6 abril, 2020
“Los bancarios y bancarias debemos ser impulsores de una nueva ley de entidades financieras”
Santiago Etchemendi, secretario general de la Comisión Gremial Interna del Banco Provincia, seccional Buenos Aires, remarcó que las y los trabajadoras habían advertido lo que terminó pasando el viernes con los jubilados y jubiladas.

El gobierno nacional había dispuesto la reapertura de los bancos el viernes pasado exclusivamente para algunos trámites que no se podían realizar por cajeros o de manera virtual. Entre ellos el pago de jubilaciones y distintas prestaciones de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses).
Sin embargo, tras dos semanas de aislamiento social obligatorio, el sistema colapsó. Desde la madrugada miles de personas -casi todos adultos mayores que no cuentan con tarjeta de débito- se amontonaron en largas colas en la puerta de las entidades bancarias.
Esto implicó la exposición de la población de riesgo a escenarios de contagio de coronavirus lo que supone un retroceso en las medidas preventivas que se venían tomando en el país.
Santiago Etchemendi, dirigente gremial del Banco Provincia, opinó en esta entrevista sobre lo sucedido y analizó la situación laboral de los trabajadores bancarios en el marco de l pandemia. Además, destacó la necesidad de mayor intervención estatal sobre el sistema financiero.
– ¿Qué análisis hacen los trabajadores y trabajadoras de lo que sucedió el viernes pasado? ¿Quiénes son responsables del caos que se generó?
– La situación que se generó el pasado viernes, no fue una novedad para los trabajadores bancarios. Quienes atendemos diariamente a los jubilados y sectores más vulnerables, sabemos desde hace mucho tiempo cuáles son las necesidades particulares que requieren y las estrategias que debería darse el sector financiero para atenderlas.
Lo que sucedió el viernes, por un lado, se enmarca en la cuarentena obligatoria, pero la excede: es el resultado de una falta de políticas de inclusión y educación financiera en los bancos que muchos compañeros del gremio venimos visibilizando y denunciando hace años. Un ejemplo de esto, son las cientos de personas que fueron a las sucursales a cobrar por ventanilla con sus tarjetas de débito. Esto, lejos de ser culpa de los clientes y clientas, probablemente sin herramientas y/o asistencia para utilizarlas, es una clara responsabilidad de las entidades financieras que son indiferentes a todo aquel usuario financiero que no representa una ganancia para ellas.
Por otro lado, dadas las definiciones tomadas por el Banco Central en la comunicación donde estableció las operaciones autorizadas del 3 de abril, faltó un ordenamiento claro acerca de cómo arbitrar efectivamente la medida para no abonar al desborde que se generó. Un calendario de pagos era una alternativa que solo requería que las partes intervinientes –el Central junto con los bancos, Anses y el sindicato–, se sentaran a diagramarlo desde la experiencia y el rol que cada uno cumple.
Y por otro lado exigía y exige al día de hoy una definición política que pasa por obligar a todas las instituciones bancarias a pagar beneficios jubilatorios y planes sociales. Ya que esa tarea está concentrada en muy pocos bancos, en especial la banca pública. La consecuencia es el desborde de sucursales en fechas clave en situaciones normales.
– ¿Cómo afectó esto a las y los trabajadores que tuvieron que, además de estar arriesgando su salud yendo a los bancos, dar la cara ante esa situación de desorganización?
– Hemos pasado de la mala distribución de pagos y superposición de los mismos a órdenes improvisadas que demuestran mayor incapacidad y desconocimiento. Abrir sábado y domingo con horario extendido nos expuso a los bancarios a salir dos días más a la calle sin necesidad alguna, ya que la operatoria fue casi nula en todo el país.
La presión mediática pudo más y los bancarios y bancarias hemos sido agraviados como personas y vulnerados en nuestros básicos derechos laborales. Nos sentimos desamparados. Tenemos compañeros y compañeras, en especial responsables administrativos de sucursales y de las tesorerías, que llevan más de 11 días ininterrumpidos asistiendo a tomar tareas. No hay días de descanso y eso tiene un límite físico y político que nadie está poniendo.
La manipulación mediática es la que ha desbordado todo, sin existir cambios en los grupos y fechas de pago. Por ejemplo vale decir que este martes se abonará a jubilados cuyos DNI terminan en 6, 7, 8, y 9. Se ampliaron fechas de atención, los bancarios vamos a las sucursales a mirar el techo y la acumulación de jubilados en una fecha de pago sigue adelante. Este martes tendremos otra demostración de ello.
Y esto se hace sin que políticos, periodistas y funcionarios de Anses y del Banco Central tengan en cuenta un factor esencial: no todos los bancarios pueden abrir una caja porque no es su función ni tienen los conocimientos. Además todas las dotaciones están sensiblemente reducidas debido a los trabajadores y trabajadoras que no pueden asistir por pertenecer a grupos de riesgo o no tener con quien dejar sus hijos o hijas a cargo. Los banqueros reducen el personal desde hace años y hoy también en ese sentido pagamos las consecuencias.
-¿Tienen propuestas desde el movimiento de trabajadores y trabajadoras para afrontar esta situación?
– En principio, cuando la crisis nos desborda no es sencillo encontrar soluciones prácticas porque los funcionarios que toman decisiones están muy lejos de conocer la realidad bancaria y mucho menos cuando los banqueros son especialistas en sacar tajada de toda crisis.
A partir de la desorganización de fechas de pago y del desentendimiento de muchísimos bancos sobre este tema, tuvimos que extender la jornada laboral a 7 días ampliando la jornada de atención al público de 5 a 7 horas continuas. Los banqueros no dan puntada sin hilo, hace años piden apertura de bancos los fines de semana y ampliación de la jornada horaria. En esta crisis han encontrado una oportunidad de elevar la explotación de los trabajadores y trabajadoras, así como reducir puestos apelando a la innumerable cantidad de tareas que, de un día a otro, han pasado a la modalidad de trabajo, explotando a trabajadores y trabajadoras en el marco de su encierro domiciliario, sin pautar horas ni días.
Por lo tanto los trabajadores organizados debemos poner freno hoy a estas «desprolijidades», no podemos ser tan ingenuos de creer que esta anormalidad de días y horarios vuelva a la normalidad que marca nuestro Convenio Colectivo de Trabajo. En especial cuando el fin de semana quedó firmemente clara la realidad que los bancos estuvieron totalmente vacíos.
Como contrapartida los trabajadores y las organizaciones sociales que necesitan acceso a un crédito barato tenemos en esta crisis la oportunidad de poner en el tapete un debate social necesario y urgente para encontrar salida a la crisis económica que se profundiza cada día de la acertada cuarentena.
Y es debatir quién y cómo se controla y a la vez se orienta el crédito de los argentinos. Debemos los bancarios y bancarias ser impulsores y participantes activos de la concreción de una nueva Ley de entidades Financieras. Una normativa donde sea el Estado quien impone las condiciones a los bancos, redistribuye la atención social y orienta obligatoriamente las ganancias de los bancos, propiedad de los argentinos, para ser reinvertidas con el fin de generar trabajo y producción.
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