17 diciembre, 2019
Las nocturnas no se cierran
Hace poco más de un año el gobierno porteño intentó eliminar las escuelas que funcionan en el turno noche y son una alternativa fundamental para personas que trabajan. Si bien se logró frenar ese avance, ahora las autoridades buscan reformar el plan de estudios de esas instituciones de manera inconsulta.


Alicia García Tuñón*
El 15 de diciembre de 2018, el Ministerio de Educación de la Ciudad, anunciaba el cierre progresivo de las escuelas nocturnas de 4 años y de varios cursos en el resto de las escuelas de turno noche.
Era la primera vez en la historia de la Ciudad que un Gobierno, en lugar de abrir escuelas, decretaba su cierre.
La Resolución 4055 cayó como un balde de agua fría en la comunidad educativa pero la reacción no tardó en llegar. En los últimos días de ese mes se hicieron tres paros e innumerable cantidad de asambleas y enormes movilizaciones al Ministerio de Educación.
El cierre decretado no sólo dejaba sin trabajo a cientos de docentes sino que fundamentalmente dejaba sin clases a muchos jóvenes y adultos de los sectores más desprotegidos.
El 27 de diciembre, la Legislatura intentó sesionar para tratar el tema pero el bloque del PRO no dio el quórum necesario.
El descanso de enero se vio interrumpido una vez más durante el gobierno macrista, por semaforazos, asambleas y movilizaciones de docentes y multisectoriales en defensa de la educación.
Ese verano el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, se lanzó a hacer charlas con “los vecinos” como gusta llamarlos, en los barrios. En cada uno de los encuentros, fue interpelado por estudiantes y docentes. Cada falta de respuesta y mentiras del funcionario fueron filmadas y viralizadas en las redes. El desprestigio en aumento hizo que dejara de ir a los barrios y se llamó a silencio.
Hasta los medios masivos comenzaron a criticar la decisión gubernamental. Nelson Castro tuvo un fuerte cruce con Soledad Acuña, ministra de Educación de la Ciudad, y calificó de “disparate” la medida. También le preguntó si era docente y ante la negativa le espetó: “Se nota. Solamente alguien que no es docente puede decir lo que usted dice”. “Esto es una vergüenza”, concluyó el periodista.
El 30 de enero, finalmente, el Gobierno porteño derogó la Resolución 4055 y convocó a una mesa de diálogo con los directivos de las escuelas para tratar la transformación del plan de estudios.
Todo indica que la salida del Ministerio de la subsecretaria de Coordinación Pedagógica, Andrea Bruzzos, y de la directora de Educación Media, Patricia González, se debió no sólo al desprestigio y revuelo en el que se vio involucrado el jefe de Gobierno sino a que tampoco pudieron sostener la medida. La comunidad educativa les ganó la pulseada.
Para la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), estas mesas que se formaron para trabajar hasta julio fueron una farsa. Desde el sindicato denunciaron que “sólo hubo bajadas de power point, sin dar lugar a las propuestas, sugerencias y reclamos llevados desde cada una de las escuelas”.
Para Carlos Betancor, director de la Escuela de Comercio N° 26 DE 1° “nunca se tuvo en cuenta el perfil del egresado ni qué tipo de estudiantes concurren a estas escuelas: trabajadores y trabajadoras precarizadas, recicladores urbanos, jóvenes con alta vulnerabilidad”.
Durante cuatro meses no hubo nuevas convocatorias para definir y regular cómo se adecuarían los planes de estudios. El 8 de diciembre el Ministerio dictó la Resolución 5810 para implementar un nuevo Plan. Nuevamente se hizo sin tener en cuenta la voz de las escuelas.
Los contenidos curriculares son los mismos que los de la Nueva Escuela Secundaria de las escuelas diurnas pero comprimidos en cuatro años. Incluyen educación física y arte en contraturno sin tener en cuenta la imposibilidad de cursada para los y las estudiantes de escuelas nocturnas.
Otra de las novedades que se proponen es la cursada virtual de parte de las asignatura, por ejemplo, para Matemáticas de 4° año se indican tres horas presenciales + cinco semipresenciales o materias cuatrimestrales como Historia de 4° año que se cursaría en el 1° cuatrimestre con dos horas presenciales y dos semipresenciales.
Puede ser interesante la propuesta semipresencial aunque la mayoría de los estudiantes no tienen computadoras y por sus trayectorias escolares fallidas necesitan un acompañamiento más cotidiano por parte de sus docentes.
Por último, muchos trabajadores y trabajadoras de la educación pierden horas de clases ya que sus materias desaparecen sin que se haya dado una discusión pedagógica de la reforma.
Al cumplirse un año del intento de cierre de las escuelas, la UTE sacó un comunicado en el que expresó: “Estamos en estado de alerta y mantenemos en pie cada uno de nuestros reclamos: cumplimiento del estatuto docente, rechazo a cualquier intento de precarización laboral, de pérdida de puestos de trabajo o de deterioro de los contextos de enseñanza-aprendizaje”.
* Referente de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE)
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