10 marzo, 2020
Italia: escenario central del avance de las extremas-derechas en Europa
La Liga nació a principios de los ‘90 como una fuerza política independentista, sin embargo con el correr de los años se fue “italianizando” para convertirse en un partido nacional que, en los últimos años, como Matteo Salvini a la cabeza, se convirtió en el más importante del país.

Italia se ha convertido en un escenario central en el avance de las extremas-derechas europeas. Diferentes fuerzas de este perfil han llegado al gobierno en más de una ocasión en la tercera economía de la Europa continental. La última vez fue en el año 2018 con la coalición entre la ultra-derechista Liga del Norte (Lega Nord) y el movimiento anti-sistema M5E (Movimento 5 Stelle). Aunque la Liga no pertenece más a esta coalición, debido a un error de cálculo de su líder Matteo Salvini, ha sido este partido el que ha impuesto los términos de la agenda política italiana en los últimos años.
La italianización de la Liga del Norte
La historia de la Liga del Norte comienza en el año 1991 como fusión de diferentes fuerzas separatistas de la región septentrional del país bajo el liderazgo de Umberto Bossi y con la consigna de independencia para la “Padania”, una nación imaginaria que debería aglutinar a esas regiones. Esta formación regionalista pronto se vio beneficiada cuando en 1992 estalló el mani pulite, el escándalo de corrupción más grande en la historia italiana. Aquello creó una situación de rechazo hacia toda la política y asentó un golpe del que aún no se recuperan a la Democracia Cristiana y el Partido Socialista Italiano (junto con el Partido Comunista Italiano desaparecido en 1991, los dos grandes partidos nacionales de masas).
Fue en este contexto que la Liga obtuvo sus primeros éxitos electorales regionales gracias a campañas que agitaban diversas consignas anti-política, el odio a Roma como símbolo de parasitismo burocrático y furiosas demandas separatistas. Pero fue el magnate de las comunicaciones y presidente del club de fútbol Milán, Silvio Berlusconi, quien aprovechó la situación y llegó al gobierno en 1994. Basado en el control de los principales medios de comunicación, un discurso anti-estatal con énfasis en la eficacia de la gestión privada y una alianza con agrupaciones como la Liga del Norte, pudo formar el primer gobierno de extrema-derecha de Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Pero este gobierno no duró más de dos años y acabó por desintegrarse debido a sus conflictos internos.
En el año 2000 Berlusconi y la Liga del Norte volvieron a formar una coalición de gobierno, ahora con la ultraconservadora y católica Alleanza Nazionale de Gianfranco Fini, pero este intento otra vez duró poco.

En 2012 Bossi fue separado de la Liga del Norte debido a una condena por malversación de los fondos partidarios. Un par de años después Matteo Salvini, oriundo de Milán, fue elegido como líder y se convirtió en el responsable del sorprendente resurgimiento de un partido desgastado por los escándalos y marginado políticamente por sus irrealizables demandas separatistas.
Con Salvini la Liga del Norte modificó su perfil con el fin de volverse una fuerza nacional, así pasó a llamarse simplemente “Liga” y cambió la dirección de sus ataques: ya no más hacia el Sur, sino hacia los inmigrantes, ya no hacia Roma como símbolo de Italia, sino hacia Bruselas como símbolo de la Unión Europea. Dejó su utópico separatismo para convertirse en un partido de extrema-derecha anti-inmigración y euroescéptico, lo que le permitió una mayor influencia en el centro y en el sur del país.
Un manejo estratégico e intensivo de las plataforma virtuales y una imagen de hombre común convirtió a Salvini en una figura capaz de captar votos de todas las clases sociales y de todas las regiones. La nueva Liga comenzó entonces a presentarse ahora como defensora de los intereses de toda Italia ante los burócratas europeos y los inmigrantes. Fue así que en el año 2018 llegaron otra vez al gobierno como socio menor del M5E pero con una mayor proyección que las veces anteriores.
El partido del blog
Sin dudas vale la pena también detenerse en el curioso caso del M5E, un partido de carácter movimientista y con un impreciso perfil ideológico que surge a partir de un blog creado en el año 2005 por el cómico Beppe Grillo. Este blog era ya para el año 2007 uno de los más leídos del mundo y que, a partir de constantes mofas y un discurso anti-política, consiguió canalizar muy bien la frustración y el malestar por la situación causada por la crisis económica del 2008.
Muy pronto este blog se transformó en un masivo movimiento offline cuando Grillo lanzó una convocatoria a una manifestación destinada a recoger firmas para modificar las leyes electorales que tuvo un éxito tan rotundo como inesperado, el hoy célebre V-Day (por Vaffanculo-Day). Fue así que en el transcurso de un par de años, lo que había comenzado casi como una broma virtual, se transformó en un movimiento político con un considerable poder de convocatoria cristalizado en 2009 con la creación del M5E.

Esta fuerza reniega de cualquier adscripción ideológica tanto de derecha como de izquierda y plantea su crítica en términos de una regeneración ética de la vida política, más que en términos de una reforma social o de una crítica al sistema económico. Muchas de sus demandas giran en torno a cuestiones transversales como el ecologismo, la elección de candidatos a partir de consultas on-line, el rechazo a las élites y posiciones euroescépticas.
La coalición entre el M5E y la Liga se había mantenido a flote gracias a una más o menos amable división de tareas que pronto se mostró insuficiente: el M5E en ministerios más técnicos y la Liga en ministerios más ideológicos, sobre todos en aquellos ligados a la cuestión inmigratoria. Algo curioso es la elección por parte de ambos partidos de alguien como Giuseppe Conti para ocupar el cargo de primer ministro. Conti es un profesor de derecho sin trayectoria política y de perfil completamente técnico. Es decir, muy similar al del ex primer ministro Mario Monti, contra quien tanto la Liga como el M5E basaron su campaña acusándolo -y con razón- de tecnócrata y de no haber sido elegido en las urnas.
Crisis de gobierno y fortalecimiento de Salvini
Sin embargo, fue siempre Salvini desde su cargo de ministro del Interior el personaje decisivo del gobierno. Sus constantes declaraciones xenófobas y cargadas de odio hacia las minorías, especialmente hacia los gitanos, se volvieron varias veces algo más que rabietas. Por ejemplo cuando se prohibió al buque Aquarius, que había rescatado a 600 inmigrantes naufragados en el Mediterráneo, encallar en costas italianas y casi provoca una catástrofe humanitaria. O con la llamada “Ley Salvini” decretada a mitad de 2019 que endureció las condiciones para las solicitudes de asilo y dispuso durísimas sanciones para quienes intenten ayudar a refugiados.

Es sin dudas Salvini la figura más relevante de la política italiana y el que mayor intención de voto tiene de cara a una próxima elección nacional. Los dos grandes partidos históricos, el socialista y el demócrata cristiano, están ampliamente desprestigiados y tienen poca capacidad de convocatoria más allá de su aún considerable presencia institucional. El Partido Comunista no existe más y su sucesores no tienen casi relevancia política, a excepción, tal vez, del Partido Demócrata de perfil ecologista. Por su parte, el M5E está en una terrible crisis luego de la renuncia este año de su presidente Luigi Di Maio y de más de 30 de sus principales dirigentes tras la crisis ocasionada en 2019 por Salvini.
Sin embargo, en los últimos meses parece haber signos de que algo se está moviendo. A finales del año pasado apareció un movimiento denominado “Sardinas contra Salvini” en ciudades como Bologna o Modena de la región industrial de Emilia-Romagna que, en su primera convocatoria, lograron movilizar a casi 15 mil personas contra las políticas xenófobas del gobierno. A este reciente resurgimiento de la movilización popular le ha seguido una inesperada derrota electoral de la Liga en enero de este año en la misma región de la Emilia-Romagna a manos de una coalición de centro-izquierda liderada por el Partido Demócrata.
En esta campaña Salvini protagonizó un escándalo cuando, animado por una vecina, llamó al portero automático de un tunecino para preguntarle si vendía droga. Esto derivó en una crisis diplomática y en la indignación de buena parte del país y de la opinión pública. Parece que el discurso xenófobo y racista que Salvini ha popularizado comienza lentamente a ser desafiado por movilizaciones y participación. De la suerte de estas incipientes experiencias dependerá la resistencia italiana al avance de la extrema-derecha.
* Doctor en Filosofía y ex profesor de la Universidad Nacional de La Plata. Actualmente reside en Alemania y se encuentra escribiendo un libro sobre las extremas derechas europeas.
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