Derechos Humanos

18 diciembre, 2019

6 Claves para entender la lucha de las cárceles en el país

Batucadas, banderas colgando desde las enormes ventanas, distintos métodos de lucha alrededor de la huelga de hambre que arrancó el 5 de diciembre en distintas cárceles de la Provincia de Buenos Aires y que pronto se extendió por todo el país, incluido el Complejo Penitenciario Federal de Devoto en la Capital Federal.

Crédito: Antonella Álvarez

Soledad Maldonado y Facundo Guarido

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El conflicto en las cárceles surge a partir del deterioro de las comidas que reciben las personas privadas de su libertad. Esto se debe a la falta de pagos por parte de la ex gobernadora María Eugenia Vidal a las empresas proveedoras. A esta situación se le suma el padecimiento de una superpoblación carcelaria con un hacinamiento creciente, la falta de atención básica de salud y el incumplimiento de derechos como el acceso a salidas transitorias y asistidas contempladas en la progresividad de la pena.

En este marco, los pasillos del Centro Universitario de Devoto (CUD) tienen en estos días una atmósfera distinta, se va notando con el correr del tiempo las consecuencias físicas de llevar adelante una pelea de largo aliento y esfuerzo: no comer causa cansancio, palidez, desmayos. Sin embargo en un día especial, se entregan varios diplomas por distintos cursos y talleres que se realizan cotidianamente allí. 

Los relatos de los compañeros detenidos dan cuenta de las claves para entender la lucha de las cárceles.

1. El carácter nacional e internacional

Alejandro, conocido como Mancuso, forma parte del Sindicato Único de Trabajadores Privados de la Libertad Ambulatoria (SUTPLA). “La situación que se vive actualmente en las cárceles argentinas no tiene precedentes, ni en la época de la dictadura, ni después en la democracia, hubo el nivel de hacinamiento que hay ahora, el nivel de falta del tratamiento del Estado de recursos es terrible. El presupuesto nunca llega, lo que se supone que debe ser no es en la prisión, la cárcel es el mundo del revés”, comentó.

“Chaco está toda en huelga, la 11 y la 7, las cárceles de Mendoza las dos, la federal y la provincial, en Córdoba estamos en contacto con Bouwer, con la Cárcel de Cruz del Eje. La Provincia de Buenos Aires casi toda en huelga. Acá en el ámbito Federal tenemos las dos cárceles de mujeres, la 4 y la 31, la 19, el complejo 1 de Ezeiza, el Complejo de Marcos Paz, Devoto. Viedma, Río Negro, Roca, Senillosa, y se siguen sumando”, explicó Mancuso. 

Asimismo destacó que “las cárceles chilenas están exigiendo, pidiendo lo mismo que las argentinas”. “Creo que esto nos trasciende a todos ya, creo que es el momento donde los que realmente tengan interés de que no solamente el país sino la región crezca y tengamos más derechos como sociedad porque si hay algo que está demostrado es que el castigo fracasa, es hora de que busquemos nuevas soluciones”, completó.

2. La Emergencia Carcelaria

Hacinamiento y sobrepoblación; esas son palabras que definen el día a día de cada uno de los penales. En ese sentido Mancuso remarcó la profundización de la vulnerabilidad durante el proyecto neoliberal de Mauricio Macri de los últimos cuatro años: “Hay desastre afuera, imagínense esa devastación en las prisiones, donde todo es más concentrado y las consecuencias son peores”. 

Este año se declaró la Emergencia Penitenciaria como respuesta a los altos niveles de sobrepoblación, ue supera el 300%, pero sin embargo esta discusión se lleva en un escritorio que no incluye a quienes realmente padecen las consecuencias de estas condiciones inhumanas de vida ni la violencia sistémica que caracteriza a las prisiones. 

Uno de los principales reclamos quienes están privados de su libertad es participar, ser parte del debate en la mesa de emergencia.

3. Reformas que no solucionan nada

“¿Qué decir del ministro de Justicia saliente? Decreta la emergencia penitenciaria y se lava las manos, ‘no tengo plata, hay que construir más cárceles’”, cuestionó Mancuso. Es que la actual emergencia penitenciaria no es otra cosa que el resultado de una serie de reformas de larga data. “Esto viene desde 2004, cuando toma la gestión Kirchner y pasa lo de Blumberg. Luego de esto sube Macri y con la Ley de Flagrancia y la modificación de la Ley 24.660 de Ejecución de la Pena se desató el desastre actual”, agregó el entrevistado. 

Con la Ley de Flagrancia “te detienen y al otro día te condenan”, detalló. Se trata de un proceso que se lleva a cabo “en un día”. “¿Y el derecho a la defensa qué onda? Indefectiblemente termina en hacinamiento esto”, añadió.

Sobre este punto Maximiliano, estudiante del CUD y uno de los tantos en plena huelga, acotó sobre la Ley 24.660: “Uno de los puntos que no se están cumpliendo es el de estímulo educativo. El artículo 140 de la Ley de Ejecución de la Pena favorece el acceso a salidas transitorias y asistidas a través de estímulos educativos, como terminar la secundaria, hacer una curso, una capacitación laboral, y no se están cumpliendo”. 

4. La urgencia de mejorar los tratamientos de salud y acompañamiento psicológico

Se supone que el tratamiento que se les da a las y los presos debe buscar como horizonte una ‘reinserción’ (como si no fuesen parte presente de la sociedad), un acompañamiento que logre una mejora, encontrar soluciones. Pero esto está lejos de cumplirse.

“No hay tratamiento individual, es mentira, nunca hubo un tratamiento individualizado. Sino que me expliquen cómo puede una psicóloga atender 500 pacientes por día. No es posible, fácticamente no es posible”, denunció Mancuso. “Entonces el tratamiento es un papelito, un acta que nos califica cada tres meses, no saben ni quién sos, ni qué haces”, subrayó. 

Esta problemática es una de las principales demandas de la huelga. Para resolverla se necesita personal, recursos, y la decisión política de que las cárceles sean lugares de transformación. Que se salte de los discursos a medidas concretas y que dejen de ser tratados como una plaga, como un simple número a tachar.

“Acá por ejemplo si vas a atenderte en enfermería es un trámite, porque vos te podes estar muriendo que no te sacan; hasta que no te morís no te sacan”, contó Maximiliano. Y explicó que si alguien se enferma y se dan cuenta tienen que reclamar para que lo saquen, “porque pareciera que funciona así”. “Si no reclamas, si no protestas por lo que querés o lo que necesitas te ignoran totalmente, si lo pedís bien, si le sacas una audiencia para que te atienden nunca llega. Si le haces una denuncia te atienden, pero te tratan mal porque los denunciaste”, detalló.

5. El tratamiento mediático, la cultura de la mano dura

Las personas privadas de su libertad luchan contra dos obstáculos ya que constantemente los medios de comunicación los demonizan, reproduciendo un mensaje de violencia, de venganza, de mano dura y castigo. En simultáneo, en contextos de urgencia como el actual, los invisibilizan. 

“Sale a robar un pibe y lo linchan en la calle, pero en realidad ese pibe se está drogando, y la droga es un negocio de la gente que está mucho más arriba de todos nosotros, que está exterminando a todo un grupo de pibes de la clase baja, y no están pudiendo ver eso porque le meten eso en la cabeza, que somos nosotros, pero en realidad es un problema de la sociedad también”, sostuvo Mancuso. 

“Los que están arriba saben cómo solucionar esta clase de problemas, saben que la educación es fundamental para poder mejorar, pero el que está arriba para qué va a querer mejorar las cosas, para qué va a querer que haya igualdad, no les conviene que haya igualdad, por eso siempre sigue siendo el sistema el mismo, la represión  y se siguen vulnerando los derechos”, remarcó.

6. La lucha contra el traslado

Hace un tiempo se anunció el traslado de la Cárcel de Devoto. Una de las posibles consecuencias de esta medida inconsulta, votada a espaldas de quienes habitan el ámbito penitenciario, es la posibilidad inminente de perder el CUDA. Todo para un negocio inmobiliario más del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. 

Este enorme espacio de aprendizaje y resistencia, en palabras de Maximiliano, es un poco de libertad: “El CUD significa eso, empezar a descubrirme, a conocerme, a través de libros, a través de la experiencia de otros, a abrir la mente, leyendo, escribiendo, estudiando, empezar a ver otra realidad. A ver una realidad que no conocía, yo pensé que ser ladrón iba a ser para toda la vida. Que era lo que era y nada más. Sin embargo hoy descubro que sí puedo ser alguien, que sí puedo alcanzar una carrera. Llegar a la universidad para mí era algo imposible, a los 13 años ya había dejado el secundario, así que ya era imposible”.  

Como muchos de los compañeros señalan, Devoto es también espacio de la memoria, por la masacre vivida en el pabellón séptimo sucedida el 14 de marzo de 1978, en plena dictadura y como tal un lugar a resguardarse y defenderse. 

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