18 febrero, 2020
La Fiesta del Tomate Platense realizó su 16° edición en Los Hornos
El evento se llevó a cabo el sábado pasado e incluyó visitas a quintas agroecológicas, feria de productores, intercambio de semillas criollas y otras actividades culturales con el objetivo de defender la diversidad biocultural de la región.


Pablo Arístide
El tomate platense es un símbolo del cinturón hortícola de la ciudad de La Plata y su historia se remonta a los quinteros italianos de la primera mitad del siglo XX, que trajeron los primeros ejemplares de este fruto a la zona. Las familias quinteras fueron seleccionando los tomates, año tras año, según intereses culinarios y necesidades productivas. De esta manera, el tomate se adaptó tanto a las condiciones climáticas como culturales de la región.
Esta variedad local de tomate fue reemplazada luego por variedades que respondían a intereses de mercado como, por ejemplo, poder viajar largas distancias sin deteriorarse. El tomate platense llegó así a estar al borde de la desaparición y con él muchos de los conocimientos y prácticas asociadas a su cultivo y consumo. A través de un proyecto de extensión de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) iniciado en 1999 y gracias a que algunos quinteros conservaban semillas y mantenían la producción, se logró revalorizar y promover su cultivo nuevamente.
Una parte importante de este trabajo de revalorización lo hizo la Fiesta del Tomate Platense, realizada todos los años desde 2005, como un lugar de difusión e intercambio de semillas y saberes.

El sábado 15 de febrero se llevó a cabo la décimo sexta edición en la Estación Experimental Julio Hirschhorn, de la localidad bonaerense de Los Hornos. En el marco del evento se pudo disfrutar de demostraciones de cocina con tomate platense, feria de productores/as, así como un espacio de intercambio de semillas criollas que ofrecieron las y los quinteros de la zona. Durante la jornada funcionó un patio de comidas y se presentaron distintas actividades culturales.
Entre los participantes de la fiesta se encontraba la rama rural del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) de La Plata. Durante la jornada el MTE tuvo el único espacio de venta de hortalizas agroecológicas con un puesto de Pueblo a Pueblo, su iniciativa de comercialización directa. Allí se pudo ver tomate platense, cherry, morrón, berenjena, lechuga, rúcula, kale, acelga, puerro y verdeo, entre otras. Además, ofrecieron conservas y otros productos elaborados en la sala de valor agregado de la organización.
La Fiesta incluyó también la visita a quintas agroecológicas y en transición agroecológica del MTE. Esta actividad fue impulsada por el Sistema de Garantía Participativa que construye la organización junto a la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP, quienes conjuntamente con consumidores, técnicos y productores garantizan que las verduras sean realmente agroecológicas. En el territorio se buscó reflexionar acerca de las competencias de las y los consumidores en el sistema agroalimentario.

Una de las quintas que se recorrió fue la de Fidel quien frente a los presentes manifestó que hace tres años que lleva adelante este tipo de producción en una parcela de una hectárea, en la que siembra una gran variedad de hortalizas. El trabajador rural destacó que a través de la agroecología evita aplicar agroquímicos, y de esa manera, cuida su salud, la salud de los consumidores, su familia y la tierra. Además, se refirió a las ventajas económicas que obtiene al reemplazar los productos nocivos para el bienestar de la población y el ambiente por preparados naturales.
Por su parte, el dirigente del MTE Rural, Wildo Eizaguirre, destacó las características del tomate platense. “Es un tomate adaptado a nuestra zona, que tiene un sistema de defensa muy bueno. Por lo general no recibe ataque de insectos ni hongos, y además nosotros lo protegemos con nuestros biopreparados”, explicó.
El quintero puntualizó que se trata de “un tomate grande, de excelente calidad, jugoso, con un rico sabor y un agradable aroma. El único defecto que tiene es que no se puede manipular demasiado ya que su piel es muy fina”. “Esto nos obliga a establecer canales de comercialización cortos”, detalló.

Por su parte la dirigenta del MTE Rural Valeria Cataldi puntualizó por qué es fundamental el fomento de la producción agroecológica. “Esta propuesta cuestiona el modelo de desarrollo actual e impulsa una alternativa desde una mirada integradora, ya que contempla los aspectos productivo, económico, social y ambiental, con la soberanía alimentaria como horizonte”, dijo.
En ese marco, añadió que desde el movimiento consideran que las y los pequeños productores son “indispensables para garantizar el acceso del pueblo a alimentos saludables y a un precio justo”.
“También buscamos una mayor autonomía de la agroindustria y los mercados concentradores, y propiciar condiciones de vida y de trabajo dignas para las familias productoras y un vínculo más cercano con quienes compran nuestros alimentos”, concluyó.
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