Batalla de Ideas

6 enero, 2020

Mujeres que hicieron historia: Josefa Camejo

Revolucionaria venezolana, fue una de las mujeres protagonistas de la guerra de independencia lo que la valió del título de “heroína nacional” y un legado que llega hasta la actualidad.

Carla Martilotta

@CarlaMartilotta

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Josefa Venancia de la Encarnación Camejo nació en el actual Estado venezolano de Falcón, el 18 de mayo de 1791 en el seno de una familia propietaria de una finca agrícola. Realizó sus primeros estudios en la capital estatal, Coro, y más tarde completó su formación en un convento de monjas de Caracas.

Apenas cumplidos los 19 años, Josefa fue testigo del inicio de la revolución independentista de Venezuela. El 19 de abril de 1810 se conformó la Junta Suprema de Caracas, el primer gobierno autónomo de España que se oponía a la imposición del nuevo gobernador, Vicente Emparan, y que sentó un precedente para las revoluciones en Latinoamérica.

La Junta estableció algunos lineamientos para el nuevo gobierno: liberar el comercio exterior, prohibir el comercio de esclavos negros, crear la Sociedad patriótica para fomentar las actividades agrícolas y la celebración de juntas similares en las provincias de Cumaná, Barcelona, Trujillo y Mérida. A pesar del quiebre que significó la insurrección, algunas provincias permanecieron fieles al gobierno colonial, una de estas fue Coro.

Fogoneada por los inicios de la revolución independentista, Josefa viajó a Mérida en 1811 con su madre. Allí, alentada por su tío, el monseñor Mariano de Talavera quien era secretario de la Junta, continuó sus estudios  y conformó un grupo de mujeres que buscaban ser partícipes activas de la lucha armada contra el ejército realista.

En ese marco fue que en 1811 escribió una carta al gobernador de la provincia, Pedro Briceño del Pumar, para pedirle que las tenga en cuenta para la batalla. Bajo el título «Representación que hace el Bello Sexo al Gobierno de Barinas», el documento expresaba: “El sexo femenino, Señor, no teme a los horrores de la guerra: el estallido del cañón no hará más que alentarle: su fuego encenderá el deseo de libertad que sostendrá a toda costa en obsequio del suelo patrio”.

“El sexo femenino, Señor, no teme a los horrores de la guerra: el estallido del cañón no hará más que alentarle: su fuego encenderá el deseo de libertad que sostendrá a toda costa en obsequio del suelo patrio”

Josefa camejo

“En esa virtud y deseando alistarse en el servicio para suplir el defecto de los militares que han partido a San Fernando, suplican a V.E, se sirva tenerlas presente y destinarlas a donde le parezca conveniente bajo el supuesto de que no omitirán sacrificios que conciernan a la seguridad y defensa”, agregó.

La respuesta del gobernador fue ambigua y poco satisfactoria. “Dénsele al ‘bello sexo’ las más expresivas gracias, insinuándoseles el agrado con que el gobierno ve sus sentimientos nacidos de un verdadero amor a la patria, a cuyo servicio se destinará con oportunidad, ocupándosele de los negocios que se considere más útil», escribió. Y añadió: «No puede concebirse que actúen por sí mismas, porque su seguridad está en peligro, porque individualmente se consideran capaces de hacerlo. Hasta en el sacrificio se asume que la mujer lo ofrece por otro y que está obligada a él, por la condición que resulta de su relación con algún hombre”.

A principios de 1813, Barinas fue asediada por tropas realistas al mando de José Antonio Puey, por lo que la población debió exiliarse en San Carlos, Colombia. De esa travesía participaron Josefa y su madre, quien murió ahogada cuando cruzaba el río Santo Domingo.

Una vez en San Carlos se unieron a las filas de Rafael Udaneta –libertador colombiano– en la misión a Nueva Granada donde Josefa se vistió de hombre para poder participar de la contienda, dedicándose a cuidar a los enfermos y curar a los heridos en batalla. Después de cuatro años volvió a Venezuela.

En 1821 y ya radicada en su Paraguaná natal, se puso al frente de 300 esclavos a los que guió a la rebelión contra el gobierno realista de la provincia de Coro, pero fueron derrotados. En mayo del mismo año cambió la estrategia y con tan solo 15 hombres fue en busca del gobernador Chepito González y lo derrotó y apresó en Pueblo Nuevo.

Allí, el pueblo eligió al nuevo gobernador republicano: Mariano Arcaya. Tras el nombramiento, Josefa leyó el manifiesto que declaraba libre a la Provincia de Coro y en el que se juraba fidelidad a la República. Fue su talento estratégico para planificar y dirigir acciones de guerra lo que la valió de título de heroína de la independencia. Tras el acto, volvió a su finca, donde falleció entre 1861 y 1862, aunque nunca se pudo encontrar su tumba ni los datos certeros de su muerte.

En su honor, el 8 de marzo de 2002 y en conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el comandante de la Revolución Bolivariana Hugo Chávez Frías presidió el traslado de los restos simbólicos de Josefa Camejo al Panteón Nacional.

En 2005, a poco de cumplirse el bicentenario de la Independencia, Chávez dijo: “En estos próximos años no haremos sino incrementar el esfuerzo, con la consigna de la independencia política, económica, tecnológica, social, cultural, seguiremos trillando estos caminos de la integración y de un nuevo orden democrático verdadero, nuevo orden político basado en el poder originario y soberano de los pueblos, en la soberanía de los pueblos, en la estructuración de nuevos o de un nuevo orden político, democrático, mucho más participativo que meramente representativo. En ese camino avanzamos, en ese camino avanzaremos y venimos aquí hoy 5 de julio día de la Patria, día de la Nación, día de la Independencia a retomar fuerzas para seguir la marcha y para que como lo hemos dicho en distintos escenarios y en distintas ocasiones en esta nuestra América”.

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