Cultura

31 diciembre, 2019

“Ya no quiero esto” experiencias e insumos para un feminismo popular

Un libro que surgió de más de cuatro años de dictado de talleres comunitarios pero, sobre todo, de la escucha de testimonios de mujeres, juventudes y disidencias violentadas.

Merlina es diseñadora gráfica y militante del feminismo popular. Durante años dictó talleres de prevención de violencias, auto conocimiento y crianza en la biblioteca popular Nuestra América donde coordina el espacio “Círculo de Mujeres” donde se tratan diferentes temáticas para terminar con los modelos vinculantes violentos.

El libro surgió a partir de su formación intelectual pero sobre todo de la experiencia adquirida del intercambio en el territorio. “Siento que por fin se conjuga mi profesión y mi militancia en esto que es un proyecto que es ambicioso, porque espero poder estar aportando una herramienta de cambio concreta”, cuenta a Notas sobre el objetivo del libro.

Ya no quiero esto está narrado de una forma totalmente novedosa. Además de estar escrito en lenguaje inclusivo, cuenta con poco texto y las imágenes son el centro de la escena. “Me di cuenta que me ayudaba mucho explicar mediante dibujos, los hacía a mano en pizarrones, o llevaba afiches y fibrones, hay un índice muy alto de analfabetismo en los barrios, sobre todo tratándose de mujeres, que obviamente son más golpeadas por las crisis y las carencias”, así Merlina describe un libro que espera se transforme en una herramienta para contribuir a la concientización y formación en cuestiones de género para colectivos históricamente excluidos.

«El uso de lenguaje genérico en el libro tiene como intención no encasillar a nadie, ya que todos, todas y todes podemos estar representadxs aquí. Las cifras de casos de violencia de género reflejan la cultura machista en que vivimos de forma tajante, siendo históricamente las mujeres y niñxs el enorme mayor porcentaje de las víctimas. Pero el machismo no es exclusivo de las relaciones heterosexuales ni de los varones, y muchas veces todxs reproducimos esa cultura. Podemos cambiarlo», agrega.

Definitivamente, es la cocina del producto lo que lo dota de valor especial. El conocimiento propio se hizo a un lado cuando la escucha tomó protagonismo y las experiencias colectivas se hicieron eco de la teoría para mostrar la realidad de un flagelo que afecta a todes. “Aprendí mucho, por ejemplo, que el feminismo en el campo popular se practica aunque no se defina como tal, que las mujeres y disidencias tejen sus redes y estrategias para apoyarse entre sí”, afirma.

Los dibujos, las experiencias y la narrativa decantan en un mecanismo de “comunicación artesanal” – como ella lo describe- que espera sea utilizado como insumo para talleres futuros que permitan seguir sosteniendo la autogestión.

“Los talleres los doy siempre gratis pero se me ocurrió poder cobrar algunos para quienes quieran ser solidarios y quieran regalar formación”. En este marco es que el libro se edita, publicita e imprime de manera independiente, lo que permite mantener un precio bajo en comparación con el mercado.

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