Nacionales

3 febrero, 2020

Pueblo a Pueblo: alimentos sanos, trabajo digno, precios justos

La rama rural del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) viene generando distintas herramientas de comercialización que permiten la venta directa de verduras, quesos, miel y otros productos libres de agrotóxicos y accesibles económicamente.

Crédito: Prensa Pueblo a Pueblo

Florencia Trentini y Nicolás Castelli

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Del productor al consumidor

En los últimos años, una modalidad de protesta que tiene como protagonistas a actores que no son habituales en las diferentes acciones colectivas que se desarrollan en los espacios públicos de la ciudad se ha venido repitiendo en las grandes urbes: los verdurazos realizados por movimientos y organizaciones de productores y productoras rurales de los cinturones frutihortícolas periurbanos. En este tipo de protestas, cuando no se regala verdura, suele ser vendida en forma directa, sin intermediarios, para difundir reclamos y reivindicaciones del sector. Y para los consumidores es una estrategia contra la inflación en un contexto económico con indicadores que marcan una fuerte pérdida del poder adquisitivo del salario.

Relacionado con los verdurazos existe otro fenómeno que también cobró una mayor visibilidad por la crisis económica: los circuitos alternativos de comercialización de los trabajadores rurales que venden su producción, ya sea en ferias como en almacenes y puntos de entrega difundidos por las redes sociales. Esto puso de relieve la realidad de los pequeños productores y productoras, eso que se denomina el “otro campo” y también permitió empezar a concientizar sobre qué es lo que se come, cómo se produce, quién lo produce y quién decide su precio.

Con estos objetivos, hace tres años desde la rama rural el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) se generó una herramienta propia de comercialización para evitar a los monopolios intermediarios y llevar a los hogares de distintas ciudades productos agroecológicos. Así nació Pueblo a Pueblo (PaP), un canal alternativo de comercio y consumo que además hace visible el trabajo de miles de campesinos y campesinas que producen gran parte de los alimentos. 

Actualmente PaP existe en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires, La Plata, Junín, Olavarría, Vicente López, San Fernando, Beccar, Boulogne, Florida, Villa Adelina, Villa Martelli, Tigre, Escobar, Lanús, Berazategui, Quilmes y Azul en provincia de Buenos Aires, Posadas y Eldorado en la provincia de Misiones, Lules en Tucumán, Rosario en Santa Fe y en Córdoba capital. En cada uno de estos puntos se entregan distintos productos que buscan valorizar lo local.

En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) las entregas se realizan una vez por mes y ofrecen bolsones de verduras frescas de estación 100% agroecológicas de productores del cinturón hortícola del Gran La Plata, bolsones de pesadas (papa, zapallo y cebolla) de productores de las zonas de Balcarce y Bahía Blanca, miel agroecológica de productores de Escobar, quesos agroecológicos de productores de La Plata, yerba de producción biodinámica proveniente de la provincia de Misiones y comidas elaboradas por cooperativas gastronómicas del MTE. En algunas entregas, según la cosecha, también se incluyen frutas agroecológicas. 

Muchos de los puntos en los que actualmente se llevan adelante las entregas de Pueblo a Pueblo son espacios abiertos por los propios consumidores y consumidoras que se han organizado en nodos para extender la llegada de esta herramienta en centros culturales, escuelas y otros espacios comunitarios, pero también en sus propios hogares. 

Además, como es el canal de comercialización de la rama rural de un movimiento que incluye múltiples y diversas experiencias productivas y laborales de la llamada Economía Popular, PaP articula con otros espacios, como por ejemplo Vientos de Libertad -la rama del MTE que trabaja sobre el tema de adicciones en los jóvenes de los barrios populares- buscando brindar una salida laboral a los pibes y pibas, luego de su paso por alguna de las comunidades terapéuticas que son parte del movimiento.

¿Qué es la agroecología?

La mayoría de los productos de PaP son agroecológicos. Este modelo implica, por un lado, la eliminación del uso directo de agroquímicos sintéticos que suelen tener altos niveles de toxicidad y residualidad, es decir que quedan en las plantas, el suelo y el agua durante mucho tiempo. Esto tiene un impacto directo en la mejora de la salud de productores y consumidores, y a su vez protege el ambiente y genera una relación más sana con la naturaleza. 

Pero además de estos beneficios para la salud y el ambiente, el modelo agroecológico genera relaciones de producción y comercialización más justas, en las que se reconoce el trabajo de las familias productoras y en las que se respeta un precio justo de venta para los consumidores. Esto se genera a través de la venta directa donde los precios son definidos en asambleas con participación de productores, técnicos y consumidores. Del precio de los bolsones de verduras que se venden en los distintos puntos el 80% vuelve a los productores, mientras el resto es destinado a la logística e infraestructura de la herramienta. 

Asimismo, el modelo de producción agroecológico genera y promueve procesos de cooperativismo y organización tanto en las etapas de producción como en la de consumo que se vuelven fundamentales para fortalecer este tipo de propuestas, buscando disputar con el circuito que dominan los grandes terratenientes y poderosos empresarios que deciden qué se come y cuánto se debe pagar por alimentarnos (la mayoría de las veces no sanamente). 

En Argentina el sistema agroalimentario se encuentra fuertemente concentrado en un grupo reducido de empresas nacionales y multinacionales que imponen las condiciones, afectando directamente la soberanía alimentaria y la salud. En rubros tales como los lácteos, el aceite, el azúcar y los fideos, una o dos firmas monopolizan el 80% del mercado. Si se le suma la distribución, la concentración se agudiza en seis supermercados que venden el 58% del total de alimentos y bebidas a nivel nacional.

La propuesta de iniciativas como PaP trastoca todo este sistema, permitiendo la venta directa del productor al consumidor, evitando a los grandes intermediarios que venden a un precio muchísimo mayor del que se les paga a los productores y productoras, y que además termina haciendo que los consumidores deban comprar verduras a precios exorbitantes. 

El modelo agroecológico y Pueblo a Pueblo buscan politizar el consumo. Es un circuito que otorga a los consumidores y consumidoras la posibilidad de decidir entre pagar más por algo que no saben de dónde viene y qué contiene, o pagar un precio justo por alimentos agroecológicos que aporta directamente al trabajo digno de productores y productoras. Es una decisión política que hace que con algo tan simple como comprar bolsones de verdura estemos aportando a la construcción de una gestión alternativa, sustentable y socialmente inclusiva y a una disputa por un modelo productivo que hambrea a los productores, saquea a los consumidores y afecta la salud de todes.

@ositewok y @giusnicolas

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