16 marzo, 2020
La biotecnología cubana y la lucha contra el coronavirus
En los últimos días fue noticia que un fármaco creado en Cuba es uno de los que mejor resultado está dando en el combate a la pandemia que afecta a más de cien países en el mundo. ¿Cuál es su orígen y que rol juega la industria médica de la isla caribeña?


Santiago Mayor
El Interferón Alfa 2-B recombinante es uno de los 30 medicamentos que ha utilizado China para combatir el nuevo coronavirus Covid-19 y uno de los más efectivos. Si bien no cura la enfermedad -no se ha encontrado hasta el momento nada que lo haga- si funciona de manera terapéutica para aliviar los efectos de este nuevo tipo de gripe.
Se trata de un fármaco de origen cubano que se utiliza en el sistema público de salud de la isla desde hace más de 30 años. En territorio chino se produce desde 2007 gracias a una empresa mixta con capital de ambos países.
Este producto surgido de la avanzada industria biotecnológica cubana tiene la propiedad de interferir la multiplicación viral dentro de las células. Es por eso que se utiliza para combatir las Hepatitis B y C, el Herpes zóster (conocido como culebrilla), el VIH-Sida y el dengue, entre otros.
Luis Herrera Martínez, uno de los creadores del medicamento señaló que “tiene la ventaja de que ante situaciones como estas es un mecanismo para poder protegerse”. “Su uso evita que los pacientes con posibilidades de agravarse y complicarse lleguen a ese estadio, y finalmente tengan como desenlace la muerte”, añadió.
La biotecnología cubana: una industria de punta
Promovida con fuerza en la década de 1980 con la inauguración del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de La Habana, la industria biotecnológica cubana ha tenido un desarrollo notable.
Tal como reseñó años atrás el periodista cubano Amílcar Pérez Riverol “solo en el período 1990-1996, el país invirtió alrededor de mil millones de dólares que resultaron en el surgimiento del denominado Polo Científico del Oeste de La Habana, clúster de centros de ciencia que, en el año 2003, contaba ya con 52 instituciones”.
Hay que recordar que durante la década de 1990 Cuba afrontó una crisis económica de enorme magnitud tras la caída de su principal socio comercial, la Unión Soviética. De un día para el otro desapareció el 85% de su comercio exterior y entre 1989 y 1993 el PBI cayó 35%. Sin embargo esto no llevó al gobierno cubano a reducir el presupuesto destinado a educación y salud lo que permitió seguir desarrollando este sector con sus consiguientes réditos.
“La creación del Polo modificó significativamente el panorama de las ventas por exportaciones de productos biotecnológicos en la Isla que pasaron de cien millones de dólares anuales, durante los años 90, a cerca de 300 millones de dólares en 2005”, añadió Pérez Riverol. Además, esto posibilitó que Cuba produzca aproximadamente “el 60% del cuadro básico de medicamentos utilizados en el país”.
A esto se sumó la creación, en 2012, del Grupo Empresarial BioCubaFarma que integró el trabajo de 38 instituciones pertenecientes al Polo Científico del Oeste de La Habana y al antiguo Grupo Empresarial QUIMEFA.
Este grupo emplea actualmente más de 22 mil trabajadores y trabajadoras, exporta a más de 50 países, posee 1800 patentes fuera de Cuba y sus ingresos anuales ascienden -según el portal CubaDebate– a dos mil millones de dólares.
Hecho en Cuba
Además del Interferón Alfa 2-B, la industria biotecnológica cubana ha logrado en los años recientes crear distintos medicamentos para enfermedades que antes no tenían cura o tratamiento posible.
El CIGB también produce una vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón llamada Cimavax EGF, que es complementaria a otros tratamientos convencionales como la quimioterapia. Aunque no cura la enfermedad, contribuye a controlarla y ofrece mejor calidad de vida al paciente, sobre todo en estados avanzados. Los estudios revelan que ha extendido en promedio cinco años la esperanza de vida de las personas que padecen este tipo de cáncer.
También para el tratamiento de tumores se creó el anticuerpo monoclonal Nimotuzumab, registrado para la terapia de cáncer de cabeza, cuello, cerebral, esófago y páncreas. Y el Heberferon, un medicamento dirigido principalmente a reducir o eliminar los tumores de piel no melanomas.
Otro producto que resalta es el Heberprot-P, un medicamento para tratar la úlcera del pie diabético y evitar amputaciones que se han reducido en más de un 75%. El Heberprot-P ha beneficiado además más de un cuarto de millón de pacientes en más de una veintena de países de América Latina, Asia, África y Europa. En EE.UU., donde su venta está prohibida por las restricciones del bloqueo, el pie diabético causa anualmente operaciones de amputación a más de 80 mil personas.
Finalmente en Cuba también se han desarrollado productos como la VA-MENGOC-BC, única vacuna disponible en el mundo contra la enfermedad causada por el meningococo B (meningitis B), y el Nasvac, nombre comercial de una vacuna terapéutica para curar a pacientes crónicos de hepatitis B.
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