16 marzo, 2020
Todo lo que quisiste saber sobre el coronavirus y no te animaste a preguntar
Durante estos días ha circulado mucha información incorrecta o acotada sobre la pandemia. En esta nota, punto por punto, toda la información sobre la enfermedad y cómo prevenirla.


Sebastián Gatti*
Según una investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 17 de noviembre del 2019 en la región de Hubei, más específicamente en la ciudad de Wuhan, China, se contagió la primera persona por coronavirus. Desde entonces las noticias poco a poco fueron tomando más espacio en los medios de comunicación, en nuestras vidas cotidianas y en las políticas de los gobiernos.
En este artículo intentaremos hacer un “coronavirus para principiantes” para intentar aclarar dudas y, por qué no, comenzar a elaborar una serie de preguntas en relación a la magnitud del problema.
Qué es el Coronavirus
El 31 diciembre del 2019 las autoridades de la ciudad de Wuhan, en China, reportaron 27 casos de neumonía de causa desconocida. La mayoría de los pacientes se relacionaban con el mercado de Wuhan. Allí se comercializan aves de corral y otros animales de granja junto con animales salvajes y sus órganos, incluyendo reptiles y murciélagos, que en muchas ocasiones se conservan vivos hasta el momento de su venta.
Los coronavirus circulan entre los animales salvajes y en ocasiones algunos adquieren la capacidad de infectar humanos. Los murciélagos se consideran uno de los principales reservorios naturales para estos virus aunque hay otras especies que pueden ser reservorio o huéspedes intermediarios. Las interacciones entre los animales, se sospecha, pueden dar origen a recombinaciones entre distintos virus y originar nuevas cepas con la capacidad de infectar humanos, y que a su vez sean altamente transmisibles de persona a persona y en ocasiones muy virulentos.
En concreto, y para hablar como corresponde, el COVID-19 es una enfermedad respiratoria causada por un tipo de coronavirus que se llama SARS-CoV.
Al momento del cierre de esta nota había presencia de personas infectadas con el virus en 114 países, pero sólo circulaba en China, Corea del Sur, Irán, Japón, EE.UU. y Europa.
Decir que circula, quiere decir que hay casos autóctonos, es decir, que no tienen vínculo con viajes recientes ni contacto estrecho con viajeros recientes. Esto, desde luego, cambia de un día a otro.
Características de la enfermedad
El COVID-19 se contagia de persona a persona de dos maneras: transmisión por gota (directa) o transmisión por contacto (indirecta). Por gota quiere decir que secreciones provenientes de nuestra vía respiratoria son expulsadas a través de la tos y estornudos y quedan en el aire, pudiendo ingresar a las vías respiratorias de los contactos estrechos que estén a menos de 1.8 metros.
La vía indirecta es porque esas secreciones en las que viaja el virus se pueden depositar en objetos y superficies y ser llevadas por la mano hacia boca, ojos y nariz. Aún no hay estudios que tengan certeza sobre cuánto tiempo sobrevive (aunque, en rigor, no son organismos vivos) el virus fuera del organismo, pero se piensa que dependiendo del tipo de objeto en el que se deposita y las condiciones del ambiente, puede ser de horas a días.
Por las condiciones climáticas actuales de la Argentina, el tiempo de supervivencia del virus es menor que en el hemisferio norte, lo que hace que posiblemente su transmisibilidad sea más baja.
Por todo lo expresado anteriormente, las personas sintomáticas son las que se encuentran en mejores condiciones para transmitir el virus. De todas formas se reportaron casos asintomáticos que contagiaron.
Desde el momento en que se entra en contacto con una persona infectada por el virus, el tiempo de incubación va de 48 horas a 14 días, siendo lo más frecuente 5 días. Se supone que cada persona con la enfermedad, sin medidas de aislamiento, contagiará a otras 2,4 (superior a la gripe común pero menor a otras enfermedades como el sarampión).
Los síntomas principales son la fiebre, tos y dificultad respiratoria y en el 80% de los casos su gravedad es baja. Se vuelve más peligrosa para mayores de 60 años (con una letalidad que se estima en 22% para mayores de 80 años) y en personas con patologías preexistentes (hipertensión, EPOC, Diabetes). Hasta el momento se ha demostrado relativamente inocua en menores de 20 años.
Hablar de mortalidad en el transcurrir de la pandemia no es del todo sencillo. Por un lado porque al ser leve en el 80% de los casos, es posible que al hacer la cuenta muertos/enfermos, estemos subestimando el denominador al haber subdiagnóstico. Pero por otro lado, como los cortes se hacen diariamente y, es feo decirlo, la gente tarda más en curarse que en morirse; es posible que también estemos subestimando el numerador.
En China, donde la situación está relativamente controlada, la mortalidad es de entre 2,9% y 5,8% en la región de Hubei y de menos del 1% en otras regiones.
La mortalidad disminuyó a medida que avanzó la epidemia. Por un lado porque la gente tiene más defensas porque el virus ya estuvo circulando y por el otro porque se comenzaron a tomar medidas para evitar el avance. Podemos entonces suponer que a medidas más tempranas posiblemente la mortalidad sea menor que cuando se demora.
Cómo prevenirlo
Por la forma de contagio es claro que para prevenir la propagación de la enfermedad se tiene que tomar medidas individuales y colectivas.
En las individuales se encuentran los aislamientos para casos sospechosos (que vengan de los países donde hay circulación y presenten síntomas) y los probables (los que vienen de los países en circulación). Así como medidas de “etiqueta de la tos”, lo que significa ni más ni menos que toser o estornudar en el pliegue del codo. También mantener limpias las superficies, garantizar un buen lavado de manos y, lo más difícil de todo, no llevarse las manos a la cara (se estima que lo hacemos 24 veces por hora sin darnos cuenta, así que suerte con eso).
Las medidas colectivas son las que están tomando los gobiernos de los distintos países que tienen que ver con restringir la circulación de personas. En este punto hay un variopinto abanico, con extremos como el de China, con un gobierno que puede ejercer un nivel de coerción muy elevado sobre su población, y Brasil, donde el presidente Jair Bolsonaro participó de una movilización contra el COVID-19 y no respetó su propio aislamiento al venir de una zona de circulación local como EE.UU.
Situación global
La pandemia comenzó en China cuyo gobierno tomó una serie de medidas tendientes a reducir la circulación del virus. Recordemos que se trata de un país con un gobierno muy centralizado y con amplio poder de control sobre su población, con un sistema de salud totalmente a cargo del Estado, y recursos económicos suficientes para tolerar una cuarentena como la que impusieron, que incluye estrictas mediciones de temperatura y autorizaciones para circular por la calle.
A esto se suma la capacidad de desarrollar velozmente infraestructura hospitalaria (el famoso hospital en 10 días) y medios de control con códigos QR para determinar si las personas son casos sospechosos o no y en función de eso definir una cuarentena obligatoria.
Dos meses después de tomar estas medidas la epidemia está contenida. Casos nuevos hay y seguirá habiendo hasta que se consiga una vacuna, imposible de pensar en un plazo menor a 12 meses. Aunque también era imposible pensar en un hospital en diez días.
Pero el mundo globalizado, con 1.200 millones de turistas recorriendo el globo y economías absolutamente interconectadas, llevaron a que el virus velozmente se propagara y se generara un nuevo foco en el norte de Italia.
El gobierno italiano entendió las medidas chinas más como una política de propaganda del Partido Comunista que como medidas sanitarias, por lo que demoró en tomar las propias. Por otro lado, jamás lograron identificar al paciente 0 (la persona que llevó el virus a la región de Lombardía). Hay quienes sostienen que es posible que el virus estuviera circulando en Italia desde diciembre pero que al tener síntomas parecidos a la gripe estacional, se haya subestimado.
España vive una situación similar, aunque con algo de retraso en la multiplicación de los casos y tomando medidas de aislamiento con menor cantidad de confirmados.
Por su parte Donald Trump, que en su momento sostuviera que sólo el calor frenaría la epidemia, cerró las fronteras de EE.UU. a personas provenientes de los países asiáticos comprometidos y de Europa (aunque en un primer momento dejó fuera de la restricción al Reino Unido, como si el virus entendiera lo que es el Brexit).
El 11 de marzo la OMS definió que el COVID-19 es una pandemia e hizo un pedido a que los países salgan de la inacción y comiencen a actuar para controlar la propagación
Situación en Argentina
El 3 de marzo se confirmó el primer caso de coronavirus en Argentina y al momento de publicar esta nota ya contamos con 56 confirmados y dos fallecidos.
Todos los casos confirmados son de personas provenientes del exterior o contactos estrechos. Es decir, aún no hay circulación local del virus. Posiblemente las condiciones climáticas nos estén dando una ayuda en contener la propagación y nos debamos preparar para un brote entre abril y mayo cuando las temperaturas bajen.
Lecciones
Estamos transitando la pandemia, con lo cual la información se actualiza día a día y las medidas que se toman muestran efecto días o semanas posteriores. Argentina tiene la gran ventaja de que el virus muestra algo de comportamiento estacional lo que parece estar retrasando la propagación. Mientras más tiempo ganemos más podremos aprender de las medidas tomadas en el resto del mundo.
Como primera conclusión, al tener un virus con una alta tasa de contagio y un requerimiento alto de hospitalización (cercano al 20% de los infectados), queda clara la necesidad de evitar un pico de contagios. Como se dijo con insistencia estas semanas: aplanar la curva. No vamos a poder evitar los contagios, pero sí podemos espaciarlos en el tiempo para poder garantizar que el sistema de salud no colapse.
¿Sirve el aislamiento que se dictaminó en Italia y España? Podremos saberlo con certeza dentro de dos semanas en caso de que los nuevos infectados por día bajen.
Sobre los sistema de salud
Otro gran aprendizaje que parece estar dejando la pandemia es la necesidad discutir el sistema de salud. En Argentina tenemos un sistema profundamente fragmentado con tres subsectores (privado, público y seguridad social). No hay un actor, una institución, que regule a los tres. No existe.
El Ministerio de Salud de la Nación propone lineamientos y políticas que los otros actores no están obligados a seguir. Ni siquiera todo el sistema público, dado que las provincias y municipios tienen a su cargo la salud. Es en estos casos donde queda en clara evidencia la necesidad de un sistema de salud único, con una autoridad que tenga poder sobre todo el sistema, que no necesariamente tiene que ser todo estatal.
Es el Estado quien va a lograr contener la pandemia con medidas de aislamiento y con recursos tanto para el sector público como para el privado. ¿O acaso las empresas de medicina prepaga van a invertir para contener esta eventualidad? ¿Alguien duda sobre cuál es la respuesta a esta pregunta?
* Especialista Universitario en Medicina Interna
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