que les niñes son más vulnerables.

Es posible que las escuelas no logren retomar sus actividades por varios meses. En ese contexto la cuarentena puede ser una posibilidad de reflexión y cambios. Es necesario exigir que se aborde la alimentación de un modo integral. Por ejemplo, mejorando la calidad y seguridad nutricional, brindando hortalizas, frutas y granos producidos sin agrotóxicos por cooperativas rurales, a la vez que se fomenta a estos sectores de la economía popular.

No se trata de ser o no agradecidos de recibir esta canasta, como puede verse en discusiones en la redes sociales. La alimentación de les pibis en las escuelas, sea esencial o no dada la condición económica de cada familia, no es una ayuda: es un Derecho Humano como el derecho a la vida digna, al trabajo, al agua. Es el derecho a la alimentación adecuada reconocido en la Constitución nacional (artículo 75, inciso 22), en la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires (artículos 10 y 22), la ley nacional de protección integral de niños, niñas y adolescentes 26.061 (artículos 8 y 14) y la ley de protección integral de los derechos de los niños, niñas y adolescentes de la Ciudad 114 (artículo 23).

* Licenciada en Ciencias Biológicas (UBA), docente y madre de la Escuela Pública

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