Deportes

8 enero, 2020

Garrafa, el 10

No hacía falta más que una baldosa para apreciar la magia bajo su suela. El reconocido 10 de Banfield, José Luis “El Garrafa” Sánchez, falleció un 8 de enero de 2006.

Aymar Pérez Grant

COMPARTIR AHORA

“Cuando el ‘Garrafa’ la toca se rompen gargantas en la popular, la gente se vuelve loca, y hasta a la pelota se ve disfrutar”
Tema de Garrafa – Martin Alvarado

Un jugador de esos que entran en la lista de los “pocos”, inolvidables son los recuerdos revividos cada fin de semana en el Sur del Gran Buenos Aires.

El Garrafa se dio a conocer con 19 años. La Primera B Metropolitana tuvo en sus canchas un distinto vistiendo la camiseta de Laferrere, club con el que pasó sus primeros cuatro años de carrera. Después fue a jugar a El Porvenir y se dio el gusto de transitar canchas uruguayas.

Iniciando el año 2000 firmó con Banfield, equipo con el que logró el ascenso a Primera División un año después. El conjunto del sur estaba construyendo un nuevo ídolo, vistiendo la 10 en su espalda y la cinta en el brazo izquierdo el taladro se clasificó por primera vez a la Copa Libertadores en 2005. Con gran fútbol y personalidad, llegó a Cuartos de Final de ese torneo donde fue eliminado por River.

José Luis Sánchez fue su nombre de pila y apodado por su padre con quien trabajaba repartiendo garrafas de gas comprimido, labor que siguió desarrollando aún cuando ya jugaba profesionalmente. Tuvo posibilidades de formar parte del Boca del ´96 dirigido por Carlos Bilardo pero su amor por las motos fue su impedimento, algo similar le sucedió con River.

Es parte de la lista que integran pocos jugadores en la historia de nuestro fútbol, de los que se divertían tocando, de esos que al entrar a la cancha se olvidaban de todo, solo importaba la redonda y el amor a la camiseta. Jugador de potrero y amistades interminables, sueños y alegría que supo contagiarle a su gente.

“El jugador que elegimos para querer”, dijo Alejandro Dolina alguna vez, frase que grafica su trascendencia. Alegró al hincha verde y blanco pero sobre todo al hincha del «fulbo».

Con 31 años sufrió un grave accidente con su moto que le costó la vida, el 8 de enero del 2006 el Sur del Gran Buenos Aires se vistió de negro para despedir al 10.

El Garrafa supo ingresar al corazón de la gente, cuidando el balón con una sonrisa en su rostro. Amó el fútbol y enseño a amarlo. Hoy sigue y alienta desde el cielo como si estuviera sentado en la popular.

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas