Batalla de Ideas

12 marzo, 2020

Una educación meritocrática y sin derechos en la Ciudad de Buenos Aires

Durante la apertura de las sesiones legislativas de este año, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, dedicó gran parte de su discurso al sistema educativo. Sin embargo sus palabras poco tienen que ver con lo que realmente sucede en el distrito más rico del país.

Alicia García Tuñón

@AliGarciaTunon

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El 1 de marzo el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, abrió las sesiones de la Legislatura porteña. Cómo es su costumbre, comenzó con un discurso plagado de frases de agradecimiento por acompañarlo en su gestión y con un tono con el que intentó generar complicidad con el auditorio y con los vecinos  que le siguen dando el voto.

No faltaron frases como “acompañar el esfuerzo de cada persona”, “una Ciudad que valora e impulsa el talento y que está encarando una transformación educativa orientada al futuro”, “que cada chico reciba una educación de calidad que le dé más oportunidades de descubrir sus talentos y sus gustos, y desarrollar al máximo sus capacidades”. 

Si analizamos estas frases podemos ver que Rodríguez Larreta sigue teniendo una mirada meritocrática y mercantilista de la educación. Educar en talentos y capacidades, en la que el emprendedurismo será la salida laboral del “futuro”.

Esta propuesta    es consecuente    con el modelo de país y de Estado que el gobierno de Cambiemos buscaba instalar y que Larreta sostiene para la capital del país. El emprendedor debe ser “flexible”, generarse su propio trabajo, “adaptarse” a las necesidades del mercado, ser creativo y talentoso. 

Pero adaptarse significa aceptar sin más las reglas del mercado. Toda esta política profundiza cada vez más la desigualdad que se construye a partir de discursos individualizantes que categorizan a los estudiantes y los responsabilizan de sus éxitos o de sus fracasos.

¿Qué pasa con los “no talentosos”? ¿Los dejamos librados a su suerte? ¿Los que no tienen capacidades son descartables? El talento suele estar asociado a la habilidad innata y a la creación. 

Pero el discurso del Jefe de Gobierno no terminó ahí y habló de la construcción de nuevas instituciones educativas. “Cada nueva vacante es una nueva oportunidad para un chico o una chica que va a tener un mejor futuro. Tan importante como la infraestructura escolar son los contenidos que se enseñan en las aulas”, dijo.

El anuncio de las 54 nuevas escuelas de las que habla desde hace cuatro años y que fue uno de los ejes de campaña es por lo menos engañoso. Muchas de estas obras son simplemente traslados a nuevos edificios, otras son obras de remodelación y otras fusiones de salas en un nuevo edificio. Esto no implica más vacantes, sino una relocalización. 

Ejemplo de esto es la Escuela de Bellas Artes “Rogelio Yrurtia”, recientemente inaugurada luego de una lucha de muchos años por la construcción de un edificio nuevo en el terreno lindero. Hoy la comunidad educativa de la Escuela está en conflicto porque pese a que quedaron más de 100 estudiantes sin ingresar, el Ministerio quiere utilizar parte de las instalaciones para una escuela primaria.

Otras escuelas fueron trasladadas como el Jardín Maternal 6 DE 4º que funcionaba en el viejo Ministerio de Educación de la calle Paseo Colón y ahora funciona en Retiro. O el del Hospital Ramos Mejía en donde  había 350 vacantes y quieren trasladarlo al jardín aún no inaugurado de la manzana 66. Cuando abra sus puertas va a tener lugar para 500 niños de nivel inicial lo que en realidad suman 150 vacantes y disminuyeron las vacantes de niñes hasta los 2 años. 

Por ahora hay una medida cautelar que impide el cierre del jardín del Ramos y que le ordenó al gobierno de la Ciudad a realizar las refacciones necesarias para su funcionamiento.

Pero la lista sigue. 

La inscripción on line para este año, dejó en evidencia que faltan 24 mil vacantes si contamos los 11 mil niños que van a los Centros de Primera Infancia (CPI) que son espacios de cuidado. La mayoría de los jardines inaugurados son de Jornada simple y no resuelven la situación de las familias, sobre todo de las madres trabajadoras.

El mismo jefe de Gobierno reconoce que los CPI no son escuelas, sino espacios donde juegan, se alimentan y cuentan con “el amor”. En la ciudad más rica del país el gobierno genera espacios para pobres, pero no escuelas, aumentando así la brecha de desigualdad. 

Los CPI no tienen seguimiento pedagógico del Ministerio de Educación y funcionan gracias al esfuerzo de las organizaciones sociales porque el dinero que destina el Ministerio de Desarrollo y Hábitat no alcanza para cubrir comida, servicios, infraestructura y salarios del personal. Varios de estos corren riesgo de cerrar por falta de recursos como Rayuela y Pido Gancho y otros ya han dejado de funcionar en 2019.

Los docentes y trabajadores están precarizados, con salarios muy por debajo de los docentes que trabajan en los jardines del Ministerio de Educación. La mayoría de las docentes tienen el título de  profesoras para el nivel inicial y plantean que el amor que proclama Larreta se traduzca en derechos.

La infraestructura tampoco parece ser el fuerte de la gestión. El año pasado varias de las escuelas recientemente inauguradas se inundaron con las primeras lluvias. En otras, como en la media Padre Mugica de Retiro, se cayó la baranda de la terraza en una clase de educación física. 

La subejecución del presupuesto destinado a infraestructura y mantenimiento es histórica en el gobierno de la Ciudad. Esto se ve reflejado con hechos muy graves como el de la nena que se cayó del 2º piso en un jardín de Palermo porque pasó entre las rejas de la ventana o la presencia de asbesto en 12 escuelas. También la invasión de ratas en varios establecimientos que funcionaron sin gas durante el frío invierno del año pasado.

Larreta habla de la vocación docente, de la importancia de tener docentes del futuro en una ciudad que año a año ha bajado sistemáticamente el presupuesto destinado a la educación y que ha aumentado las partidas para el pago de la deuda o la colocación de macetas y luces en las calles.

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