26 febrero, 2020
Festival de Viña le da un nuevo remezón a Piñera en la previa al 8M
El espectáculo televisivo musical más importante de Latinoamérica ha sido siempre un barómetro del estado social de Chile. Tras casi cinco meses de movilización, se convirtió en el escenario perfecto para desarmar el relato oficialista que pretende criminalizar la protesta en el país.

José Robredo Hormazábal*
Desde hace más de seis décadas es tradición en Chile que en la última semana de febrero se realice el Festival de la Canción de Viña del Mar. Un evento lleno de música y glamour que copa las portadas de la prensa del país trasandino, una especie de símbolo del fin de las vacaciones y de aterrizaje a marzo, el mes de la vuelta a las actividades escolares, universitarias y, por supuesto, políticas.
El evento ha crecido con los años de ser un modesto festival comunal durante los ‘60 a convertirse en un espectáculo que ha reflejado el momento que vive la sociedad chilena. Y en este verano, que no ha sido uno cualquiera, las tres jornadas festivaleras –hasta el momento– se han convertido en un nuevo espacio de expresión de las manifestaciones que se han dado en el país desde el 18 de octubre.
Tiembla el relato piñerista
La primera jornada del Festival, el domingo 23, estuvo cargada de simbolismos. Se prohibió que el público entrará a la Quinta Vergara, recinto donde se realiza el espectáculo, con carteles alusivos a la movilización social; dejaron en silencio durante la transmisión televisiva el audio ambiente para evitar que se escucharán las manifestaciones del público en contra del gobierno; y los animadores –incómodamente– se refirieron a la situación del país durante la apertura. Ellos mismos, el año pasado no tuvieron problema en pedir eufóricamente más democracia y respeto a los derechos humanos en Venezuela.
Los puntos más altos vinieron por parte del cantante puertorriqueño Ricky Martin quien se despachó el primer gesto hacia la movilización social: “Exijan lo básico. Los Derechos Humanos. Es básico, no pedimos nada. Yo estoy contigo Chile”. Luego llegó la rutina humorística a cargo de Stefan Kramer, famoso por sus imitaciones a personajes públicos chilenos, donde repasó al gobierno de Sebastián Piñera, apuntó contra los abusos del modelo, y enalteció la protesta social, incluso subiendo al escenario a personajes que se han hecho conocidos por participar en las movilizaciones.
Mientras el público reaccionaba exultante en el recinto, frente a la TV o en redes sociales, representantes de la derecha salían a criticar el espectáculo. El ex candidato presidencial y líder de la ultra derecha José Antonio Kast dijo en Twitter: “El Festival de Viña era una fiesta y el orgullo de Chile. Hoy está vacío, amenazado por la violencia y es la plataforma ideológica de artistas que se llenan los bolsillos con el dolor de la gente”.
Los dichos fueron criticados por la oposición que consideró que estos significaban poner en duda el plebiscito constituyente de abril y porque insistían en un relato que quedaba fuera del contexto que ponía en la mesa el Festival.
La segunda noche festivalera confirmó que el relato del “orden público” en el que se sostiene el gobierno se derrumbaba. La sólida actuación de Mon Laferte, abriendo la jornada, fue una manifestación de las demandas sociales durante todo su espectáculo, incluyendo el donar los premios que el Festival entrega a los artistas para recaudar recursos en favor de las víctimas de abusos policiales.
La artista ha sido activa adherente a las movilizaciones, incluso participando en el país de una serie de acciones contra el Ejecutivo en medio de su gira latinoamericana durante el año pasado y señalando a la policía como autora de crímenes contra los derechos humanos. Esto último es la causa por la que Carabineros (policía uniformada) solicitó que la artista fuese citada a declarar ante la Fiscalía para ratificar sus dichos, cosa que aún no se concretó.
“Carabineros quiso citarme a declarar porque yo había cometido un delito… Yo pensé que era una broma. He estado muy nerviosa desde entonces, como asustada, pero también me he sentido súper valiente”, dijo la cantante recibiendo los vítores del público. “Es tan difícil quedarse callada… Es que no toda la gente sabe lo que es cagarse de hambre de verdad. Me lo tomé tan en serio para no fallarle a mi familia, a mi pobla, a mi gente”, sentenció en medio de su presentación.
A Laferte se sumó el espectáculo de stand comedy de la actriz chilena Javiera Contador y la solista Francisca Valenzuela, quien hizo un firme llamado a adherir a la huelga feminista del 8 y 9 de marzo.
Unas altísimas cifras de rating cercanas a los 50 puntos promedio, con casi 50 millones de televidentes por jornada sin contar a quienes acceden a través de plataformas digitales, le terminaron de quitar el piso al relato criminalizador de la protesta que mantiene el oficialismo.
Como era de esperar, la intensidad bajó en la tercera jornada, el martes 25, con la presencia de Ana Gabriel y el clásico dueto argentino Pimpinela. Pero la tarea ya estaba hecha, aún con tres jornadas más por delante.
Piñera debilitado ante un marzo de movilizaciones
En enero y febrero, si bien ha bajado la intensidad de la movilización, se ha logrado mantener la tensión en las calles ante los hechos de violencia policial en la represión de las manifestaciones. Primero, los estudiantes secundarios se opusieron a la Prueba de Selección Universitaria (PSU), que se tuvo que rendir en tres ocasiones durante las últimas semanas de 2019 y las primeras semanas del presente año. Después, la muerte de dos hinchas del club Colo Colo, uno atropellado por un carro policial a la salida de estadio del equipo chileno y otro por un disparo en la cabeza durante las jornadas de protestas posteriores.
La fuerte represión de la policía para enfrentar diferentes manifestaciones ha dejado el verano chileno más “caliente” que de costumbre. Aún más cuando ha ido tomando forma la campaña para el proceso constituyente con miras al plebiscito del 26 de abril donde se definirá si el país aprueba o rechaza la idea de tener una nueva Constitución.
El lunes 24 el presidente Piñera, que tiene entre un 6% y un 13% de aprobación, regresó de sus tres semanas de vacaciones y reunió a su gabinete para “iniciar una nueva etapa para el gobierno”. En su primera rueda de prensa, en la que no aceptó preguntas, dio un espaldarazo a la acción de la policía chilena. «Apoyo y gratitud a la difícil labor que cumple Carabineros de Chile y la Policía de Investigaciones en el resguardo del orden público y la protección de la seguridad de nuestros ciudadanos», dijo.
El relato piñerista ha sido replicado por sus ministros, en especial vinculándolo con la situación económica del país. El titular de Hacienda, Ignacio Briones, señaló esta semana que enfrentan un “desafío democrático fundamental, que está amenazado fundamentalmente por la violencia”. “Una violencia que no ha cejado y en particular con un ingrediente extremadamente peligroso, que no hayamos sido capaces de rescatar, que es la legitimidad del uso de la fuerza estatal cuando corresponda», añadió. Y completó que «en un ambiente de no democracia es imposible hablar de reforma tributaria, es imposible hablar de crecimiento económico y por supuesto es imposible hablar de una hoja de ruta social exigente como la que chilenos y chilenas están pidiendo».
El Festival de Viña del Mar logró golpear la puesta en escena del gobierno con miras a las siguientes semanas, a pesar de los “llamados a la moderación” de las autoridades a los artistas y al público. Está la puerta abierta a un mes de marzo con una larga lista de convocatorias a diferentes manifestaciones de cara al plebiscito constituyente del 26 de abril.
* Desde Santiago de Chile
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