El Mundo

12 febrero, 2020

La FAO anunció un plan contra el hambre en Haití

La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) asistirá a más de un millón de familias haitianas que padecen de inseguridad alimentaria agravada por la crisis política y social que vive la isla desde 2019.

Naciones Unidas implementará en Haití un plan de asistencia con un costo de unos 76 millones de dólares. Pretende satisfacer las necesidades inmediatas y a largo plazo de miles de familias a través de la rehabilitación de sus medios de subsistencia.

La isla ya alcanzó la fase cuatro de emergencia alimentaria, una etapa anterior a la declaración de la hambruna oficial. Los lugares más afectados se encuentran en la zona costera de Grand Anse (suroeste), regiones bajas del Noreste y localidades urbanas del departamento Oeste, que incluye el barrio capitalino de Cité Soleil.

Según informe del Programa Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicado en 2018, desde 1990 Haití no ha mejorado la calidad de vida. 

En ese sentido, según la Coordinación Nacional de la Seguridad Alimentaria actualmente 3,6 millones de personas padecen inseguridad alimentaria de las cuales 1,5 millones lo hacen en grado severo.

En el 2019 el sueldo promedio en el país era de 130 dólares mensuales en un contexto de 20% de inflación, 70% de desempleo, más de 60% de la población por debajo de la línea de la pobreza, congelamiento de salarios y de una devaluación de la moneda nacional de un 30% anual. 

Ante esta panorama, José Luis Fernández, representante de la organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en la nación caribeña, precisó que el organismo suministrará semillas y herramientas para fortalecer la producción agrícola y aumentar la disponibilidad y accesibilidad de los alimentos.

También el Programa Mundial de Alimentos proporcionará transferencias de efectivo en algunas zonas para garantizar la seguridad alimentaria de las familias durante la temporada de siembra, antes de la cosecha.

Asimismo se distribuirán animales a los agropastores afectados por la sequía y establecerán clínicas veterinarias móviles, suministro de pesca y unidades de conservación para favorecer y mejorar la comercialización.

Haití se encuentra desde mediados de septiembre pasado en un estado de insurrección popular permanente ante la crisis socioeconómica que padece y que ha sido calificada como una de las más graves desde el fin de la dictadura en 1986.

Al profundo deterioro de los índices sociales y económicos que dan cuenta de un panorama de extrema pobreza, se le suma uno de los hechos de corrupción más graves de la historia. El desfalco de más de dos mil millones de dólares, casi un cuarto del PBI del país, que involucra al jefe de Estado, Jouvenel Moïse, funcionarios gubernamentales y sectores de la oligarquía y la burguesía comercial.

La respuesta del gobierno ante esta situación ha sido la represión. La misma incluye bandas y grupos criminales vinculados a representantes de la clase política que actúan como paramilitares.

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